CD. DE MEXICO.- La monotonía de quien dirige las sesiones en el recinto legislativo de San Lázaro de pronto atraen la atención de alguien, cuando escucha sobre su estado o su Distrito.
No se trata de estar en todo. Un diputado puede oír sobre Cancún y la destrucción de humedales para hacer hoteles pero, si representa a Reynosa, “secar matitas” y matar “conchitas y caracolitos” no le significará un crimen de lesa natura de empresas en busca de lucro. Reaccionará cuando escuche de seguridad y otros problemas transfronterizos.
La Cámara de diputados es un hervidero de legisladores, visitantes, temas de una u otra cosa y la grilla está al 100. Desde aquel oscuro legislador de un partido protector de intereses de grupos ultraderechistas, hasta la combativa dama de Morena, representante de un distrito rural morelense, que disfruta ridiculizar al “Cuauh”, alcalde de Cuernavaca que antes jugaba futbol.
Igual el legislador refugiado tras pasar por altos cargos, o el que pronto irá a gobernar Yucatán u otra entidad. No falta quien buscó el fuero para evitar rendir cuentas.
El caso es que siempre alecciona penetrar al recinto donde, a veces con facilidad que asombra, deciden el futuro del país; otras, con guerras de criterios encontrados por los intereses que no se entrelazan. Pero al final, todo resulta terso.
Ingresar es pasar filtros mil. No tantos como cuando los diputados cerraron la puerta a Vicente Fox quien llevaba su último informe de Gobierno–terminada la enfadosa costumbre de informar con “la realeza” llenando un recinto de aplaudidores--, pero escuchar al mandatario ya no era el tema, si no ver si entraba. Entró, arrojó los libros y salió rápido en un cerco de guaruras y diputados recién electos entre quienes andaba un sonorense cinta negra en judo o algo así.
Pero cuando se va a algo específico, se entra y la atención es de primera. Por supuesto, uno debe visitar a su representante y saludé con afecto a Susana Corella, del 04 Distrito Electoral de Sonora, quien hace un papel apreciable. Va de aquí a allá, llama por teléfono, se reúne con funcionarios, concreta acuerdos, “torea” a uno que otro ocioso con dieta… no para, la verdad.
En la charla me anuncia que estará el martes siguiente y lo estuvo, en tribuna. No lo hizo mal. Sabe lo que hace. Así como es ella, entrona, fue a la cabeza del Grupo México, el del millonariazo Germán Larrea, para reclamar sus falsas promesas y le exigió remediar el cochinero con el que destruye el medio ambiente sonorense con sus minas. Creo que eso es causal para retirarle la concesión, pero el paso lo resuelve nuestro vapuleado presidente Peña Nieto.
Ni ayuda médica, ni plantas potabilizadoras ni nada. Todo lo cruza, Larrea, por el arco del triunfo, por eso Susana Corella le dijo con más palabras y en forma más diplomática, que no le anduviera haciendo al loco.
Y para que vean que Claudia Pavlovich hace su parte, le legisladora pidió a sus homólogos en el Congreso respaldarla en el exhorto al Gobierno Federal, para apoyar en ese jalón de orejas al Larrea del cruel cuento de destrucción y muerte que hereda a comunidades del Río Sonora.
Sépase, si no lo sabe, que el de las minas es tema federal, por eso doña Claudia no ha metido en cintura al grupo mafioso ese, pero fue oportuno el papel de Susana, como cabeza de la Comisión de Minería. Pronto se verán resultados.
Y solo para cultura general, la diputada guaymense tiene su oficina al lado de Sylvana Beltrones quien, creo, no necesita presentación. Y contactos mil, gracias a su carisma aunado a su energía para cumplir a favor de los habitantes del Distrito, 39 municipios a los que está respondiendo.
En el sitio, grato el saludo a los legisladores tricolor Ulises Cristópulos, quien adelanta lo bien que le irá en materia de inversión a Sonora gracias a la gestión de sus representantes. A su lado, Próspero Ibarra, cuyo nuevo “luk” --¿18 kilos menos?-- me hizo titubear antes de saludarlo. Si, era él.
Más allá, el tocayo Agustín Rodríguez, con quien charlé en su curul y para la posteridad quedó la foto tomada por la legisladora Tere Lizárraga, a quien saludé con gusto y la vi de cerquita. Les juro que no trae ojos inyectados en sangre ni arroja lumbre por la boca. Andan tranquilos. Hablan de planes y gestiones y la despedida fue con el infaltable “saludos al señor (Padrés. Quién más)”, a quien me reportan “por allí”, en el ex DF, tranquilo también y en espera de que pase el vendaval. No ocurrirá nada, según veo.
LIDERAZGO CONCRETERO
En realidad fui a Ciudad de México básicamente para acompañar al guaymense Ramiro Páez Cruz en la asamblea de la Asociación Nacional de Concreteros Independientes, grupo que creció en año y medio de trabajo de este empresario radicado en San Carlos, hasta controlar la mitad del concreto de las grandes obras del país. Ante los santones del concreto, Ramiro es bien visto y respetado. Ejerce liderazgo, lo cual da gusto, pues es un paisano que abre camino en esos niveles.
El evento de dos días en el Hilton, permitió saludar a mucha gente conocedora de ese sector. También a sonorenses radicados en la gran urbe, como el de Pueblo Yaqui Julián Luzanilla, hoy en el Fideicomiso que suple a aquel viejo Banrural donde también hizo labor de enlace entre los políticos y los productores, como ahora; y el de Bacobampo Juan Manuel Verdugo, secretario General del ISSSTE, metidísimo en eso de traerse una clínica de especialidades a Cajeme, donde se atienda a toda la región.
También a los exalcaldes de Guaymas Carlos Zataráin y Antonio Astiazarán, quienes enriquecen currículum el primero en la Dirección de Concertación Social de la Sedatu, y el segundo en la Transversalidad de la Sedesol. Astiazarán podría saltar a la Secretaría de Hacienda, a donde fue su amigo, Antonio Meade, a remendar el desgarriate creado por el extodopoderoso Luis Videgaray.
Allí cerca andaba Bulmaro Pacheco, hoy director del Instituto Tecnológico de Guaymas, donde se nota la mano de quien le entiende a eso de dirigir y gestionar en los altos niveles. Por cierto, este miércoles era buscado por militantes priístas para obtener sus consejos. Claro, sabe mucho de los asuntos del partido y de la política en general y en Guaymas no tardan en nombra dirigente.
INFORMES
Si se valiera, todos los alcaldes llorarían al micrófono ahora que rindan su primer informe de Gobierno en los 72 municipios de Sonora.
Pero no se vale. Como tampoco se vale que lo haga doña Claudia Pavlovich, quien da al mal tiempo buena cara, ahora que no pueden exhibir obras ni soluciones exigidas por la tarea diaria del Estado.
Serán informes austeros. Y algunos, de plano, parecen hojas contables, donde hasta la compra de un clavo o una ventana sobresalen como gran logro. Hace falta algo más que discursos para salir del hoyo. Vamos a ver de qué están hechos nuestros políticos y más nos vale que de un buen material.
TIROS RAPIDOS
1.- No nos fue tan mal con la tormenta Newton en el sur de Sonora. Sin embargo, ya comenzó la danza de los millones en daños. Siempre es buen negocio hablar de gastos cuantiosos para resolver problemas de emergencia. Ojalá no abusen, porque luego no les creen y esto resulta como cuando se insiste que viene el lobo y no viene.
2.- En Guaymas, a unos metros de las calles Miguel Alemán y la diagonal José María Yáñez, está el auditorio municipal donde Lorenzo De Cima tratará de justificar su primer año como alcalde.
Esas vías estaban anegadas de aguas negras. Ya no. Me dicen que por ser la sede del informe y se vuelve entendible en el sistema político nuestro. Luego me añaden, es que viene la gobernadora a acompañarlo en su informe. Ah, bueno. Y entiendo también con eso, por qué cesa la beligerancia de los regidores tricolor. Que nos sea leve.
3.- No se entiende la ruina que padece la región Guaymas-Empalme –al margen del cínico saqueo de sus alcaldes-- cuando destaca en exportaciones de productos del mar, del campo, la industria maquiladora y agregue inversiones por más de mil 500 millones de dólares en grandes proyectos industriales.
Urge que los alcaldes pongan atención en la promoción económica. Eso es prioridad, o la historia los recordará mal.