Estas líneas…

¿También tú, Ernesto?

GUAYMAS.- Adolfo García Morales ilustra de algo que no debiera sorprendernos.

Lo hace con eufemismos como “desorganizada” y con “deficiente manejo administrativo”, pero el nuevo secretario de Seguridad Pública pone luego puntos sobre las íes para describir la deplorable condición en las que Ernesto Munro Palacio dejó la dependencia.

Se me hace poco, pero así déjenlo, citar un quebranto de 75 millones, pero da color de identidad del ahora ya viejo Nuevo Sonora, al citar el déficit: 294 millones de pesos.

Hablar de pesos no es problema tan grande en un país que produce tanto dinero con el cual le daría muy buena vida a sus ciudadanos, dándole mejor uso. Lo es cuando como cita la cruda descripción de García Morales, llega la “desorganización, falta de ética y dispersión en manejo de recursos públicos”.

 

Daña la moral de un pueblo y el país caerá solo, decía un dictador del siglo pasado. Allí se resume lo que habría hecho o dejado hacer Munro Palacio, a quien le era imposible ignorar que su nómina tenía 300 empleados “sin asignación específica” (aviadores, pues) y ni así mejoró la dependencia que nos dejó “sueltos” en la materia. Lo confirma la percepción popular de inseguridad y la desconfianza en las instituciones.

El delito creció en el sexenio previo y eso que miles de ciudadanos prefirieron ausentarse de los ministerios públicos y juzgados, pues solo iban a perder el tiempo. Así se piensa. Aquí mismo, en el puerto de puertos, el ex procurador, que anduvo en campaña permanente, reconoció que los MP´s tenían mucha chamba pero no había dinero para contratar más, ni personal para acelerar indagaciones. Pues no. No se le da el mejor uso al dinero del contribuyente, ni por mucho.

Ahora, Hermosillo está lleno de patrullas “banqueadas” y si no hay recursos en la capital, pues qué decir en el resto del estado. Hubo déficit –en la práctica, no en la nómina-- de agentes y de los despliegues para controlar la delincuencia. Tampoco aparece mobiliario y equipo.

Había dinero, pero desapareció de la SSP, para gastos como alimentación de reos y combustibles, y si seguimos –contratos de servicios, obras, cosas así--, pues no alcanza el espacio. Con decirle, se perdieron 35 carros. Nadie sabe dónde están.

Me pregunto si esos gastos, ese “personal aéreo”, esos carros, serían los que utilizó el panismo responsable de atacar severamente a la democracia aplastando la intención del voto, con el acarreo de cholos y peor, de agentes uniformados y fuertemente armados en sus patrullas, que llegaron a las manos contra ciudadanos y vigilantes locales y “cubrieron” descaradamente la operación para ganar elecciones como ocurrió en Guaymas.

Por eso es que, preciándome de conocer a Ernesto Munro antes de aspirar aires del “Nuevo Sonora”, me sorprende que haya expuesto su prestigio dejando así la dependencia. Lo imagino frente a mí cuestionándole: “¿También tú, Ernesto?

Ya dirá el futuro hasta dónde se llega en el camino de la ley. Hoy cayó muy bien García Morales al hacer el compromiso con la sociedad de “conducirnos con total honestidad en esta Secretaría” y advertir a todos los coordinadores que “quien no se comporte con honestidad, no va a tener derecho a seguir en el equipo”. Que así sea, pues urge elevar la muy baja calificación que dan los ciudadanos a los funcionarios después del huracán sexenal que nos azotó.

SIGUE EL FUEGO GUAYMENSE

En Guaymas tras la tormenta que devastó varias colonias, se ratifica la solidaridad y todavía este fin de semana llegaba apoyo, en este caso de los nogalenses que trajo personalmente el alcalde Cuauhtémoc “Temo” Galindo Delgado.

Se aprecia más el esfuerzo fronterizo al saberse que a Nogales le fue muy mal los últimos 3 años y hasta se preparan denuncias para que el ex alcalde Ramón Guzmán responda por sabotear las arcas desapareciendo más de 120 millones de pesos.

Aquí, cuando debiésemos estar inmersos en la recuperación, pues no. Seguimos en pleitos y los partidos en campaña, denotándose el hartazgo de la gente que ya dejó de creer en funcionarios.

Y también se habla del espanto que causará la exposición de cuentas al hallarse oscuros hoyos donde debe hurgarse para ver qué pasó con tanto dinero gastado en obras, que hubo muchas, pero otras solo en el papel existen.

Aclarando amanece, dicen los panistas que ahora gobiernan y pronto nos dirán si también aquí nos dieron el plato de atole, sin entregarnos la cuchara para comerlo.