+ A Morena le ganó su convocatoria; Sara Valle reta y Salazar se sostiene: es Córdova la candidata; campañas negras contra Aguilar, quien inicia campaña mostrando respaldo popular
GUAYMAS, Son.- El problema de Morena en Sonora – y en todo el país, según se lee a diario--, es que lo superó la convocatoria a la que, como dice el corrido, vino gente de´onde quiera.
En el caso de este puerto, la alcaldesa Sara Valle exige ser nuevamente la candidata y amenaza con impugnar ante el Instituto Estatal Electoral si no es designada. Escandaliza aquí y allá y deja la alcaldía tirada, con sus funcionarios y regidores buscando nominarse en cualquier sigla.
Adolfo Salazar, presidente estatal de Morena, no se asusta ante uñas y dientes mostrados por quien replica su actuar de 1999, cuando se le revocó el poder por lo mismo que hoy comenzó. Salazar sabe que detrás está la chequera de la Tesorería Municipal, la que controlan sujetos residentes en Hermosillo y no pasa una auditoría del Instituto Superior de Auditoría Fiscal.
La Valle soslaya su propio desastre, el caos citadino, su desorden administrativo y peor, el material, reflejado en sus malos servicios y abandonada infraestructura. Quiere seguir al mando porque según su distorsionada perspectiva, está haciendo las cosas “muy, muy bien”.
Lo que la gente opine no cuenta, pues son sus enemigos quienes la critican, negándose a aceptar que la critican la inmensa mayoría de los guaymenses, no solo quienes fueron encuestados por Morena para resolver lo inviable de su reelección.
El dirigente estatal morenista ratificó a la candidata aprobada por la Comisión Nacional de Elecciones, la doctora Karla Córdova. Con ella “hay hombres y mujeres muy valiosas” y decidir por ella “va a ratificar la confianza de los guaymenses”, dijo.
Ya perdió la alcaldesa, pero hasta lo último saboteará al morenismo y descalifica a Córdova porque “provocará desconfianza en el proyecto del candidato a gobernador Alfonso Durazo”, como si eso le importara; y porque incluyeron perfiles “de personas provenientes de otros partidos”. No recuerda, la señora Valle, que ella llegó “de otros partidos” y lo hizo pese a que 20 años antes fue alcaldesa y le revocaron el mando por mala administradora y por llevar a los guaymenses al borde del choque social, como de nuevo lo intenta para sus fines personales perfectamente visibles.
A Morena, ciertamente, llegaron muchos de fuera no necesariamente a trabajar por ese proyecto, sino por afán egoísta y son los principales antagonistas del partido hoy mayoritario. Si Salazar se deja, el movimiento del presidente López Obrador seguirá aquí la ruta del PRD en el pasado, cuando se dio el primer intento de los mexicanos por sepultar al odiado PRI, pero se llenó de los corridos a puntapiés del poder y terminó secuestrado por las tribus que hoy merodean las nuevas siglas.
Por eso Morena hoy se parece tanto al PRI, por tener a tantos de los que se suponía fuera del poder por léperos. No, allí están. Y también de otros partidos discípulos del tricolor.
La verdad es que las siglas, como en la era dorada del PRD, se colocaron en alturas imposibles de controlar por quienes las dirigen y el pronóstico del sismo que enfrentan es ensombrecedor. Y no pueden defenderse tampoco acusando al panismo, pues los azules aparecen dominantes.
Comparto el criterio del analista e historiador Bulmaro Pacheco, expuesto en su reflexión de este domingo que cierra así: “Finalmente, los únicos candidatos fundadores de Morena en Sonora serán, por Cajeme, Javier Lamarque; y por la reelección federal, Heriberto Aguilar”.
CAMPAÑAS NEGRAS
Conozco a Heriberto Aguilar desde su arribo al Cabildo en 2006-2009, como regidor del PRD. Mostró decencia y fue participativo. Dejó una imagen pulcra y la conserva.
Su idealismo le hizo trabajar duro en el movimiento del ahora presidente López Obrador y por eso el mandatario le tiene aprecio.
Desde entonces le vi iniciar su vida, unirse a una buena mujer, tener un hijo; juntos adquirieron un espacio en la popular colonia Loma Linda –alcanzada después por el crecimiento comercial— para construir una vivienda con respaldo del Infonavit.
Esa vivienda la han hecho crecer poco a poco, con su trabajo –es ingeniero civil--, y con sus 180 metros cuadrados dista de ser lo que afirma un video que intenta golpear una buena figura. No es pues, la “Casa blanca” que muchos políticos adquieren rápidamente cuando controlan presupuestos.
A Heriberto ese intento de golpe bajo le ayuda porque quien le conoce, sabe de sus antecedentes, su formación de hombre recto. Faltan políticos así.