Asesinan al presidente de Haití en su propia casa

PUERTO PRINCIPE, Rep. De Haití, 8 de julio de 2021.- A  la 1 de la madrugada de miércoles en calle Peregrin 5, barrio de Pétion-Ville de esta capital, el presidente de Haití, Jovenel Moïse, dormía junto a su esposa cuando un comando “que hablaba español e inglés”, según el comunicado oficial de las autoridades locales, asaltó la elegante vivienda, entró en su habitación y disparó contra él.

El mandatario, de 53 años, falleció al instante y su esposa se encontraba estable, con una bala fragmentada dentro del cuerpo. El desarrollo del ataque seguía siendo un misterio varias horas después del magnicidio. El testimonio de su hijo, uno de los primeros en llegar a la habitación, y algunas grabaciones filtradas son las únicas pruebas existentes hasta el momento.

El primer ministro, Claude Joseph, pidió calma a la población y aseguró que la policía y el Ejército mantienen el orden.

“La situación está bajo control. Estoy en una reunión para garantizar la seguridad y tomar todas las medidas para la continuidad del Estado”, informó Joseph, quien enseguida declaró el estado de sitio, que sitúa a las Fuerzas Armadas como máximas garantes de la seguridad e implica la instauración de tribunales militares. Por la tarde, el ministro de Comunicaciones, Frantz Exantus, anunció la detención de dos “presuntos asesinos” del presidente tras un operativo realizado en el barrio de Pelerin.

La muerte de Moïse adentra al país en una etapa de incertidumbre y se suma a la crisis humanitaria provocada por un año de pandemia, huracanes y la violencia de las bandas urbanas, que han elevado el nivel de terror por los asaltos y secuestros que mantienen asolada esta nación, la más pobre de América y una de las más pobres del mundo.

SORPRENDE AL MUNDO

El asesinato de Moïse sorprendió a las clases política y diplomática en el país, pues se produce a poco más de dos meses de las elecciones presidenciales y legislativas, convocadas para el próximo 26 de septiembre, comicios donde Moïse no podría ser candidato y, por tanto, era la hoja de ruta aceptada por la comunidad internacional para dar salida a la crisis.

La oposición acusaba a Moïse de aferrarse al poder y gobernar por decreto desde que disolvió la Asamblea. El mandatario aseguraba que dejaría el poder en 2022, con el argumento de que su llegada real al puesto se había producido en 2017, más tarde de lo previsto.

Al magnicidio se sumó el vacío de poder en el país. No hay certeza de quién dirige desde ayer la nación caribeña. Antes de su muerte, Moïse había nombrado un primer ministro que no había sido ratificado y se desconoce si ejercerá. Su nombramiento abrió también una guerra intestina en el interior de su partido el PHTK, que añade enemigos a la larga lista de quienes lo querían fuera del poder.

Moïse asumió el cargo en 2017, en medio de unas polémicas elecciones que debieron repetirse, pero entonces ganó con claridad y sin necesidad de segunda vuelta. Rompió relaciones comerciales con Venezuela, estuvo envuelto en varias crisis por acusaciones de corrupción vinculadas a PetroCaribe y cuyos señalamientos eran la venganza del chavismo por darles la espalda a Caracas y abrazar la política del entonces presidente estadounidense, Donald Trump.

DENUNCIÓ UN GOLPE DE ESTADO

El pasado febrero, Moïse denunció un fallido golpe de Estado y un intento de magnicidio; hasta un juez de la Corte Suprema se proclamó presidente legítimo.

“El golpe de Estado no es un hecho puntual, sino una secuencia de acciones. Hasta ahora los Gobiernos eran títeres de los grupos económicos, pero esto hoy no sucede y nuestras decisiones sientan muy mal a quienes se sienten poderosos e intocables. Un pequeño grupo de oligarcas está detrás del golpe y quiere apoderarse del país”, denunció entonces.

En los últimos 35 años, el primer país de América Latina en conseguir la libertad —cuando en 1803 los hombres de Pétion y Dessalines pasaron por el machete en pocos meses a miles de franceses— ha tenido 20 presidentes, con perfiles muy distintos (desde generales a pastores evangélicos).

Jovenel Moïse fue elegido en 2015 con la promesa de llevar agua corriente y electricidad a todo el país. Con la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, tanto el Departamento de Estado, la Organización de Estados Americanos y el Core group, grupo de países amigos de Haití (entre ellos Canadá, Estados Unidos, Francia, España o Brasil) respaldaban la opción de que Moïse concluyera su mandato en 2022, aunque exigían la restauración de los diferentes poderes del Estado.

Moïse llegó al poder con el 55% de los votos y una larga lista de promesas que ha incumplido y eso generó decepción masiva.

La ola de violencia y secuestros han llevado el hartazgo a una población que cuenta en su poder con más armas que nunca; la descomposición social eleva la violencia mortal y cada día aterrizan en Puerto Príncipe aviones procedentes de Estados Unidos, con centenares de deportados, muchos de ellos niños.