Estas líneas...

+ Uribe y su campaña; Lorena, el reto que va más allá de una diputación; “El Gato” (PRI-Verde) y Porfirio (MAS) comparten eslogan; Villegas ya confronta

 

GUAYMAS, Son.- El ambiente sugería organización, el orden con el que el anfitrión se desempeña y por lo cual su vida empresarial es exitosa.

Diez días antes, Ernesto Uribe Corona entregó personalmente, charla explicativa de por medio, la invitación a un desayuno donde anunciaría por qué y para qué, quiere ser alcalde de Guaymas.

En 70 minutos entendí. Mucha información de por medio, impecablemente expuesta por el panista titular de Obras Públicas en los 90, Jorge Falcón Franco, experto en estos menesteres. Es ese mensaje que los guaymenses de a pié vamos a entender muy bien, luego del grave problema de no poder exigir nada a la autoridad por el caos que vive la ciudad, porque se nos vuelven en contra. Es que quienes cobran por resolver esos problemas no lo hacen, por la común práctica de multiplicar loas a quien, por firmar los cheques, creen que es su jefe.

Y si el jefe no les dice, no trabajan. O lo hacen solo donde el jefe les dice. Pero olvidan quién es el jefe. Se los recordaré: El jefe es el ciudadano que paga impuestos para verlos regresar en servicios; ese ciudadano que enfrenta inseguridad pública, vialidades destrozadas, basura en cada esquina, nula promoción en deporte, arte y la cultura y… para qué seguir.

Ernesto explicó bien cómo el recurso se vuelve humo. Programas federales, del Estado o Municipio se volvieron la principal fuente de ingresos de empresarios y políticos de escasa probidad.

Ese será, le dije, su principal problema: si lo dices, no te apoyarán.

“No los necesito”, dice convencido.

Te enfrentarán.

“Ya lo hacen”.

¿Ninguno te quiere ayudar en la cruzada? le interroga una reportera:

¿Los ves aquí?

No. No estaban allí.

Así que, con eso que dijo, Ernesto Uribe enfrenta ahora el dilema de que la gente lo entienda o no. Si lo entiende, entonces sabrán que el candidato independiente a alcalde sabe cuál es el problema de Guaymas –en singular, EL PROBLEMA, porque solo es uno, que lo engloba todo—, pero si no lo analizan y entienden, los votantes no le darán oportunidad de aplicar soluciones.

Seguirán las cosas como están y no parece que estén muy bien. A menos claro, que empeoren, en caso de que los favorecidos por el caos provocado, haga que tenga éxito la extorsionadora expresión “pudiéramos estar peor”.

Por la noche, Ernesto Uribe y su gente completaron la marcha y mitin –les fue muy bien-- tras el cual se presentó un grupo musical. Un evento como hacen todos, más o menos, excepto los que no tienen con qué pagar. Lo harían, si tuvieran.

No era cualquier grupo. La Tierra, de Cajeme, músicos de añeja presencia y magistral desempeño. Ah, qué música. Tocan con maestría tal, que lo hacen parecer fácil. Y por medio de ellos deja, Ernesto, su mensaje cuando me ataja y dice: “espérame, voy a pedir una canción que me gusta”.

Lidió esa canción como cada vez que están cerca. Es, para él, como un himno:

Empiezan lo acordes, la gente grita, aplaude y surge el mensaje. Alusivo, como para que lo capten los demás candidatos al puesto al que Uribe el Independiente aspira.

El tema habla de búsqueda, de gente que quiere una imagen, una escultura, pero esos hombres ciegos, ven en la oscuridad al filósofo (¿Lo recuerda: Filosopher, de “Yellowstone”?), al que preguntan si sabe a dónde ir. Quiere, quien cuestiona, confirmar que van a un buen sitio, ante la siempre existente necesidad humana de seguir a alguien.

Quiere saber si puede el filósofo sobrevivir el mundo que enseña, si todos podemos vivir en el mundo que predica. El símil del mensaje con el de Ernesto Uribe, es ese:

Cada candidato de los que buscan el cargo de Presidente Municipal ¿puede decirle a la gente que lo siga, que va por buen camino, que tendrá un buen resultado?

Siempre, el ciudadano, como ser humano que es, busca a quién seguir. Estos personajes que ahora le buscan pidiéndole el voto ¿Son merecedores de esa confianza? ¿No serán causa de más años de engaño u omisión; mala intención o falta de capacidad; de falla como consecuencia?

En eso deben pensar sobre todo quienes han llegado y olvidan que en el beneficio primero está la colectividad. Si no pueden, algunos como casos probados y fallidos, a qué van.

Buen mensaje, el de Ernesto, el empresario de moral incuestionable y con muchos ejemplos de qué hacer para que Guaymas recupere su grandeza de antaño.

CORTOS:

1.- Lorena Garibay Ulloa no solo llega a buscar la diputación local por el XIII Distrito.

Viene a demostrar lo que puede hacer por Guaymas, para mantener en alto el apellido que desde los años 30 del pasado siglo se liga al esfuerzo por el crecimiento y bienestar del Municipio.

Don Leopoldo, su bisabuelo, fue alcalde; Oscar, su abuelo, alcalde y diputado; su tío Marcos ya habría sido, pero una lucha por los pescadores de Guaymas le confrontó con el poder empresarial y quedó pendiente esa meta.

Lorena va por esos logros. Tiene con qué la aspirante al Congreso. Lo demuestra en su agenda de acercamiento con la gente.

2.- Un periodista comprometido con la verdad, José Luis Villegas Cosío, cuestiona: ¿Quién plagió el eslogan de campaña “Guaymas merece más”?

El candidato a alcalde por el partido estatal Movimiento Alternativo Sonorense (MAS), Porfirio Villa Brito, lo usó al presentar, el sábado, su propaganda electoral.

Pero también lo presentó el aspirante de la coalición PRI-PVEM-PANAL, el “verde” Luis Alejandro “El gato” Bárcenas, en su arranque al día siguiente.

A ver si lo explican, sobre todo el experto en estrategias de mercado que dio muestras de ir por una campaña fuerte, con un frente amplio, pero le afectaría si su ingenio es tan corto como para piratear un lema, si es el caso.

Ah, ya se dio lo esperado: confrontaron los candidatos a alcalde y diputada local, con el coordinador conjunto de esos colores, Manuel Villegas Rodríguez, el diputado que tampoco renunció para irse a la campaña.