+ Circo romano, el Cabildo; Claudia Pavlovich: no se equivoquen; Natalia Rivera, “oreja y rabo”
GUAYMAS, Son.- Los audios revelados por fuerzas ocultas ya muy vistas, donde se expone crudamente la corrupción en el Ayuntamiento de Guaymas, exacerba ánimos y desata una “guerrita” que vuelve a todos gladiadores en el circo romano en el que se convirtió la casa de piedra.
Las acusaciones que ya pesan sobre los funcionarios del panista Lorenzo de Cima y sobre el mismo alcalde, fluyen; los audios confirman y los presuntos implicados no encontraron la hábil respuesta que debía dar el jefe. Peor, los hundió más en el pantano municipal cuando aceptó el señor alcalde haber sobornado a regidores con esos famosos cañonazos de 50 mil pesos. Y hasta llamó soborno al pago de una factura por servicios sin importar arrojar lodo al apellido de la familia González, transportistas de siempre en el puerto.
El enredo es largo y he tocado el tema en varias columnas, pero la veta no se agota. Digamos que el alcalde con el que el PAN malamente ganó la alcaldía que, ya pintó, devolverá en 2018, es víctima de su propia inexperiencia.
La ingenuidad política de De Cima le hizo pensar que las cochinadas hechas por el tesorero Arturo Lozano están bien hechas, y el argumento es que las hacen ellos, no los otros. Y el lavandero que en unos días volverá a su descuidado negocio que nunca debió dejar, ya en desgracia, no se cuida para decir que “todo lo sabía el Lorenzo”. Pero también sabía de deslealtades y que Arturito se había ido por la vía libre en negocios que toca resolver al jefe.
Y grita el “ternuras” a quien quiera oírlo, que solo pagaba y con nada se quedaba. Quién le creerá, cuando no cuadran las cuentas y los auditores ríen maliciosos por tanta mugre en los papeles que usan para justificar el “remolino de la suerte” al que juegan con el dinero del pueblo.
Nada de esto sería público, pero De Cima no le entiende a la política; tampoco es simpático. Y agregue el delirio de persecución que padece.
El primer día debió pensar en conciliar, medir fuerza y escoger rivales a combatir. La cita bíblica sugiere no reñir con el enemigo si su ejército es de 20 mil cuando el tuyo es de 10 mil; parlamenta. Luego, hacer caso a la maquiavélica sentencia de dividir para vencer. Pero la historia es de un Ayuntamiento inepto y con partes vitales de la sociedad en corrosión.
Lorenzo de Cima quiso enviar a la cárcel a su antecesor por corrupto pero… nada. Si hay algo a su favor, es la expectativa de que “pasando semana santa” llevará el caso ante el ministerio público.
Su pelea justa de castigar la impunidad lesiva para Guaymas, le genera enemigos entre los malos, pero empeora su entorno cuando los funcionarios que escogió, generan otro pantano pestilente en las cuentas.
Increíble, pero el regidor Eduardo “Pin” González cobró servicios de transporte, que le debían de meses, y el alcalde lo acusa de ser un soborno. No le pagaban, dicen las malas lenguas, porque no incurría en el “moche” correspondiente impuesto por Arturo Lozano, quien hizo buena la prédica de que cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde.
Hace 3 años, “El pin” me exponía su intención de ser regidor para hacer algo por Guaymas. Hoy, está desalentado, agredido, y aquellos que le debieron ayudar a hacer equipo para rescatar al Guaymas hundido por las raterías a la vista, cuestionan su honor.
Eso, cuando el contralor Fernando Ortega analiza casos como el del titular del Deporte, cuya cabeza pidió el regidor priísta Rubén Contreras y nadie lo pela. La razón es que el dinero que cobra por uso de instalaciones se lo echa a la bolsa y en este año van, dicen los que saben, más de 800 mil pesos; en Policía y Tránsito, multas millonarias tradicionales solo reportan ridículos 20 mil pesos mensuales de ingresos.
No entra dinero del Carnaval y este año se regaló la utilidad a una empresa privada propiedad de amigos del alcalde, pero los gastos sí los absorbe la comuna; sin contar que la poca obra realizada es de baja calidad y no es raro repetirlas con el mismo resultado.
El Fideicomiso para el Fortalecimiento de la Seguridad es un bono para par de empresarios amigos de Lorenzo, lo cual se denunció sin resultado legal alguno, desde 2016. En la misma área, el secretario del Ayuntamiento es pillado en leperadas mil a las que responde con cinismo. El último golpe a través de un asesor de apelativo italiano, le dejó casi un millón de pesos.
Pero no pasa nada. Los regidores, custodios del pueblo, persisten en sus disputas de colores y búsqueda de beneficios como los cañonazos de 50 mil pesos o el puesto de 15 o 20 mil pesos mensuales para el familiar o el amigo.
Cierto, Lorenzo de Cima está bajo fuego. Y como lo dijo el pillo secretario Jaramillo, que llamó criminales a activistas guaymenses decididos hoy a hacerle ver su suerte, hay “mano negra” detrás de los golpes con acusación directa a los Claussen. Si ese es el problema, cuidado, los hermosillenses nacidos en Guaymas tienen obuses de alto calibre y muy buena puntería.
Pero así como está lejos poder llamar a cuentas a Otto Claussen por los 400 millones de pesos que hicieron de Guaymas un “Pueblo mágico”, así se aleja la posibilidad de terminar un trienio distinto. La leperada persiste, con la diferencia de lo burdo pero de igual efecto negativo para Guaymas.
Queda preguntar qué ganó el alcalde al acusar a los regidores panistas Enrique Hudson y Eduardo “El pin” González. O al reñir con el priísta Alfonso Uribe acusándolo de deshonesto al manejar el Carnaval los 3 años de la pasada película de terror, cuando el ahora regidor tricolor arroja su espada en prenda cuando el honor del apellido está en juego… y va por ella.
A De Cima le queda la carga de la prueba y la obligación de denunciar y generar un proceso judicial contra ellos. O retractarse con la obligada disculpa pública.
“El Pin”, regidor que llegó al Cabildo a través del PAN sin ser panista, describió certero la situación por culpa de los políticos de mediocres para abajo que padece Guaymas: “Qué jodidos estamos”.
En este momento, ya se especula sobre la caída de Lorenzo de Cima. Y ya también sobre el nombre de su sucesor: Enrique Hudson.
No veo llegar la sangre al río, pero la especulación es terrible y causa graves efectos en política.
TIROS RAPIDOS:
1.- Cuando se dice que viene el lobo y la alerta es una travesura de muchacho, no se cree cuando es real la presencia del magnífico animal.
Eso ocurre cuando Claudia Pavlovich Arellano anuncia su agenda de trabajo como gobernadora, destacando la transparencia como puntal en el manejo de la riqueza de Sonora, para que no termine en los bolsillos de malandrines que merodean en la política.
Enseguida, su meta que va más allá de la nutrida obra material emprendida a partir de bajo cero, como le dejaron el Estado los azules en fuga o presos, y que es la de elevar el nivel de vida de los sonorenses.
Claudia dijo que viene el lobo, porque el lobo venía. Hoy, lo empiezan a entender los de dentro, que no cambiarán de carro, casa o mujer. Más, cuando con la ley en la mano advierte a quienes defienden a los transgresores con vericuetos legales, que irá a fondo.
La prueba es clara, con el exjefe azul preso, y ahora con la detención del enriquecido exsecretario de finanzas Carlos Villalobos Organista, tipejo que de la honrosa medianía, paso a presumir –como buen rico nuevo-- a los ricos de Cajeme su condición de Creso en par de años en ese cargo.
No se equivoquen. La señora lo ha advertido y el líder yaqui de la historia, Cajeme, es explícito en su cita inolvidable: “antes como antes, ahora como ahora”.
2.- Gilberto Gutiérrez Sánchez, presidente estatal del PRI, invitó a la jefa de la Oficina del Ejecutivo estatal para dar su versión de cómo se rescata a Sonora. Natalia Rivera lo hizo y en qué forma.
Al acudir como han hecho otros funcionarios, levantó vuelo y que forma de atrapar a quienes fuimos invitados a escucharla, con su detalle en medio de la brevedad que hace doblemente buenas las cosas.
Para decirlo en palabras más contundentes, Natalia al dirigirse a los priístas que la escuchaban y cuestionaban, cortó rabo y oreja, parafraseando al dirigente estatal que hace una sana labor al fijar en la mente de los funcionarios que no solo los órganos internos, sino también el partido en el poder, observa atento su desempeño y les demandará fallas.
3.- En tema de partidos, la labor tricolor previa en el Ayuntamiento, y la que ahora hace el azul, confirman gran desconfianza del pueblo hacia toda sigla, lo cual hace que muchos políticos piensen en migrar para alcanzar objetivos electorales.
Morena, dicen los tradicionales izquierdosos o villamelones que no caben en siglas tradicionales, es el camino a seguir. Pero la pregunta es: ¿permitirá Morena desvirtuar objetivos de saneamiento político-mental dejando entrar a cualquiera en sus siglas?
Y para irnos, miren la cita que hace la coordinación sonorense de Movimiento Ciudadano: “Las ciudades están quedando comprometidas y los gobiernos no quieren enfrentar nuevos retos, han sido incapaces para llevar a cabo sus funciones”.
Esto, al exponer la necesidad de imponer, como ya lo planteó hace un año el legislador de MC en el Congreso estatal, Carlos León, la ratificación de mandato, con la cual podría la gente pedir la bola a representantes cuando les gane la avaricia o la ineptitud. O ambas cosas.