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Estas líneas…

+ Más deuda para Guaymas

+ Denuncian a González Véjar

+ Porquerías contra denunciantes

GUAYMAS, Son.- Preocupa escuchar que el Congreso del Estado dio luz verde al nuevo financiamiento a Guaymas, dizque para reducir efectos del endeudamiento previo a partir de buscar nuevas condiciones en plazos como en costo financiero.

Hace apenas dos años hizo lo mismo el endeudador municipal Otto Claussen Iberri y consiguió 365 millones de pesos que la contabilidad registra incompletos en su ingreso a la tesorería del puerto, y ahora Lorenzo De Cima resuelve el “tremendo problema” de la manera más fácil: dispara la deuda a más de 400 millones de pesos. Hace otro hoyo para tapar el previo.

¿Necesario? Si. No avanzará el Ayuntamiento sin saldar obligaciones y la comuna no produce tanto como para pensar en caminar sola. El problema es –válgame la redundancia--, que no hay problema, hasta que se crea para luego apelar a la necesidad.

Ejemplo el caso de la basura: se deja de recoger cuando es responsabilidad oficial, mañana la gente protesta, encontrando en entregarle el negocio a una empresa privada la solución. Pero si la empresa no cumple, no hay manera de obligarla ante lo blandito que resultan los alcaldes al hacerse necesario –esa necesidad no la disputan con tanta vehemencia— obligarlos a cumplir.

Así no se podrá sacar adelante el changarro y pedir prestado será la constante. Será la tienda de raya que satanizamos de la época prerevolucionaria y el negocio financiero de la banca una pesada carga para la comuna, pero decirlo puede ser complicado. Se jala un hilo que se convierte en grueso cabo, cual ocurrió con la denuncia de hace unos días contra quienes acaparaban la publicidad que compra Palacio.

Resulta que el dueño de una firma que pasa sin cuestionamiento toda factura por publicidad e imagen, es de Germán González Véjar, joven hermosillense nacido en Guaymas y reconocido como político porque sabe hacer negocios. Lo que está mal es que lo haga como oficial mayor del Ayuntamiento. Es decir, quien autoriza y paga todo lo que le cobran a la comuna. Muy, muy distinto a otros proveedores de bienes y servicios al Ayuntamiento que tienen meses tras el cheque que nunca se autoriza. La lista es larga.

La denuncia la interpuso el impresor y diseñador gráfico José Ramírez Lizárraga y lo acompañó el diputado local suplente Víctor Marín Martínez. La recibió el contralor Fernando Ortega y a Guaymas se le hace tarde esperar la respuesta que aclare todo, o la opacidad afectará gravemente a Lorenzo De Cima Dworak, quien en la transparencia sustenta su credibilidad.

Y no se vale que funcionarios municipales intenten evitar que este martes vayan Ramírez y Marín a Hermosillo a interponer denuncia penal contra el González Véjar del cuento, ante la Fiscalía Anticorrupción de Odracir Espinoza. Tampoco las porquerías en redes sociales con las que intentan exhibir a ambos guaymenses, miembros de familias respetables, muy conocidas y arraigadas, como lo es la familia del alcalde.

¿O no saben los señores jefes municipales que sus hijos, esposas, padres y amigos leen y escuchan lo que financian con dinero del pueblo? Dinero que, de entrada, es para solucionar los problemas mil que vive la ciudad, no para que sus alcaldes actúen más cerca del diente que del pariente.

Víctor Marín ha sido constante crítico de la corrupción con los recursos de los guaymenses; denunció obras abandonadas por el trienio de Otto Claussen y el dinero perdido con las que se debió terminar, así como a la irresponsable empresa constructora protegida por un regidor local; lo hace ahora con la tranza por aclarar de González Véjar.

Y fue tan clara la posición en contra del “Gonzálezgate”, que ya habrían recibido “ofertas” los denunciantes por su silencio. Incluso el sábado el secretario del Ayuntamiento Alán Jaramillo se encontró “casualmente” a Marín en conocida cafetería local y lo abordó. En un momento dado, llegaron varios funcionarios con quincena municipal y rodearon al suplente de Manuel Villegas, en el momento en que casualmente también, llegó un fotógrafo, los captó y subió la foto a redes.

“Ya convencieron a Marin”, habría sido el mensaje percibido. No. No lo habían convencido pero el intento fue bueno. Lo deshizo la sucia alusión de perversión que indignó a Marín y a Pepe, quienes ya vieron cómo va a ser de aquí en adelante si siguen denunciando el lodo palaciego.

Si logran algo, el alcalde tendría que despedir gente y en algunos casos, denunciarlos para su proceso administrativo y legal, comenzando con el hábil comerciante de la publicidad e imagen a la vez oficial mayor, primero en contraponerse a la filosofía del ahorro planteada por el jefe municipal; y que si no se aplica, hará tronar a la institución municipal. O “nos la vamos a acabar”, como en su momento predijo el secretario cuando señalaba que la comuna no haría cosas como las que se están haciendo.

Y no quiero saber el fondo de ese pleito que el alcalde tiene con el regidor Raúl Gabriel Sánchez Almeida, que lo hizo sacarlo de su oficina hace 10 días. Bueno, la verdad es que deberíamos saberlo.

Tiros rápidos

Parece ir en serio el cobro de Comisión Estatal del Agua a 210 locatarios del mercado municipal Yáñez. Pero es bueno el censo que comenzó el organismo, porque ni están todos los que son, ni son todos los que están. Y deben definir quién cobra, porque pagar comisiones por nada a empresas hermosillenses inhibirá la meta de fortalecimiento financiero buscado. Y también será en perjuicio de todo Guaymas.

Finalmente, en todos los ambientes brota una inquietud respecto a la percepción de seguridad que se tiene entre la gente. Y sigue creciendo. Un ejemplo de resonancia, es el caso de los tres profesionistas `levantados´ en los últimos dos meses, ilícito cuya aclaración todavía nos la debe el Gobierno del Estado y su ala judicial.

Alguien no está haciendo su trabajo y la preocupación es el futuro que nos espera si siguen así las cosas.