+ Confusión en Palacio; el alcalde pierde todas ante los regidores; Paco Bueno ¿secretario? No
GUAYMAS, Son.- Desde el viernes estalló la confusión en la cosa política en los pasillos de Palacio Municipal y el mensaje que deja el equipo panista de Lorenzo de Cima sobre cómo administra al municipio, es pésimo.
Olvidado de atraer recursos afines al desarrollo, empleo, inversión, solo riñe. Se siente perseguido por todos y mira enemigo por todas partes. Hasta en su reducido círculo de amigos.
Cree que ya no pueden ayudarle. Casi dos años de mandato errático lo confirman y desde el viernes se reconfirma cuando ¿ahora sí? arrebató la bola al secretario del Ayuntamiento Alán Jaramillo.
La historia inició al reunirse De cima con los regidores Pedro Castillo, Gladys Dévora y Romelia Cervantes para adelantarles que en un mes Jaramillo se iría. Pero apenas salían de esa sala, encontraron al Jaramillo de la historia y escucharon a uno de los cien asesores legales, un tal Moraga, confirmando la sesión extraordinaria del día siguiente, para resolver lo del despido o renuncia.
Los tres se sintieron subajados. Peor, ya fluía la cita verbal – ¿secretario perverso?-- sabatina para el tema de cambios y 20 regidores reflejaban su contrariedad, desgano o ánimo jorobador.
El sábado solo Romelia llegó a tiempo, a falta de otra cosa mejor qué hacer; a las 12, el jefe jurídico Carlos Mexía canceló lo nunca confirmado. A las 12:03 llegaron Porfirio Villa (PAS), José Guzmán (PRD) y Enrique Enríquez (Morena); Ciro, el étnico, llegó a las 12:13 y en el lapso de 10 minutos Rosario Bojórquez, Pedro Castillo y Rodolfo Lizárraga (PT). Paola Zúñiga, mirando como siempre a lontananza, fue la última.
Ya había cambiado la idea de suplir al que pasó de desempleado a casi rico en 20 meses, Jaramillo, con Carlos Cortez, quien cuando quiso volver el lunes a la Dirección de Catastro, encontró en su silla a Jesús Baray, joven viejo panista que bostezó en la oficina de enlace con Profeco, luego en Asuntos Rurales y ahora lo hará allí.
La lista de eliminados siguió con Santiago Samaniego, padre del dirigente panista homónimo y vocero de comerciantes; David Kiamy, ex dirigente panista y titular de Profeco; Lorenia Ruiz, ex titular panista, ex regidora, y Douglas Taylor. Hasta Francisco Bueno Ayup –el “Paco” Bueno—apareció en la lista.
La verdad es que el “bueno” del alcalde, “su” proyecto, es Kiamy, desde sus reuniones semanales al anochecer en Miramar frente a la casa de Gobierno (estatal), cuando ambos pensaban lo mal que estaba Guaymas y que debían hacer algo para mejorarlo, lo cual ya olvidaron.
Por eso les dio cargo de primer nivel a él y a su esposa, en oficinas donde no se nota si no van. Kiamy pide apoyo a regidores sin lograrlo. No confían en él, como en –sigue siendo secretario— Jaramillo, más discreto en eso de la historia que hizo famosa el caudillo del sur, Alvaro Obregón.
PIERDE RIÑAS EL ALCALDE
No atina una el alcalde. En la larga lista de descalabros, el primer golpe fuerte fue cuando los regidores le rechazaron sesionar a puerta cerrada, propuesta que daba un portazo a la Ley que obliga a ser transparentes al tomar decisiones.
El argumento del alcalde fue que la vieja estructura de Palacio es débil y Protección Civil recomendó no subir tanta gente a la planta alta. Era más fácil anunciar nueva sede de las sesiones para cumplir el precepto legal de hacerlas en público, pero no, la meta dista de ser la pretextada.
Luego, fue exhibido al acusar al transportista y financiero de campaña Eduardo “Pin” González – ¿financia ahora campaña en contra?--, de dejarse sobornar ¡por él!
Esa vez también llevó al ring a Enrique Hudson, a la hoy dirigente del PRI Jimena Jaramillo y al historiador Alfonso Uribe, por eso, juntos, lo demandaron en un juzgado civil.
En este momento tienen en el aire a Kiamy, el descendiente de beduinos que difícilmente sabe escribir y de paso al nuevo oficial mayor, Douglas Taylor, secretario técnico del alcalde, quien suple en los hechos al corrompido Arturo Lozano, saqueador de recursos –entre otros-- de la Policía y por ello los agentes se compran sus uniformes, balas y demás. No quiero imaginarme de dónde obtienen dinero para hacerlo.
Y al contralor, Fernando Ortega, quien está por irse a la secretaría particular. Sería suplido por Luis Romandía, quien no convence, pues su medio son las refaccionarias, no la indagación e imposición de orden administrativo.
En cuanto a Douglas, en cierto momento cercano a la Secretaría, se alejó porque espera resolución que lo acerca a las rejas, por la investigación en marcha de la Fiscalía Anticorrupción. Como funcionario estatal, el señor con nombre de puente habría desaparecido millones en las cuentas del padrecismo.
Y son muchos los regidores que tienen a De Cima con la espada de Damocles, con el “Plan B del museo”. Cuando los acusó de dejarse sobornar, se reunieron en el museo de Los Tres Frentes para desfogar ira y, tras ello, acordaron retirarle el voto de confianza otorgado al inicio del trienio para celebrar negociaciones. Todo alcalde al comenzar lo pide, para operar sin volver a consultar al Cabildo. El retiro lo propuso el príísta Alfonso Uribe y lo retoma ahora su correligionario Rubén Contreras.
Además, de seguir así las cosas, el conjunto de al menos 14 regidores, le negaría la licencia en marzo de 2018 porque como diría Ripley: “Aunque usted no lo crea”, Lorenzo De Cima quiere reelegirse o ser candidato a diputado.
¿El “PACO” SECRETARIO? NO.
En la revuelta de correr y cambiar funcionarios, apareció el nombre de Francisco “Paco” Bueno, pero eso era poco probable. Paco ahora brilla como ave de tempestades gracias a su habilidad electoral que en sus descansos lo hacen funcionario en México, Hermosillo, Querétaro o Durango.
El partió de Guaymas cuando pese a sus “manos limpias” no ganó la alcaldía en 2006 y fue regidor con Antonio Astiazarán. Su desencanto lo volvió rijoso y por eso el estatal azul le consiguió chamba con el entonces senador Guillermo Padrés Elías, quien le cobró aprecio y hasta compartieron “depa” en la Ciudad de México.
Al alcanzar la candidatura a gobernador y luego ese cargo, lo hizo titular de alcoholes y creció, como crecieron sus conflictos. Hace dos semanas seguidores suyos pronosticaban que sería secretario del Ayuntamiento porque ya se iba –parece caballo de carreras de Navojoa— Alán Jaramillo, pero Paco estaría más interesado en lo que explica un comunicador hermosillense: “Quiere ser Senador”.
Se hace presente apoyando el deporte y a deportistas; financia a profesionales y “acepta” que su nombre aparezca en los calzoncillos por ejemplo, de boxeadores profesionales como Pedro “La Roca” Campa, nativo de La Cantera, donde vivió su niñez y juventud el señor Bueno.
Pero mi fuente capitalina señala que el problema de Paco sigue siendo el mismo del ayer, trabas de panistas, desde Gildardo Real hasta David Galván, entre otros.