Banner

MIGUEL ESCOBAR

GUAYMAS, Son.- Empecé a admirar a Miguel Escobar Valdez desde que un día, a finales de los setenta del siglo pasado, nos presentara Don Jaime Escobar Morales en la afamada librería “Amado Nervo” del Puerto de Guaymas.

Desde un principio, me cautivó su amplia cultura, el conocimiento al dedillo de la historia de Guaymas y su visión de los problemas estatales y nacionales. Miguel, siempre un tipo interesante, con profunda vida interior e intensa, ameno y cordial.

En ese momento era el director y jefe de redacción del periódico LA GACETA de larga tradición e historia en el Puerto. Después seguiría con un documento semanal de circulación restringida -sólo para suscriptores-,muy útil llamada LA CARTA ESCOBAR.

Eran frecuentes nuestros diálogos, y todavía más, las tertulias que al calor de una buena cena o un buen tinto, en los lugares típicos de Guaymas nos juntaran semana a semana tanto a Miguel como a mi, y a los amigos de la época y de ahora como Agustín Rodríguez,Esteban Cházaro, José Luis Bórquez, Jorge Luis Fernández, Miguel Payán y Alfonso Ayala entre otros.

A principios de los noventa,Miguel optó por trabajar en el servicio exterior mexicano. Salió de su amado Guaymas y se aplicó como pocos con un gran profesionalismo a tareas de comunicación social en el exterior (Los Estados Unidos) cuando México requería de interlocutores capaces y hábiles con los medios de comunicación en una etapa donde se fraguaba el TLCAN y había que defender al país poniendo los puntos sobre las íes, en los temas torales entre ambas naciones, tales como el de los migrantes, los intercambios comerciales  la ecología y la seguridad Fronteriza entre otros.

Como hablaba y escribía muy bien en Inglés y en Español,Miguel no tardó en ganarse un espacio en las estrategias de comunicación del gobierno de México  a través de la Cancillería, y se movió como pez en el agua en las representaciones diplomáticas de México en Caléxico,San Diego,Los Ángeles, Sacramento, Washington, Atlanta, Phoenix y otras latitudes, y por muchos años los habitantes de Douglas y Yuma en Arizona-hasta hace 3 años- vieron en Miguel a un Cónsul de México siempre jugándosela por los intereses de México y los mexicanos con gran eficacia y vocación de servicio. En todas sus representaciones diplomáticas, -por una u otra razón-, me tocó visitarlo allá donde estaba, y eso me dio la oportunidad de verlo trabajar, siempre se movía como pez en el agua; activo, servicial y atinado en su desempeño como pocos, con un gran profesionalismo.

Como escritor de varios libros, algunos ya clásicos, era un perfeccionista del idioma español y un polemista ágil y temible. Como redactor y Consejero cultural era único.

Frecuentemente requerido por editoriales y medios de comunicación para que opinara de los temas fronterizos, se desempeñaba dando clases y asesorando proyectos, siempre buscado por la legión de seguidores y alumnos-entre los cuales me conté siempre-,para escuchar sus disertaciones y sus análisis de la realidad local e internacional que tanto dominaba.

Los últimos años de su vida los pasó en San Carlos Nuevo Guaymas,-su pasión, uno de sus placeres favoritos y su eterna nostalgia-. Desde acá escribía, charlaba, daba entrevistas y aportaba sus conocimientos al desarrollo cultural del Puerto.

Hombre culto, sin par, Miguel, hace apenas unas cuantas semanas, me tocó asistir en calidad de alumno-junto con Pina Saucedo y Agustín Rodríguez entre otros-, a uno de su cursos sobre literatura clásica y moderna. El salón de la biblioteca municipal destinado para su curso semanal se tuvo que cambiar porque no se dio abasto en estar recibiendo en el transcurso  la tarde a mucha gente que como nosotros, quería escucharlo, saber de él y recibir sus orientaciones en materia literaria y de redacción.

“Cuanta energía se te nota Miguel”,te ves muy bien y en tu elemento, le dije en esa ocasión… “Me voy a preparar para analizar contigo a “Norman Mailer", uno de los autores estadounidenses que mayor influencia ha ejercido en la literatura moderna y en escritores como Tú”. Sonriente y gustoso me dijo: “Búscate su libro sobre Oswald,el asesino material de John F. Kennedy en 1963 es una obra maestra me dijo”. “Si puedes conseguir “El Combate”, aquella narrativa maestra, que hizo Mailer sobre el enfrentamiento de Cassius Clay contra George Foreman en el Congo de 1974 sería muy importante también para una buena exposición”…cerró.

Y Miguel Tenía razón. De la primera obra de Mailer (la biografía de Oswald) dijo el Washington Post: “Su mejor libro desde la canción del Verdugo (…) El mayor misterio americano ha encontrado su mayor intérprete” y de El Combate, dijo también el WP: “ Una de las obras más logradas de Mailer. Por mucho que indaguemos en la literatura deportiva, no hallaremos una obra superior a ésta”.

En las semanas siguientes siempre que nos encontrábamos o nos llamábamos por teléfono, las obras recomendadas eran un referente de nuestra plática y de futuros encuentros.

Ya no se pudo.

Con enorme tristeza, me entero que Miguel falleció la tarde del pasado sábado 25 de marzo. ¿De qué si se miraba tan bien?¿Como que la muerte nos ha dejado sin el principal referente cultural del Puerto así tan de repente?¿Y los pendientes que nos quedaron en el análisis mi querido y admirado Miguel?

La muerte sigue, y seguirá siendo un gran misterio.

Recuerdo a Miguel con una de sus expresiones que lo identificaban cuando alguien le pedía definiciones y espetaba: “Quizá no sea un romántico como desearía haber sido (aunque si lo era, y ¡en que forma!) y me quedo en definirme como un realista (siempre objetivo) y un ironista” (con un sentido del humor envidiable)”.

Descanse en paz Don Miguel Escobar Valdez.

Lo vamos a extrañar. Y por si algo nos faltara… deja un gran vacío en Guaymas.

Adiós Miguel. No dejaremos de recordarte.