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Estas lineas...

Explicarlo, alto grado de dificultad; PAN, suda para defender al padrecismo; Guaymas, se le va el tiempo y no ve claro

GUAYMAS, Son.- Enrique Peña Nieto sufre el peor trato que a cuanto antecesor yo recuerde, desde Luis Echeverría a Felipe Calderón.

Todos carecen de inteligencia según la óptica popular, volcada cada vez más en la práctica común de culpar al mandatario en turno de todos sus problemas o frustraciones. Muchas veces, diría yo, con justificación, pues pasa el tiempo y la mejora del país -- la gente es el país, no los grandes corporativos—no llega.

Quien lamentó no poder hacer algo por “los pobres, los desposeídos”, fue José López Portillo, y pidió perdón. Peña Nieto es al segundo que escucho hacerlo, pero fue por permitir o ignorar el caso “Casa blanca” que involucra a su esposa, pero lo hizo cuando se olvidaba el agravio doble –la casa y el dineral que dice, ganaba La Gaviota como artista --, lo cual se volvió un error político.

Por supuesto, los presidentes distan de ser eso que se dice respecto de su presunta reducida inteligencia, no obstante lo cual hay chistes mil al respecto. El genial “Chapo” Soto acaba de recordarnos el más emblemático, a juicio mío, de esta cruel consideración:

Se acercaba la visita del presidente gringo y el mexicano acudía a recibirlo. Llovió, por ello saltaba charcos y tuvo debió arremangarse los pantalones para no mojarse las valencianas. Cuando llega el presidente gringo, el mexicano avanza con los pantalones arremangados para saludarlo y alguien le grita: “¡Señor presidente, bájese los pantalones!”.

El presidente mexicano, desconcertado, voltea y pregunta: “¡A cabrón! ¿Pues a poco le debemos tanto?”.

Poniéndoles nombre, decían de Luis Echeverría que un día, el jefe de escoltas, hombretón de impresionante altura y musculatura, le dice al oído durante una gira por Durango: “¡Señor Presidente, trae un alacrán en el hombro!”.

El “infatigable”, como llamaba el maestro Enguerrando Tapia al presidente de 1970 a 1976, le espeta al fiel escudero: “¡Quítamelo, pendejo!”

A veces la fonética nos confunde, por eso el ayudante quiso precisiones y le explica: “Señor, le puedo quitar el alacrán, lo otro, no sé cómo…”.

Entreguismo, por una parte. Incapacidad, por otra.

Peña ahora está en ese fuego amigo consuetudinario, agravado por las diferencias políticas con los grupos de poder, más que nada por los negocios que implica administrar el país.

Pero los obligados a defenderlo no se atreven, y quienes sí, no lo hacen bien. Parecen compadres. Y peor, deja ir colaboradores que no pudieron penetrar el escudo tendido por el grupo Atlacomulco, cuyo esfuerzo era hacerle ver que no todo es Estado de México, que no todo es negocio. Que hay algo más allá que someter a maestros rijosos  y perseguir “narcos”. Que hay un país hambriento, con falta de empleo y burlado por políticos que ya no gobiernan, cegados por la ambición del negocio rápido, lo cual les ha vuelto cleptómanos exacerbados.

En esa lista de idos, cuela el sonorense Manlio Fabio Beltrones, quien mostró respeto institucional y lealtad a las siglas y al jefe, pero no pudo más en la lucha por enderezar la nave.

Ahora se alejan el secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong y la titular de Relaciones Exteriores Claudia Ruiz. Peña no los dejó ir, por supuesto. Habría sido un golpazo tan fuerte como el que ahora sufre nuestro mandatario por recibir a Trump. Lo medio salvaría la presencia, más pronto que tarde, de la otra candidata al mando del imperio, Hillary Clinton. Si no viene, agárrense. Y no se diga si la elección gringa la gana la dama.

Si quiere un culpable de haberlo convencido de recibir al millonario bocón que insulta a mexicanos como deporte favorito, se llama Luis Videgaray, secretario de Hacienda y según los cercanos, la conciencia –no sé si de aureola o cuernos-- de Peña.

Bueno pues, priístas, a defender a su líder, que es su obligación, aún cuando millones creen que no hay argumentos para lograrlo. Si sirve de algo, el senador Emilio Gamboa lo hizo afirmando que los priístas son muchos y con ellos se gana la presidencia en 2018.

Ah, y para orgullo regional, la legisladora federal Susana Corella lanzó su espada en prenda defendiendo al mandatario. Y va por ella. Tenía que ser una falda sobre muchos pantalones que permanecen estáticos ante la embestida.

Entre otras cosas, esto expresó la representante guaymense:

“Es cierto que falta mucho por hacer, pero más cierto es que México no puede estar sujeto a los intolerantes que se niegan a reconocer los derechos humanos y de respeto a la dignidad de la gente; ni tampoco a los pregoneros de quienes apuestan a una inmovilidad prehistórica que implica retrocesos”.

Y que el convencimiento sobre las reformas estructurales, adecuación de leyes y proyectos de inversión de Enrique Peña Nieto es tan sólido, que desde el Congreso de la Unión le han apoyado con la aprobación de 113 Decretos Presidenciales.

PAN, calladitos, más bonitos

No debe sorprender el intento de defensa de los diputados panistas Luis Serrato o Moisés Gómez Reyna, entre otros pitufines, negando las atrocidades cometidas por el pasado sexenio que  encabezó el todavía villano favorito, Guillermo Padrés Elías.

Tratan de desviar atención y parece que manipulan números para descargo de cuentas. No se puede. Y para confirmarlo allí están las declaraciones de Flor Ayala, la congresista quien punto por punto les explica el “ya sabemos” y les da con los números en la nariz, afirmándoles que “el PAN miente, los números no”.

El azul, se entiende, quiere defender al ejecutivo anterior, para defender la marca, pero no creo que lo haga convencido de lo que dice. A menos que el cinismo les haya creado una coraza tipo galápagos, o que los legisladores Serrato y Gómez Reyna busquen un escudo, porque estuvieron allí, vieron todo de cerca y quizá hasta le hayan agarrado la pata a la vaca. No les será fácil, pues, hacerla de “Chapulín colorado”.

Tiros rápidos

1.- Se va el tiempo y Guaymas parece perder la esperanza.

Después de la rapaz administración de Otto Claussen Iberri, quien hizo obra pero costó el triple y endeudó al Municipio con cifras impagables, parece que el alcalde Lorenzo de Cima, a quien la política no se le da, prefiere alejarse de la gente para no aceptar que no puede con el paquete.

Peor, sus cercanos ya divulgan que no podrá hacer mucho y pierden la esperanza, por eso algunos prefieren ver qué sacan para sí, por si no duran mucho en el puesto. Además, están asustados en el círculo cercano, porque los 200 millones de pesos que le soltarían este año para obras y pago de trácalas, parece que no llegarán. ¿El problema? Diputados y senadores azules que ayudarían a hacer proyectos faraónicos como un gran estadio de béisbol o campeonatos mundiales deportivos, le estarían cobrando hasta el 40% de “moches”, término inventado precisamente por panistas. Lástima que eso no lo confirmará el enconchado alcalde.

2.- Fui a Los Algodones, preciosa playa en el norte de San Carlos, y frente a ella veo trabajos de urbanización y colocación de ornato vegetal. Pregunto y me responden que sí, comenzó el proyecto que los Coppel al parecer asociados con los Bours, diseñaron para aprovechar los antiguos suelos del Club Med y otra extensión frente a éstos. Enhorabuena. Esa gente habla en serio cuando se toca el tema financiero.

3.- Desde este espacio hago llegr mi solidaridad a mi estimado Alberto “Beto” Nevarez Grijalva, un comunicador con quién por décadas me he encontrado en el camino y siempre me ha demostrado que a su capacidad profesional, agrega la facilidad de ser amigo.

Hoy sufre el duro trance de perder a su señora madre, doña María Teresa. En mi oración a Dios para que como todos los días, me cuide de las acechanzas del mundo, le dije que envíe resignación a mi amigo, porque la separación del ser más querido, desgarra el alma. Te abrazo, Beto.