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IRA CON LOS BRAVOS

Se quiere hacer “Bravo”

+ Atlanta le ve facultades a Jesús Francisco Cambustón; lo firman para entrenamientos a Hermosillo y Dominicana; está convencido de que llegará a la gran carpa; su padre, principal inspiración

 

Por Agustín Rodríguez L.

 

GUAYMAS.- Los llanos son el escenario para el crecimiento de muchas figuras destacadas del diamante. Lo siguen siendo.

Jesús Francisco Cambustón Rivera, guaymense de 16 años y de linaje beisbolero, es la prueba.

Ayer confirmó su cercano traslado a Hermosillo para someterse a un exigente acondicionamiento físico a cargo de un equipo cubano que lo dejará listo para volar en octubre a República dominicana, a la escuela instruccional de los “Bravos” de Atlanta.

Sin dejar estudios y debidamente asesorado, el intentará la gran aventura para subir a las sucursales del poderoso “team” del béisbol organizado en los Estados Unidos.

 

MAMA LO LLEVO DE LA MANO

Jesús  tenía 5 años de edad cuando Mayrela Rivera López, su madre, lo llevó de la mano a los campos de “la Petrolera”, para iniciarse en la liga infantil “Marineritos”.

“Yo quería verlo aquí, enfrente, pero lo mandaron hasta allá”, recuerda cuando lo vio ocupar uno de los jardines.

A los 11 años se incorporó a “La Familia”, donde comenzó a mostrar un buen brazo.

Un año después, Jesús Francisco era campeón nacional en Tehuacan, Puebla, derrotando a Baja California en una final donde lanzó 5 episodios con 4 hits y una base por bola.

En la categoría 13-14 refrendó su nivel cuando en el Distrito Federal paró al mismo estado con 7 inings lanzados para un hit y un total de 11 ponches con los que completó la “lechada” de 4 por 0.

Para entonces ya atraía la mirada de los buscadores de talentos de la gran carpa.

Repite su estatus de campeón cuando en la categoría 15-16 años es llamado a reforzar la selección Sonora para participar en las Olimpiadas Nacionales en Lagos de Moreno, Jalisco, y derrota a Tamaulipas por 4-1, al tirar 5 entradas y ponchar a 9 bateadores.

Los “scouts” no esperaron más. Hicieron fila Luis Peña, del Gigantes de San Francisco; Fred Mazuca, de los Mets; Raúl Cano, del “Cachorros” de Chicago, y Gil Kim, de los “Rangers” de Texas.

Se sumó Lee Sigma, de los “Yankees”, pero fueron rebasados por la oferta de Manuel Samaniego, buscador de los “Bravos”, quien está convencido que el todavía muy joven Jesús, estará en 4 o 5 años ganando juegos en los grandes escenarios.

Fue una larga charla familiar donde convenció a los padres de que tras el indispensable acondicionamiento físico e instrucción en San Pedro de Macorí, probará suerte con el “Tigres” de Cancún, y en el invierno lanzará con Guasave.

En Dominicana se encontrará con otro guaymense, Daniel Castro, quien se prepara para ser un buen paracorto “bravo”.

“Ya es un proceso más avanzado”, dice Cambustón Rivera. Habla de más  avance, más responsabilidad, “implica compromiso con mucha gente, con mis amigos”.

“Tengo la responsabilidad de no defraudarles… y no los defraudaré, pondré todo mi empeño en eso”, dice emocionado ante la perspectiva de llegar en poco tiempo a su meta principal de estar en grandes ligas.

ORGULLO DE SUS PADRES

“Como padre, mi subconsciente me gana”, y sonríe, al decir que le ve gran talla, pero Jesús Cambustón Espinosa, como conocedor del béisbol acepta que el esfuerzo a dar “no es fácil, requiere de mucha entrega y trabajo”.

Pero el obligado análisis le dice que “tiene todo para llegar: disciplina, trabajo, empeño, dedicación”.

Y la orgullosa madre, que lo mira con ojos de admiración y amor, lo señala de buen estudiante y está contenta porque el equipo contratante le apoyará con su preparación universitaria, sea cual fuere el resultado de la incursión.

Hoy, el joven talento ha cursado dos semestres en la preparatoria Kino, pero no piensa dejar los estudios.

Junto con su padre, reconocen apoyos recibidos de mucha gente. Recuerdan a José “El chino” Ibarra, un pitcher veterano que hoy vuelca su experiencia en los jóvenes; antes, fueron sus primeros instructores Víctor Hull y Francisco López.

Pero su padre acepta que desde siempre está en la mira cariñosa, nerviosa, enérgica, de su propio padre, pues el propio Cambustón Espinosa ama el béisbol desde niño y hace 8 años fundó su propia Liga Infantil, que llamó “Marineritos”, luego de una carrera como jugador aficionado, manejador, instructor y fomentando eventos con los que ha llegado a competencias en el plano nacional.

Y fue su hijo el primero que, en ese desarrollo, se contrata de esta Liga, con un equipo profesional, y de Liga Mayor, bajo condiciones que sus padres ven muy ventajosas.

Ahora, “a esperar, a ver cómo se desenvuelve”, dicen los orgullosos padres, que ya ven el cercano lapso para dejarlo ir, algo que quizá los haga llorar, pero lo aceptan porque va a prepararse para ese futuro que hace años visualizan, en lo cual los propios buscadores profesionales están de acuerdo.

Si no están equivocados, pronto el hoy dieciseisañero jugador de los llanos guaymenses estará dejando satisfacciones a México desde los verdes prados de la Gran Carpa.

“Dios lo permita… y que le vaya muy bien”, suspira su madre.