Horizonte negro en Empalme EMPALME, Son.- Me llamó al teléfono Rolando Corral, aquel dirigente sindical alguna vez problema para las labores de la planta Ford Hermosillo, luego estudiante ejemplar cuando lo enviaron (¿exilio?) a formarse como técnico en Japón, de donde regresó a asesorar dirigentes maquileros regionales.
Siguió de asesor, sabe mucho de ello, y está a cargo los obreros de esa industria que da a la región unos 14 mil empleos. Lo estaba desde que el “Kiriki”, Carlos Enrique Gómez Cota, hoy alcalde, era interpósita persona como secretario general.
Me pidió acompañarlo en un desayuno y acepté porque me llamó la atención el tema: “Primera reunión para trabajar por un solo objetivo”. Dejó el misterio abierto y allá vamos, al fin era mañana sabatina de escasa actividad.
Quedé complacido. Rolando no siguió el “speech” de los dirigentes sobre la lucha obrera, la unidad, el entendimiento con el patrón y esas cursilerías del discurso común. No. Llamó a una docena de jovencitos y les pidió expresar lo que piensan. Son becarios y salen adelante porque el sindicato maquilero les paga sus estudios. Cómo no hacerlo, si son hijos de obreros, tienen 9 de promedio y no tienen dinero. Al revés de cuando los fondos sindicales se usaban para usura.
Pues allá van los chamacos de secundaria y preparatoria que como oradores hacen palidecer a muchos políticos regionales. Y no son mentirosos. Expusieron el Empalme que ven y no le fue muy bien a quienes han gobernado la plaza. Héctor Laguna Torres, por ejemplo, quien según la visión general confirmada por los chamacos, dejo un pueblo abandonado y en manos de la delincuencia; servicios pésimos y el desvergonzado cobro eficientísimo.
Rolando y Espriú llevaron su parte: el sueldo de sus papás no es poco. Si quieren datos, aquí está uno: “Mi papá gana en seis años lo que ustedes ganan en un mes”.
En la mesa principal pasaron saliva Javier Villarreal (CTM Estatal), Carlos Espriú (Maquilas), Edmundo Chávez (Apiguay), José Luis Castillo (Diputado), Daniela Oláguez (DIF), entre otros.
Resumen: Empalme está muy mal, lo muestran sus calles, su vigilancia, el dominio del hampa que se desbocó con el panismo depredador de los dos trienios previos; y al comenzar este, con el PRI de regreso, las cosas no pintan muy bien. Por la falta de recursos, sí, pero también por la poca eficiencia y la inmensa inmadurez del nuevo alcalde. Hagan caso a los jovencitos, Empalme lo vale.
QUE NO CAMBIEN CARTITAS
Javier Villarreal hace rápidas cuentas y hasta él, acostumbrado a todo en política, se asombra con la depredación sexenal de los panistas en Sonora. No puede explicarse cómo desaparecieron 22 mil millones de pesos sin que el exprocurador Carlos Navarro y demás responsables de la justicia, sean cómplices en el saqueo descomunal ocurrido.
Más tarde, José Luis castillo, aún peleador de 6 rounds en esto de la política, también describe sorprendido lo que ha ido encontrando al mencionar el desastre del fenecido nuevo Sonora; por supuesto, el también diputado Manuel Villegas lo calla, obligado por su adoptada filia azul, pero la secuencia avanza y seguimos en lo desde un principio establecido:
Sonora ha sido víctima de una afrenta que solo aplicando la ley se lavará. Se debe continuar el debido proceso que castigue autores, en lo cual trabaja la gobernadora Claudia Pavlovich, quien no juega cuando habla de dejar caer la espada de la justicia en el lugar correcto.
Pero preocupa que el coordinador priísta en el Congreso del Estado, Epifanio Salido Pavlocich, “El pano”, se la lleve tomando café y sabe qué más, con el pastor azul Moisés Gómez Reina. Eso hace suponer cosas malas, habida cuenta –eso fue muy evidente— que el ahora legislador por obra y gracia de la cobijota con la que se quieren tapar, fue una de las cabezas que hicieron el negocio de su vida con los recursos de Sonora.
Más discreción, señores, finalmente, hagan lo que hagan, el resultado de la cacería de roedores emprendida, determinara si se intercambiaron cartitas o no para que, por el lado azul, no vayan a prisión las aves rapaces sexenales, a cambio de perdonar pecadillos económicos (en Guaymas rondan los 500 millones de pesos; en Nogales los 350) de algunos exalcaldes priistas.