+ Modificar leyes, cosa común en los mandos; la lucha por el poder, hoy debe ser la lucha por un mejor país, por eso votó la gente; toca a Morena entender qué le pidió el votante
GUAYMAS, Son.- Por qué asustarse cuando alguna autoridad busca garantizar metas diseñadas para que, a su juicio, mejoren las cosas, como por una parte lo hizo la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano, y otra el Congreso de Sonora, para lo cual modificaría leyes y reglas.
Para evitarlo, fue rápida y estruendosa la “revuelta” encabezada por la corriente aún opositora de Morena, ese medio por el cual por fin Andrés Manuel López Obrador alcanzó el poder en el país y arrastró hacia las alturas a innumerables candidatos cuya tarea aún es un texto en sánscrito, aunque también los haya, en algunos casos, muy buenos.
Lo importante es que la lectura del proceso electoral terminado el 1 de julio debe dimensionarse con claridad, pero no solo por los que perdieron; los triunfadores deben hacerlo con mayor profundidad para que entiendan el suelo que pisan.
Volviendo al punto inicial, se mira perfectamente aceitada la maquinaria que llevó al triunfo a Morena en Sonora. Y hay detalles que atraen sobre los nuevos tiempos de la política en la entidad.
Uno, es que la gobernadora ante la inquietud generalizada, escuchó, analizó y actuó como una representante de todos los sonorenses, lo que es; pidió a los diputados no discutir iniciativas de reformas y los invitó “a continuar el proceso de reflexión y consenso antes de someterlas a votación”.
Y el remate: “Sonora debe de seguir avanzando”. Por supuesto.
Las reformas que se discutirían este miércoles 18 de julio en el pleno del Congreso estatal, incluían temas como la transferencia del transporte a municipios, propuesta por la Gobernadora Pavlovich, y reformas constitucionales, en este caso, propuestas por diputados miembros de la permanente, así como el tan buscado retiro del fuero para servidores públicos de los tres poderes de gobierno, más transparencia en procesos legislativos y más fuerza al Congreso estatal.
Como haya sido, la gobernadora escuchó, los diputados asumieron al papel reclamado por muchas voces y en ambas partes existe la disposición de escuchar.
Las reacciones ante la nueva posición de gobernadora y Congreso han sido positivas. Autoridades y representantes aplaudieron la respuesta y entre ellos hay gente de todos los partidos, desde dirigentes panistas y el ya no tan panista senador Francisco Búrquez, hasta la gacela Gabriela Guevara.
MORENA: OBLIGACIÓN DE SER DISTINTO
Luego de la ola –tsunami, pues—lopezobradorista, el nuevo escenario político requiere análisis desde otra perspectiva, pero partiendo de que todavía hay representantes electos hace tres años.
Los “nuevos” --sé que ya saben, pero no lo olviden—llegan a partir de septiembre y no deben olvidar por qué ganaron, qué quería la gente cuando entregó el voto a quienes vio con esperanza.
¿Esperanza de qué? De un cambio, sí, pero no es fácil entender esa manifestación y sus causales.
Menos si alguien tomó parte en un proceso electoral complicado y jamás pensó en ganar, lo cual le tiene en el umbral de una tarea que le es desconocida y por consiguiente, debe comenzar a dar los pasos para aprender qué se necesita para provocar ese cambio que las mayorías, los que no se ponen en la fila para alcanzar un puesto, esperan ver desde ya.
Deben entender que es el poder lo que está en juego y soltarlo no es parte del plan de nadie. Ningún partido acudirá por su acta de defunción y se despedirá de las ventajas de su existencia ni lo harán tampoco los políticos, sobre todo quienes por años han usufructuado ese poder, acostumbrándose a lo beneficioso de ello.
La reacción de Morena ante la posible modificación de leyes y toma de ventajas de quienes hoy mandan, es tan normal como lo será la reacción de los futuros opositores cuando el morenismo busque afianzarse en el poder y desde su punto de vista, imponer el rumbo a seguir.
La interrogante es, si resistirán la tentación no resistida por aquellos a los que enfrentaron por hacer mal las cosas y por eso deberían irse. La respuesta será el cimiento del futuro trabajo político que nos llevaría, dijo López Obrador –y le creemos—a recuperar el país arrebatado al pueblo y convertido en una oficina de negocios de rostros muy vistos y otros no tanto, pero que ya salen a la luz. Si no es así, nada cambiará y el mando “del pueblo” será flor de un día.
En síntesis, Morena debe dejar de pensar como oposicionismo típico, el que piensa que si lo hace aquel, está mal, pero si lo hago yo, está bien. México quiere un gobierno responsable y lo demandaron 30 millones de votos, así que la responsabilidad es mayor aún y no resultará nada fácil cumplir con ella. Deben ser muy rápidos en aprender lo que sigue.
El pueblo seguirá a la espera de lo prometido y, espero, en el camino deberá aprender más sobre cómo exigir lo que corresponde. Si no, de nada habrá servido la lucha que puso a México en el camino de la forma de gobernar donde los valores prevalecen, la que se perdió hace tiempo.