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Estas líneas...

+ Otto trastabilla ante el cuestionamiento; El PRI, así como está, no sirve; Tony Flores, un gran promotor de Guaymas

GUAYMAS, Son.- Sumido en nuevo escándalo por un Carnaval de obvios malos resultados –las pérdidas ya irían en 7 millones de pesos--, el Ayuntamiento en manos de Lorenzo De Cima Dworak, agrega más yerros y desencantos.

La deuda con las siglas azules crece también por los palos de ciego dados en el camino de aclarar el manoteo de terrenos municipales en la pasada administración, y ni se diga dinero público, cuya cereza del pastel es el ilegal crédito de casi 400 millones de pesos, de los cuales solo 315 ingresaron a Tesorería.

Ya en la película en marcha, De Cima batalla con las cuentas desde que dejó hacer y deshacer a su tesorero, Arturo Lozano González, quien en mancuerna con el oficial mayor, Germán González Véjar, llenan de facturas falsas los archivos para justificar dineros que suman millones, perdidos en el hoyo de la corrupción que no acabó cuando se fue la pandilla Claussen.

Saturaron la nómina, pagan a funcionarios inexistentes –uno ganó durante un año, pese a vivir en Veracruz— y se multiplicó el gasto en general. Y qué decir de la cereza del primer pastel: facturas con cargo al Fideicomiso de Seguridad Pública por inexistentes uniformes para la Policía, que les dejaron 2 millones 957 mil pesos limpiecitos. Bueno, sucios, pero ellos los lavan. Y ya deben comprar otra vez.

En el pasado cercano, Marcos Ulloa Cadena decía que cada obra anunciada por Otto Claussen era un acto de corrupción. Ahora dio el grito a tiempo sobre el truco que dejó sin uniformes a la Policía y casi 3 millones de pesos menos a la comuna. Pero no pasó nada.

Ulloa, entonces candidato a alcalde por Movimiento Ciudadano, hoy regidor por esas siglas, se cansó de decir al Cabildo que debían aprobar un procedimiento legal para aclarar cuentas, exigir que el tesorero renuncie y de paso, meterlo al bote.

Pero los regidores no desean ganar esos pleitos. Un ingenuo joven de tres colores que cobra como representante (popular no, van a fuerza en el paquete del aspirante a alcalde) expresó con energía que “yo sí denuncio. Llamo a la radio y digo lo que pasa”. Bueno, que siga llamando. Los jueces no pueden emprender juicios oyendo radiodifusoras.

No espero que entienda este comentario. Otros, se ha sabido, aprovecharon para completar gastos navideños haciendo válida la ilustrativa cita del general Obregón, el “Manco de Celaya”, de que “nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos”.

El Carnaval vino a elevar la percepción de corrupción, cuando el alcalde –los regidores nunca lo sometieron a aprobación—le regala la fiesta a un pariente de su secretario particular, para lo cual desapareció de facto aunque legalmente exista, al Instituto de Festividades, y nombró una titular “liquidadora” que cobraba en dos nóminas.

Con decirles que el grupo estrella de la fiesta, la banda “El recodo”, no iba a actuar. Lo hizo a partir de las dos de la mañana porque el secretario del Ayuntamiento consiguió dinero para pagar 500 mil pesos restantes exigidos por el famoso grupo. Se los entregó en el lujoso autobús del grupo y, tarde, pero cumplieron.

La empresa Ajedrez, de Aldo Domínguez, dice que no deben a nadie y casi aceptan la cuantiosa pérdida. Pero no parece preocupado. Los decires creen que se pagó con dinero del Ayuntamiento, pero como no hay cuentas claras de la fiesta, no se sabrá. Y los regidores, seguramente seguirán “hablando a la radio”.

Pero el agregado en la fiesta, fueron dos cosas políticas:

Una carta del secretario del Ayuntamiento al titular en Sonora de la PGR, pidiéndole estar atento a la posibilidad de desórdenes en la fiesta, pero en algún punto se habló de “acciones criminales” potenciales, de lo cual responsabilizaba a enemigos de Lorenzo. Y como son muchos, aclaraba que los encabezaban Otto Claussen y el diputado local Manuel Villegas, quienes se placearon en la fiesta y los acusan de entrar sin pagar.

La verdad es que esta tensión fue creada por chismes de abundantes “troleros” de ambos lados.

La segunda es que Otto, fue citado para declarar por qué gastó dinero público para que una empresa de seguridad le cuidara su casa en Hermosillo mientras venía a trabajar como alcalde.

El hermosillense nacido en Guaymas no acudió, pero anduvo rondando. Acudieron sus abogados, así que avanza el camino que Lorenzo emprendió para evidenciar las presuntas leperadas, aunque al actual alcalde se le hace bola el engrudo y tarda. Y la verdad, su tesorero y su oficial mayor, parecen cómplices del germano.

Ah, el chisme de que se va Lozano es cierto. Lorenzo ya no lo quiere allí. Si se queda, es porque “oscuros” poderes intervienen y ahora sí, en dos años el nuevo alcalde estará indagando donde quedaron otros cuantos cientos de millones de pesos, a fin que los guaymenses aguantan todo.

Volviendo a Otto, al político reconocido como uno de los mejores de Sonora, se le ocurrió llamar al siguiente día a Jorge Carrizales, de XEGYS, al parecer para victimizarse. No fue a la cita, sería el argumento, porque había un grupo de panistas (con sueldo municipal, claro) en Palacio como queriendo pelear, incluido malamente, el dirigente Santiago Samaniego Rebollo, y eso le pareció riesgoso.

Pero en ese momento Carrizales entrevistaba (de nuevo, el “bombero” de Lorenzo) al secretario del Ayuntamiento. La respuesta no esperó. Otto la resintió, trastabilló y terminó hablándole “de usted” a Alan Jaramillo.

No es gratuita la tunda que, a juicio muy particular de quien esto escribe, le propino el secretario al exalcalde. Jaramillo tiene experiencia como abogado defendiendo causas tan difíciles como las de José Ordaz, un cuestionado terrateniente local –con quien ahora riñe en juzgados--, o la causa electoral de ese gran activo priísta que es Pedro Romano Terrazas, cuando en 2012, quien pese a tener el apoyo de todos los sectores tricolor para ser el candidato a la alcaldía, el gran dedo lo sacó del camino.

Jaramillo ganó esa causa en Guadalajara al tricolor, pero al modo, el expartidazo le echó montón y le hizo tablas el triunfo que le habría dado la candidatura a Romano. Ya sin chamba por ponerse con Sansón a las patadas, Jaramillo debió asesorar a simpatizantes azules, por eso terminó como secretario del Ayuntamiento, aún cuando técnicamente puede ser considerado el primer priísta del Municipio.

En espacio aparte, Muralsonorense.com le ofrece la versión estenográfica de esa llamada, para que usted se haga su propio juicio. Es larga, pero si no tiene otra cosa más importante que hacer, léala, vale la pena solo porque–repito, a juicio particular--, el perdedor es un político de altura.

TIROS RAPIDOS

1.- No es problema solo de este partido, pues todos sufren desgaste y desprestigio, pero el PRI no encuentra a quien poner al frente de sus siglas en Guaymas. Supongo que así es en todo el país.

En opinión de quienes saben del tema, no debiera batallar tanto, pero pagan el precio de haberse alejado del pueblo, entregado cargos y posiciones al gran capital y marginar a quienes tienen el contacto con el pueblo. Deben mirar atrás, para encontrar el camino. El PRI, así como está, no sirve.

2.- Tony Flores siempre quiso cantar. Lo intento en Sonora y luego partió a la capital del país.

No lo hacía mal, pero un día alguien lo confundió con el comediante Memo Flores y él se sintió halagado, lo que definió su carrera como comediante. Lo fue hasta su muerte, el domingo pasado. Lo recordaremos siempre por espontaneidad, generosidad y, por supuesto, su trabajo que fue vehículo para promover siempre a Guaymas.

3.- En el país, el intercambio de culpas se convierte en bolas de lodo que impactan a los aspirantes a cargos públicos, y sobresalen los del Estado de México, referente de lo que ocurrirá en México en 2018.

Por el PRI la quiere un “junior” de los poderosos de Atlacomulco, Alfredo del Mazo Maza, pariente y compadre del presidente Enrique Peña Nieto, lo cual le afecta de entrada. Por el PAN, la excandidata presidencial Josefina Vázquez Mota, quien trae la marca de la corrupción por más de mil millones de pesos que se gastó en una oficina presuntamente para defender inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. Creo, y solo creo, que así como está, el PRD puede dar la sorpresa. Pero no es por el PRD.

Al final, debemos aceptar que las elecciones, así como está el sistema político, ya no son de verdad. No se ve al pueblo participando.