Jaime Ernesto López Félix, dijo adiós

+ Uno de los peloteros más icónicos del beisbol empalmense dejó de existir, dejando un enorme legado

EMPALME, Son.- Jaime Ernesto López Félíx, una de las más grandes estrellas del beisbol mexicano, dejó de existir ayer en su casa de Empalme, dejando un enorme legado a lo largo de una fructífera carrera en diamantes de la Liga Mexicana del Pacífico y Liga Mexicana de Verano.

Jaime se fue, sin haber consumado su sueño de ingresar al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano, como era su deseo, debido a la política de rechazo por parte de los miembros electores del Nicho de los Inmortales y desde luego, por quienes se sienten dueños del beisbol en nuestro país.

En su brillante trayectoria, quien en doce temporadas bateó sobre los .300 y se quedó a unos cuantos imparables de llegar a los dos mil, se le conoció como Míster Hit.

Una, dos, tres, cuatro o hasta diez veces, me tocó entrevistarlo y platicar sobre el Rey de los Deportes, a iniciativa de su señor padre, quien le regaló su primer guante, lo llevó a las ligas pequeñas y allí nació beisboleramente  el pelotero que tuvo más imparables que grandes del beisbol mexicano, oriundos del mismo solar y miembros del Salón de la Fama, como Angel Castro, Ronnie Camacho y el Pilo Miguel Gaspar Bojórquez.

Duró 21 temporadas en la Liga Mexicana de Beisbol, con un promedio general de .309.

Un excelente primera base zurdo, todo consistencia y pundonor, un caballero dentro y fuera del terreno de juego.

Nacido el 16 de octubre de 1949, Jaime jugó 17 temporadas en la Liga Mexicana del Pacífico, donde jugó para los Mayos de Navojoa, Algodoneros de Guasave, Ostioneros de Guaymas, Aguilas de Mexicali y Cañeros de Los Mochis, con quienes sería campeón.

En el verano militó para los Charros de Jalisco, Dorados de Chihuahua, Azules de Coatzacoalcos, Sultanes de Monterrey,  Indios de Ciudad Juárez, Torreón, León y Saraperos de Saltillo, entre otras franquicias.

En mil 789 juegos, anotó 676 carreras, produjo 675, con 245 dobletes, de un total de mil 932 hits.

Su historial dice que llegó a Chihuahua con los Dorados, junto con la franquicia en 1973, proveniente de los Charros de Jalisco donde no tenía lugar, pues los Charros, para su posición de primera base siempre tenían un cañonero y él era un bateador que regaba hits sencillos, dobles y hasta triples.

Se hizo un verdadero ídolo con los Dorados, donde estuvo de 1973 a 1979, pasando después a Coatzacoalcos, donde tuvo campañas de bateo de .312, .293, 328, 305, 311, 299 y .300.

Luego pasó a los Indios de Juárez, donde tuvo la fortuna de estar con la tribu campeona en 1982 y en el 2007 regresó a la franquicia como coach, aunque terminó dirigiendo en la Liga Norte de Sonora.

Otros grandes que vivió, me dijo en cierta ocasión, fue cuando llegó a los mil hits en verano, con los Dorados de Chihuahua, además de contribuir al logro del banderín con los Cañeros de Los Mochis en 1984 y participar con el equipo mexicano en la Serie del Caribe, donde fueron subcampeones.

Un enorme aporte como entrenador beisbolero en el Instituto Tecnológico de Sonora, Campus Guaymas, así como también de la Liga Rieleritos de Empalme y en general, donde quiera que hubiera beisbol, aunque no le pagaran.

Inicio de la Liga Mexicana del Pacífico en el Abelardo L. Rodríguez, octubre de 1974.

Llegamos temprano al parque, era mi primer partido en cobertura como cronista deportivo de un matutino local y el fotógrafo era el también finado Pedro Javier Langarica.

Salió un foul por el lado de primera, Jaime fue por la esférica, pero se estrelló con el fotógrafo, cayendo ambos al terreno de juego, ante la algarabía de más de cinco mil aficionados que colmaban el parque.

Sobre el decir, de que el pitcher zurdo domina al bateador zurdo, Jaime fue muy claro.

“El buen bateador le pega a zurdos y derechos, creo que es algo de los managers para darle más trabajo a los bateadores derechos, pero en lo personal traté por igual a zurdos que derechos”, dijo.

Descanse en Paz, Jaime Ernesto López Félix.