Ayer vi a cientos, miles quizá, de guaymenses en fi la ante docenas de asesores que registraban inquietudes en improvisadas sombras en la Unidad Deportiva, donde por cierto, el mandatario ya echó su espada en prenda y terminará antes de 2012 la ciudad deportiva que añoran los jóvenes del puerto.
La mayoría de esos ciudadanos necesitados, es por fortuna, gente con ideas de mejora a partir no de la dádiva o la atención mezquina surgida de lo electorero, no.
Es gente cuya idea de mejora se basa en el esfuerzo que haría para estar mejor si se le tiende la mano.
Eso es lo que ve Padrés, quien tendrá con él a todo su gabinete y si algo faltara, César Lizárraga estará al lado fortaleciéndolo con su “Presidente en tu colonia” en esa tarea estatal que ya benefi cia a miles de sonorenses.
La campaña del entonces candidato a gobernador basó su éxito en su estrecho contacto con la gente. Sigue ese contacto y así es como debe ser.
MEJOR SEGURIDAD No ha visto la gente con muy buenos ojos la oscura personalidad de Ramón Aguirre Vizcarra paseándose por Guaymas con su recuperada charola de subjefe de la Policía.
Lo bueno es que la sede de Seguridad Pública cambio ya su aspecto tenebroso por un ambiente de metas defi nidas que refl eja capacitación, criterio, todo lo que implique ser mejores como policías, sin duda producto de la visión, capacidad y humanismo del titular, Librado Navarro Jiménez.
Hay regaños y quizá despidos si los responsables de atender a la gente se desentienden de la gente, precisamente, para quien deben trabajar.
Por ejemplo, por qué un agente no entiende que si detiene a un sujeto de feo aspecto, no debe apresar por falta leve a dos jovencitas de buena presencia, trabajadoras e hijas de familia sentándolas cual vil delincuente en una patrulla al lado del primeramente señalado para luego encerrarlas.
Cuando se les libera porque sólo debieron elaborar una boleta por exceder velocidad, los agentes se defi enden diciendo “usted me hubiera dicho quién era y no la hubiéramos detenido”.
Respuesta equivocada. Ninguna policía funciona si la persona queda presa por no apellidarse bonito o tener un compadre con poder.
Agentes, no se equivoquen, y tampoco sus jefes, en este caso el comisario de San Carlos, Francisco Alcántar, de quien se sabe que lo es sólo porque una nómina quincenal lo indica.
A propósito de presos, hace unos días vinieron los coordinadores de reclusorios del país y trajeron mucha gente de alto nivel que encabezó Genaro García Luna, jefe nacional de Seguridad Pública.
El punto es que el coordinador sonorense de Reclusorios, Saúl Torres Millán, demostró no sólo experiencia y buena mano en el cuidado de los confi nados, sino una voz que debiera tenerlo en el “American idol”. Ah, que sorpresa daría si interpreta allí los “Ojos españoles” como lo hizo en la recepción en Palacio Municipal.
Aunque también salió el chisme de su cercano cambio, para dejar en su lugar a un panista guaymense que si le creemos a la fuente de la calle 20 altos, sería el ex alcalde Bernardino Cruz Rivas. A propósito, en el PAN Municipal, limpian el cochinero que arrojó la sucia actitud de los tres tristes tigres, Fortunato Cano, Óscar González y el superprotegido Héctor Hernández García.
El primero ya entendió que su chambita por méritos en campaña en Casa de la Cultura estuvo en riesgo; González hizo como que la virgen le hablaba y sigue promoviéndose para la diputación local que hoy detenta un hermosillense nacido en Guaymas, pero la complicación por salir a la luz cuando las cuevas son su medio ambiente, es Héctor.
Resulta que el señor es dueño de amplio currículo en el IMSS, de donde lo han corrido varias veces y gana con demandas o infl uencias.
Empleado de mediano nivel en la subdelegación, tiene docenas de incapacidades porque no puede trabajar –la última de 130 días entre abril y agosto-- y recibe paga completa; pero sí puede, o al menos lo aparenta, como jefe de la ofi cina municipal de enlace con la Profeco, donde rara vez está.
Bueno, ya va más, al tronarle su intentona de tomar el PAN al enfermar Francisco López Lucero. Hay una regla panista que exige, para serlo, demostrar honesto modo de vivir, y esto no es honesto, así que el proceso abierto a petición de los Elizalde, Quiroz, González, Tapia y demás panistas de veras, ya considera ese antecedente.