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+ Regidores riñen a grito abierto; el manto de la corrupción los arropa, acusan; de lo mismo señalan a funcionario estatal; alcalde de Puerto Peñasco pone ejemplo de gestión; el “Dorado Derby”, un torneo de pesca que atrae turismo; poner orden en la pesca de aguamala, tema que impulsa el diputado federal

 

GUAYMAS.- Antonio Pintor se indignó cuando José Luis Portillo hizo suponer que recibe dinero sucio.

Ambos se beneficiaron del triunfo de López Obrador que canalizó el descontento nacional para ganar la elección de 2018, volviéndose regidores. En nueva sesión del Cabildo, replicaron sesiones previas: acusaciones mil entre quienes dicen defender al pueblo y quienes defienden a la alcaldesa Sara Valle por darles chamba.

Y cero acuerdos. Creo que solo han aprobado, mayoriteo de por medio, anuencias para vender cerveza y contratos con empresas fantasmales que facturan por hacer nada.

El caso es, de nuevo uno de los regidores buenos –de 21, que nos cuestan millones --, el profesor Portillo, les dijo que por favor respeten la ley. Ese es el problema. Les pide por favor en lugar de acudir al Ministerio Público con los pelos en la mano a denunciar cómo se saquea la comuna.

Por cierto, otro eterno gritón es Ernesto Uribe, quien acudió a la sesión con dos ratas de plástico, para dar énfasis a sus interminables acusaciones de corrupción.

Dice Uribe que él sí denuncia, pero quizá expone testimonios documentados o no, ante el Fiscal Anticorrupción, el señor del nombre al revés –como el camino que sigue para castigar corruptos--, Odracir Espinoza. Luego se queja de que no lo pelan o no quieren intervenir.

Uribe no entiende que la FAS difícilmente sabe qué ocurre fuera de Hermosillo, por no decir más.

Si no fuese así, habría castigado ya a funcionarios que, por ejemplo, inducen la proliferación de carros chuecos; o autobuses de pasaje sin placas; o funcionarios del sector salud que trabajan ¡24 horas diarias! como el director del Hospital General de Guaymas, donde sigue la mata dando en eso de hacer negocio particular con el recurso público.

Abundo, pues para el público, ya ven, nunca es suficiente:

El médico Jesús Benítez Núñez cobra –caro, por cierto, bonos y compensación incluida-- en la Secretaría de Salud como director de ese hospital que urge sanear, donde se supone que labora 12 horas diarias.

Pero se pone en duda su honestidad cuando cobra también en el IMSS un cheque federal por “trabajar” lunes, miércoles y viernes de 08:30 de la noche a las 07:20 de la mañana.

Y por si algo falta, el ISSSTESON lo refugia –aquí es donde debe indagarse lo peor de lo que le acusan, para encontrar la obligada carga de la prueba-- como médico general, con horario de 2 de la tarde a 09:30 de la noche. Nunca duerme, pues.

Parafraseando a Derbez: que alguien me explique. En este caso a Odracir; igual al “ronco” de la obregonense colonia Ladrillera de Cajeme, Miguel Ángel Murillo, contralor estatal, pues el sentido común lo dice y la regla operativa lo confirma, el chambeador señor Benítez incumple la compatibilidad de horarios que establece esa contraloría. Le roba al pueblo pues.

Y si usted cree que Sara Valle es dueña de la patente del nepotismo, don Benítez seguidor del juramento de Hipócrates, aprovecha el poder que le confiere su cargo y en el río revuelto dio nombramiento del nivel directivo a su pareja.

Cosas así explican por qué la mapachería priísta lanza tanto obús contra el “Peje” López Obrador. Si los descubren, se supone que se van, pero en este caso son cargos estatales y el dominio de los prociónidos persiste en perjuicio del pueblo, así que debieran comenzar por el IMSS.

Pero estábamos con los regidores que se hacen empleados del alcalde en lugar de servir al pueblo.

Portillo, el regidor bueno, acierta al señalar a varios compañeros como cómplices de lo que se hace con las cuentas municipales, donde persiste la influencia del despedido extesorero Santiago Luna García.

Sugirió que la Comisión de Salud, responsable de autorizar anuencias para vender alcohol, se habría coludido en corrupción. La versión es que los empresarios tenían listo un millón de pesos “para que nada se atore”. Hasta culparon a una funcionaria, audio de por medio, de confirmar ese tema.

Pintor a gritos exigió pruebas y si las hay, de que ha recibido “un solo peso” ilegal, renunciaría de inmediato.

Pronto le recordaron que ser regidor y no darse cuenta de lo que ocurre, sería corrupción, como eso de aprobar todo a cambio de viaticar, obtener empleo para familiares y amigos, etc. Igual le recordaron que él también acusa sin prueba, como hizo durante la protesta de vendedoras yaquis que trabajan por fuera del Mercado Municipal, a quienes intentan retirar del lugar para ayudar a vendedores “saristas”. Las acusó de recibir dinero para agredir a la señora Valle y no aportó las pruebas que ahora exige.

Obviando detalles, me centro en la nueva sesión del Cabildo para confirmar que no tienen remedio. Ese extremo debiera conducir a mejores cosas, pues no hay respeto a la regla y las leyes parecen no contar en las decisiones de la comuna, donde la duda sobre el destino del dinero público es tan grande que ya arropa a la vieja casa de piedra.

TIROS RÁPIDOS

1.- Ernesto Munro López viene el martes a Guaymas. Hablará del Municipio cuyo Ayuntamiento preside, Puerto Peñasco, a partir de sus ventajas para la inversión. “Vende”, el Kiko, su suelo para mantener el crecimiento que le hace sobresalir en el noroeste del país. Eso es bueno, mientras otros Ayuntamientos se envuelven en chismes y hunden más a la gente.

2.- El torneo de pesca “Dorado Derby” llegó exitoso a su edición siete y consolida una meta ideada para lo que ya resulta: atraer turismo y generar beneficios en medio de una convivencia ejemplar.

Por ello el evento tiene apoyo estatal y se hizo parte de la agenda nacional. Y confirma acierto en la planeación de un mejor futuro para San Carlos, por parte de Roberto Lemmenmeyer y aliados.

3.- La pesquería de aguamala es la única que no cuenta con certificación y el diputado federal Heriberto Aguilar Castillo gestiona ante la COFEPRIS un protocolo para alcanzarla.

El 80% de la aguamala que llega a China proviene de Sonora, pero la falta de certificación la abarata, pese a lo cual representa cada temporada unos 750 millones de pesos. Esta semana funcionarios de COFEPRIS visitaron la entidad y confirman que está listo el protocolo para alcanzar el logro “muy pronto”, aseguró Aguilar.