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+ Otra vez nos golpea Natura; pueblo y autoridad demuestran capacidad de respuesta; el gobernador no dejó colgada a la gente; Salazar hizo la tarea; la alcaldesa pide paciencia, pero actúa; en Empalme también hubo respuesta pronta; CEA, el gran reto de Manuel González

 

GUAYMAS, Son.- El clima nos juega malas pasadas, atribuidas al calentamiento global que pareciera confirmarse en este suelo con eventos inéditos, como el de la tarde de jueves.

El descontonero fenómeno no es raro en nuestros veranos. Cada lluvia es precedida por viento y las tolvaneras nos molestan y a veces nos asustan, pero rara vez Eolo sopla con esa intensidad que suspendió servicios, incluido el transporte, derribando árboles, estructuras, anuncios, como ocurre al acercarse los huracanes.

Tengo una imagen del 12 de julio de 1982, captada desde esa preciosidad urbana frente a la bahía, el bulevar Rodolfo Sánchez Taboada –Paseo de Las Palmas, le llamamos los viejos--, por Alberto Tirado Collard. La divulgó su hijo homónimo y muestra tormenta similar de esa fecha.

Recuerdo, pero no tengo fotografías, fenómeno parecido hace medio siglo. No son raros pues, pero lo distinto este jueves fue la intensidad del viento.

La Comisión Nacional del Agua confirmó condiciones de un sistema convectivo de mesoescala y no tiene registro histórico de este tipo de fenómenos naturales en la región.

¿Con qué se come eso? Bueno, los expertos virtuales describen “regiones de tormentas eléctricas que pueden tener forma redonda o lineal”, pero el amplio texto podríamos reducirlo y decir que había mucho aire caliente por los extremos a los que nos lleva el termómetro, luego llega aire fresco de la sierra, interactuaron y formaron el gran remolino.

Vientos superiores a 100 kilómetros por hora nos tumbaron comunicaciones y dejaron sin luz a 55 mil usuarios regionales. Fue de mal gusto que Comisión Federal de Electricidad minimizara que “solo el 5%”. No. Todos nos quedamos sin luz, el 100%. Ni semáforos había.

Eso sí, se fajaron los chavos de la luz, como los conocemos. Día y noche laboraron para devolvernos el servicio paulatinamente. La mitad en menos de 48 horas y en 50 se habría vuelto a la normalidad, excepto por pendientes ya ubicados.

Aún en la normalidad hay fallas así que, aunque la alcancemos no faltarán quejas que deben ser atendidas prontamente. No está el clima para esperar sentado.

Por eso este domingo hubo 4 plantones en la ciudad de gente carente aún del fluido eléctrico. Perdió la comida en sus refrigeradores, cerró sus negocios y muchos pagaron hotel para poder dormir. Y los automovilistas pagamos las consecuencias de la justificada ira de quienes creen que así resolverán su problema.

Sin luz, no hay agua. Cuando haya, tardará en llegar. Ese es hoy el problema. Ya hay internet, telefonía y docenas de postes se han levantado. Hasta la celosa e imparable industria maquiladora se detuvo. Perdió millones.

La alcaldesa Karla Córdova recorrió el municipio instruyendo que 14 pipas llevaran agua a la población. San Carlos, lleno de turistas, fue restablecido en un día. Estaba operando la Casa de Bienestar en colonia 23 de Marzo, apoyando a familias cuya vivienda no tiene luz o está dañada.

El Estado mandó 10 plantas de energía para activar pozos de agua y apoyaba a la Armada de México a entregar agua embotellada, además de respaldar a 203 familias sin techo. Hasta aparatos de aire acondicionado volaron.

Por eso la alcaldesa Córdova pedía calma. Comprende la desesperación de algunas familias, pero la tarea para recuperar la normalidad persiste las 24 horas, “por eso les pedimos que tengan paciencia”.

Fue importante que el gobernador Alfonso Durazo enviara mensajes de aliento y respaldo desde la sierra, donde cumplía una gira para entregar obras e inaugurar servicios.

Pero no se vale dejar solo al pueblo, por eso ordenó a los funcionarios que pudieran ayudar dejarse venir, encabezados por el secretario de Gobierno, Adolfo Salazar.

Desde que supo del atípico fenómeno, mandó “a medio gobierno” y les dijo, simplemente, “vénganse para acá, vámonos a Guaymas y Empalme. Porque en este momento es prioritario y no podemos dejar colgada a la gente”.

A Salazar lo vi actuar. Me borró un poco la idea que me habían formado de él, la de un muchacho de “zapato boleado”, zapatos carísimos por supuesto, pero no. Parece formado del lado de la gente y sensible a sus carencias y necesidades.

Pero el punto es, actuaron rápido, hasta fueron a Boca Abierta, una de nuestras fuentes de abasto –32 kilómetros al sur— y aceleró cosas mientras CFE y Comisión Estatal del Agua volvían a bombear hacia Empalme, primero, luego Guaymas.

Con el secretario de Gobierno llegaron el de Infraestructura, Omar del Valle, todavía frío en el puesto; David Mendoza, coordinador de CECOP; José Luis Alomía, de Salud; Armando Castañeda, de Protección Civil, y otros directores.

Los recibió la doctora Córdova, desvelándose junto con los altos mandos de la Sexta Región Naval, como hicieron el superintendente de CFE, Mario Molina Olmera; y el incansable Manuel González, quien administra la Comisión Estatal del Agua en Guaymas gracias a su gran conocimiento de la operación.

Luis Fuentes Aguilar, el alcalde de Empalme, no batalló mucho para llegar a la gente. Siempre está cerca. Este domingo les llamó a aprovechar el albergue instalado en el COBACH, donde garantizó un lugar seguro y adecuado para quienes lo necesiten.

Va y viene a Hermosillo para atraer apoyo y recursos para la recuperación, como hace la gente que quiere a su pueblo.

Al final del día vemos que se actuó rápido, pero siguen los rezagos que deben tener toda la atención de la autoridad, pues al domingo docenas de familias cumplían 72 horas padeciendo.

Sin embargo, confirmó la Coordinación Estatal de Protección Civil lo más importante: no hubo reportes de personas heridas.

No se pueden prevenir estos fenómenos, distintos todos, pero se confirma la capacidad de respuesta, tan útil cuando se acercan los huracanes, lo cual ocurre a partir de agosto, que está ya a unos días.