Sonora 1967: 50 años de alternancia

HERMOSILLO, Son.- ¿Que pasó en 1967 en Sonora? Muchos lo han recordado, pocos lo han explicado. Quizá sea para muchos un año distante en el ánimo y en los recuerdos, en las anécdotas y en los tiempos políticos; pero ya han pasado 50 años y lo que sucedió en ese entonces marcó por un buen tiempo la política sonorense de los años que siguieron.

Muchas cosas se mezclaron en el llamado 67 sonorense: Restos del conflicto político de 1961 que por la sucesión estatal enfrentara a la gente del norte y sur del estado; la crisis Política de 1958 en Cajeme, que alcanzara dimensiones nacionales; tensiones magisteriales no resueltas en tiempos en que se daba el surgimiento de los gremios de maestros, con demandas y liderazgos casi siempre fuera  del control oficial.

Además, descomposición de la política municipal por deficientes manejos políticos, que obligaron a la renuncia de varios alcaldes electos, entre otros: Navojoa, Huatabampo, Etchojoa, Álamos y Hermosillo.

También la evolución e impacto social de la vida universitaria sonorense a 25 años de la fundación de la Universidad —la única institución de educación superior en Sonora hasta esa fecha—; la expansión y diversidad de los medios de comunicación, con mayor influencia social; el impacto en Sonora de los cambios experimentados en la política partidista, los sindicatos, la cultura  y  la vida universitaria de México.

Pocos lo percibieron, pero la revuelta de los jóvenes en el mundo, México y Sonora ya estaba en marcha.

También el conflicto político de la sucesión estatal en 1967, donde en el proceso interno del PRI, manejado por la dirigencia nacional, participaron César Gándara, Armando Hopkins Durazo, Enrique Cubillas, Fausto Acosta Romo, Leandro Soto Galindo y el triunfador Faustino Félix Serna.

Dice Carlos  Moncada: “De la campaña de 1967 se podría escribir una novela. Ninguna lucha entre partido oficial y oposición ha sido tan cruenta como ésta, que se dio dentro del partido oficial”.( La Sucesión política en Sonora 1917-1985 p.119)

Un proceso político todavía con los resabios, los rencores, las divisiones y las tensiones de seis años antes, por la manifiesta incapacidad del equipo político del gobernante en turno para conciliar a los factores de poder en el sexenio 1961-1967.

Dice el exgobernador Luis Encinas: “El conflicto que se conoció nacionalmente y que durante tres meses conmovió dramáticamente a nuestro Estado me tomó —Lo confieso— por sorpresa. Yo no lo esperaba ni estuvo dentro de mi esfera de acción la posibilidad de controlarlo” (La alternativa de México, p. 31).

Muchos problemas le  hicieron crisis al Ejecutivo estatal en el último tramo del sexenio, cuando se salió de control y no supieron manejar tanto la protesta estudiantil como el conflicto magisterial, gran parte del estatal (ARMES-54 alineado con Acosta Romo) que paralizó a la mayoría de las escuelas oficiales, y la movilización de la gente del pueblo, que apoyó a los maestros y a los estudiantes por más de tres meses.

Continúa el exgobernador Encinas: “Los que promovían o alimentaban con dinero y en especie el movimiento eran políticos cegados por la pasión y señores de la agricultura en grande, de la ganadería, del comercio y de la industria. Completaban el conglomerado gentes de diversos matices políticos e ideológicos y contingentes populares sorprendidos en su buena fe por medio de mentiras hábilmente concebidas y difundidas o abultando fallas de nuestros sistemas para hacerles olvidar las realizaciones positivas”. (p.17).

Desde luego, y ante la ausencia de autocrítica, no faltaron las interpretaciones que hablaban de teorías de la conspiración, de agentes externos, de agitadores profesionales metidos entre los estudiantes, etc., todo el lenguaje y la percepción de una época que mostraba más la dureza de la política, la ligereza en el análisis,  la  falta de entendimiento de los cambios y la ausencia de reconocimiento de los verdaderos factores de poder de la época.

Encinas cita a Ernesto Julio Teissier, refiriéndose al 68: “1) El movimiento fue netamente político, sin sombra siquiera de intereses estudiantiles o magisteriales. 2) En el participaron elementos extranjeros (sic) 3) Entre sus dirigentes predominaban abrumadoramente las gentes de la extrema izquierda, pero también personas de la derecha ultramontana y 4) Es indiscutible que los desórdenes se planearon con mucha anticipación (sic); que los movimientos de Durango, de Morelia y tal vez de Hermosillo, fueron provocados entre otras cosas para entrenar activistas y saboteadores, y que el movimiento de México tuvo relación con los ocurridos en otros países”.

Antes de 1967, las oposiciones en Sonora habían gobernado en Cajeme, Mazatán y Magdalena. Fue el empuje del Partido popular de los años cuarenta y las escisiones dentro del PRI.

En Sonora en 1967, el primer candidato del PAN al gobierno estatal fue Gilberto Suárez Arvizu, colaborador en el gobierno de Román Yocupicio y antiguo miembro del patronato fundador de la Universidad de Sonora.

El conflicto político de 1967 propició que el PRI en Sonora perdiera por primera vez en ocho municipios con el PAN: Hermosillo, Santa Ana, Opodepe, Cumpas, Cucurpe, Bacoachi, San Pedro de la Cueva y San Miguel de Horcasitas. Bacadéhuachi lo ganó Leoncio Valencia como Independiente.

El PRI se recupera en 1970, pero la alternancia regresó en 1979 con la derrota en Cajeme, Agua Prieta, Empalme y Huépac. En 1982 el PRI vuelve a perder en Hermosillo, el PAN repite en Agua Prieta y se extiende hasta San Luis Río Colorado. Entre 1989 y 1996 se crean tres municipios más: Plutarco Elías Calles, San Ignacio Río Muerto y Benito Juárez para sumar 72.

Entre 1991 y el 2006, la alternancia municipal se fue extendiendo hasta llegar a 64 de los 72 municipios, a la representación ante el Senado de la República (2000) y a la mayoría de los distritos locales y federales.

En 2009 la alternancia toca al gobierno estatal al ganar Guillermo Padrés el Gobierno del Estado. Entre 1989 y  2006 eran 14 estados de la República los que no habían experimentado alternancia. Ahora sólo quedan cinco: México, Coahuila, Colima, Campeche e Hidalgo.

Para 2012, en Sonora solo quedaban 3 municipios sin alternancia. Hoy, solo en Oquitoa y Rosario Tesopaco no se ha experimentado el cambio de partido en el gobierno. De los 70 casos donde ha habido cambio, más de 50 se han dado con personas que han salido del PRI hacia otros partidos.

El acceso de las mujeres a los gobiernos municipales, que empezara en 1973 con Irene Ortiz Gastélum (Tubutama) y Alicia Arellano Tapia (Magdalena), continuaría en 1976 con Hilda Montaño Durazo (Huásabas) hasta hoy con un total de 41 municipios que han sido gobernados por mujeres. Sin embargo, permanece sin explicación satisfactoria el hecho de que en Cajeme, Navojoa, Etchojoa, Huatabampo, Nogales, San Luis Río Colorado y Cananea, entre otros, nunca haya llegado al poder alguna mujer.

La representación proporcional que llegó a los ayuntamientos de Sonora en 1979, contribuyó a mejorar la calidad de la representación y atenuar el conflicto post electoral.

Igual, la autonomía gradual alcanzada por los organismos electorales locales ha permitido la disminución de los conflictos.

En 50 años, han sido 27 partidos políticos los que han participado en los procesos electorales locales. Muchos ya desaparecieron al no alcanzar el tope de votos establecido en la ley para conservar los registros.

Por resistencias culturales, políticas o de movilidad social, nadie ha repetido en la presidencia  en 40 municipios.

El que anteriormente no haya existido la figura de la “Elección Consecutiva” en los municipios, no ha sido límite para que en algunos se haya dado la repetición en el cargo: En 24 municipios en dos ocasiones, en siete (Naco, Cucurpe, Villa Hidalgo, Trincheras, Sáric, La Colorada y Oquitoa) han repetido hasta  en tres ocasiones: Lorenzo Villegas, Filiberto Figueroa, Manuel Ramírez Durazo, Medardo Murrieta Reyna, Arnoldo Romero Barrera, Armando Rodríguez Valencia y Jesús María Chaira Almazán, en algunos casos alternando y combinándose  por el PRI y en otras por el PAN o por el PRD. Hasta ahora, solo un caso de ejercicio de la presidencia municipal en cuatro ocasiones: Guadalupe Bujanda Fraijo, de Rosario Tesopaco.

En 50 años, la alternancia ha traído también las candidaturas independientes, la elección consecutiva hasta en tres ocasiones para los diputados locales y una para los ayuntamientos, así como la paridad de género en las candidaturas municipales para las mujeres. Un tema controvertido por la llamada “idealización de la normatividad”, con alto impacto en la vida interna de los partidos políticos, donde ha regresado el debate sobre méritos y derechos para el acceso a las candidaturas. Muchos partidos no van a completar las listas.

A 50 años de su inicio: ¿Ha servido la alternancia municipal y estatal en Sonora? ¿Ha resuelto los problemas? ¿Se cumplieron las expectativas de la gente? ¿Que tanta satisfacción muestra el pueblo con la alternancia?

Falta mucho para que la alternancia realmente mejore la calidad de los gobiernos y la democracia sonorense. Lo vimos con toda crudeza cuando el PAN llegó al poder estatal ofreciendo el cambio con aspiraciones de prolongar su dominio. Sólo duraron 6 años por la enorme corrupción y la indolencia que mostraron. También en algunos municipios donde han gobernado PAN, PRI y PRD, no han sido la excepción en la materia.

La alternancia política municipal en Sonora, de origen provocó la movilidad política y social y mejoró la calidad de la representación en actores y demandas, principalmente en los ayuntamientos y en el Congreso local. También el ejercicio de las libertades ciudadanas y una discusión mas libre y amplia de los problemas locales. De eso no hay duda.

En 50 años, el cambio político ha encauzado la protesta social a través de la vía legal e institucional y ha contribuido a disminuir las tensiones sociales derivadas de los problemas históricos generados por diferencias políticas y partidistas, porque ahora los conflictos electorales y partidistas se litigan en los tribunales y no en las calles.

Los grandes pendientes de la alternancia en Sonora siguen siendo la corrupción y la impunidad, la mala calidad de muchos gobiernos y la infiltración de los grupos ilegítimos en los gobiernos para tratar de domesticar su operación, sobre todo en materia de seguridad pública. En 50 años en Sonora se ha demostrado que la corrupción ha estado en todos los partidos y gobiernos. La ineficiencia también. A 50 años de iniciar la alternancia Sonorense  ahí están los resultados… los pendientes también.

Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla