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A Javier Valdez

+ El periodista que cubrió como nadie el narco mexicano

 

CULIACAN, Sin., 18 DE Mayo De 2017.- Fue sorpresa, pero no por el homicidio.

Matar a alguien en calles de esta capital sinaloense es parte de lo cotidiano, pero ahora el objetivo alcanzado era un periodista admirado.

El “cronista sobre y de los narcos” era muy leído y hasta personajes del ambiente querían verse en las páginas de medios donde Jesús Javier Valdez Cárdenas escribía.

La cultura de la muerte en el estado de los 11 ríos está muy extendida. La historia de México lo confirma en su música, corridos mil de gran éxito donde “el héroe” fue un personaje ligado al crimen.

Río 12 es el medio donde Valdez Cárdenas narraba sus impresiones de una actividad muy lucrativa y presuntamente combatida por el gobierno mexicano, pero que desde los años 70, los asesores de seguridad de los Estados Unidos, la califican como una guerra perdida, pese a las operaciones “Cóndor” y demás que se lanzaron sacando de sus cuarteles al Ejército a hacer tarea policiaca.

Javier nació el 14 de abril de 1967 en esta ciudad donde “el narco” es típico. Su muerte, el pasado 15 de mayo, sume a México en nuevo escándalo y lo exhibe en mala manera en el mundo.

Era sociólogo egresado de la Universidad Autónoma de Sinaloa y tuvo varios reconocimientos. El más destacado era el CPJ International Press Freedom Awards, por su trabajo exhibiendo hechos relacionados con el crimen organizado. Que jamás habría obtenido en México, por supuesto.

Comenzó como reportero de noticieros televisivos en el Canal 3 en los años 90. El Estado le otorgó el “Premio Sinaloa” de Periodismo por trabajos en la sección de cultura; se sumó al periódico Noroeste y destacó, por eso en 1998 se convirtió en corresponsal del periódico La Jornada.

Fundador del semanario Riodoce, el enfoque policíaco de la información más destacada en la entidad le obliga a especializarse en cobertura relacionada con el narcotráfico. Su trabajo atrajo la atención nacional y se reprodujeron entre otros muchos, revistas como Proceso, Gatopardo y Emeequis.

Se volvió escritor y publica De Azoteas y Olvidos, Crónicas del Asfalto en 2006 y surge Miss Narco, que habla de las mujeres relacionadas con los principales capos del país. Desde el exterior voltean a verlo. En España, Valdez Cárdenas fue finalista del premio Rodolfo Walsh, en la llamada Semana Negra de Gijón, en 2010.

Hace un resumen de la crónica diaria de Riodoce, para publicar Malayerba, con un prólogo que firma el inolvidable Carlos Monsiváis.

En 2009 su medio divulga una serie que llamó “Hitman”, sobre la confesión de un asesino en Ciudad Juárez. Brota la primera advertencia: las oficinas de Ríodoce fueron dañadas por una granada lanzada por manos aún anónimas.

Tardó dos años en publicar otro libro y fue Los Morros del Narco, narrativa de cómo la juventud es reclutada para esas tareas; en 2012 le imprimen Levantones, en obvia alusión a las víctimas.

PREMIADO

En 2011 en Nueva York (EU), el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) le otorgó el Premio Internacional a la Libertad de Prensa, “por su valiente cobertura del narco y ponerles nombre y rostro a las víctimas”.

Ese mismo año, la Universidad de Columbia otorga a Ríodoce el Premio María Moors Cabot, creado para quien contribuye al “entendimiento interamericano”.

Para la revista Quién, en 2012, fue parte de “Los 50 Personajes que Mueven a México”.

Un  año después, tras retomarse sus escritos en docenas de medios, Jesús Javier Valdez y su equipo de Ríodoce, recibían el premio del PEN Club “a la excelencia editorial”.

En 2014 publicó Con una Granada en la Boca, o cómo es vivir en un país violento; y la televisora Turner (TNT) le pidió asesoría periodística para producir la serie de televisión Señorita Pólvora, producida por Sony y de gran éxito en Suramérica.

Huérfanos del Narco fue su siguiente libro. Historias crueles, desoladoras, de niños y viudas de desaparecidos o ejecutados, en una lista extensa formada por periodistas, empresarios, policías, madres de familia, etc.

Narcoperiodismo fue su última producción, publicado apenas en septiembre de 2016, donde periodistas mexicanos explican su sentir al cubrir información relacionada con la delincuencia.

¿VÍCTIMA DE… QUIÉN?

Jesús Javier Valdez fue asesinado al dirigirse a su oficina del semanario Ríodoce. Un sujeto le disparó y cayó a la acera de calle Riva Palacio con 13 impactos de bala. Trabajo impecable de un profesional.

Fue el periodista caído número 6 en el país, tan solo en lo que va de 2017. Las protestas estallaron en redes sociales y los medios de comunicación se sumaron a la campaña #Undíasinperiódicos.

Allí estaban Nexos, Animal Político, Lado B, Luces de Siglo, Tercera Vía, Horizontal, El Siglo de Durango, Vice, entre otros.

Periodistas y la sociedad entera, esperan resultados de la investigación exigida al propio presidente de México, Enrique Peña Nieto. No hay pistas del/los asesinos.

Javier Valdez había denunciado intentos de intimidación. En febrero le comentó a defensores de Derechos Humanos sobre este tipo de actos y resumió que “la situación se había complicado", tras publicar una entrevista a un enviado de Dámaso López.

Hoy, los propios defensores de los derechos humanos lo confirman y recuerdan: Valdez les reportó la compra de 4 mil 500 ejemplares del semanario Ríodoce a cargo de hombres armados, tras publicar esa entrevista al enviado del encumbrado narcotraficante.

“VÍCTIMA DE… QUIÉN?

La entrevista con el sujeto, detenido el pasado 2 de mayo en la Ciudad de México, la publicó en febrero y nunca supo, decía, quien intentó evitar su difusión.

Los personajes consultados presumen que “fue una forma de intimidarlos” y decirles que “no estaban contentos con lo publicado”. Eso habría sido lo que “complicó las cosas” para Valdez.

En abril, el periodista dijo que la situación había mejorado “un poco” y que “todo estaba bien”, pese a que el diario La Jornada publicó, tras el asesinato, que su corresponsal en Sinaloa “había recibido amenazas de muerte anónimas desde hace tres meses”, con una nota muy expresiva: “Cumplen  amenaza: Asesinan a Javier Valdez en Culiacán”.

Sin embargo, el fiscal de Sinaloa, Juan José Ríos Estavillo, responsable de investigar el crimen, dijo desconocer la amenaza. Tampoco opinó sobre la compra de los 4 mil 500 ejemplares de Ríodoce.

El fiscal ha dicho que las líneas de investigación se centran en el trabajo del periodista, pero también en el robo, pues los asesinos huyeron en el automóvil de la víctima después de dispararle en 13 ocasiones y quitarle su teléfono celular y su computadora.

NO AL SILENCIO

Javier Valdez Cárdenas fue un reportero cuyo trabajo atrajo la atención nacional e internacional.

Por eso lo buscaron muchos medios. Entre ellos La Jornada, que lo contrató como su corresponsal en Sinaloa.

De él, todos decían –también los propios “narcos”-- que Muchos en México escriben sobre el narco, pero pocos lo hacían como Javier Valdez. Y nadie lo hizo “desde tan cerca”.

Quiso evitar que cayeran en el silencio las historias que creía, merecían ser contadas, pues servían para dar un nombre a las víctimas cuyo destino es el olvido.

“La lucha diaria por cubrir el narco", decía en sus entrevistas, era como "suministrar pastillas contra el olvido" y escribía para que el horror no le fuera indiferente a la sociedad.

Ahora, Javier es una víctima más entre lo que llamó “un gremio golpeado por la violencia”.

En respuesta a la crítica nacional extendida al mundo, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto lamentó el atentado criminal, pero no muestra contundencia en la respuesta para dar con los agresores, lo cual para muchos, sería comenzar a resolver un problema de fondo del país.

La Conferencia Nacional de Gobernadores, al reunirse este miércoles, integró una comisión “para la protección a periodistas”, en una reunión donde el tema de la inseguridad prevaleció. Debe ser; el país es víctima de ella con un alto costo material y humano.

Se oye bien cuando los estados participantes acuerdan emitir un exhorto al Congreso de la Unión para que se avance en lo relacionado con la ley de seguridad interior y la ley de seguridad o mando único.

Pero ya hay una comisión que investiga ataques a los periodistas. Trabaja sin dinero. Hace recordar tesis de los 90, al ponerse de moda las comisiones, fiscalías especiales y demás, para investigar crímenes. Una opinión que las desacreditó decía que, “si quieres investigar algo y nunca llegar a nada, crea una comisión”.

En España reporteros expresaron su indignación ante estos ataques a la prensa frente a la Embajada de México.

En México crece la manifestación y el cuestionamiento actual es que “si en México existe un Mecanismo de Protección a los Periodistas, ¿por qué no logra frenar los ataques y asesinatos?”.

México –hay quienes lo consideran el más violento del mundo-- es el tercer país donde más periodistas matan, solo detrás de Siria y Afganistán, países en guerra. Van 105 desde 2000.

Maximino Rodríguez y Miroslava Breach antecedieron a Javier este año. Fue cuando advirtió de “esta situación de guerra, de violencia, de riesgos para todos los que vivimos en este país, y para los periodistas".

Javier decía: "Uno debe protegerse de todo y de todos, y no parece haber opciones ni salvación; y a menudo no hay nadie a quien acudir", al recibir el galardón de la CPJ.

Y: "donde yo trabajo, es peligroso estar vivo; y hacer periodismo es caminar sobre una línea invisible trazada por los malos —que están en el narcotráfico y en el gobierno— en un campo sembrado de explosivos; esto es lo que la mayoría del país vive. Uno debe protegerse de todo y de todos, y no parece haber opciones ni salvación, y a menudo no hay nadie a quien acudir".

En este momento, los periodistas traen en su mente sus palabras, que incluyen estas amenazantes –y no atendidas-- denuncias:

“Si van contra nosotros o esos periodistas y les hacen daño, no va a pasar nada"; y “que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportear este infierno", con su consigna de "no al silencio", vertidas cuando lamentaba la muerte, en marzo pasado, de la periodista Miroslava Breach.