+ San Carlos listo para una gran afluencia; generador de empleo e inversiones, las autoridades cuidan que nada falle; riña de regidores, retrasa a Guaymas; Ibarra, a la JLC, pero nunca terminó el “Paseo del mar”
SAN CARLOS, GUAYMAS.- Es pequeña, pero esta comunidad está preparada para que vivan unos 4 mil habitantes, gran parte de ellos extranjeros durante el invierno, y hospedar otros tantos en la todavía escasa hotelería, gracias a acciones y programas capaces de recibir, en el lapso de entre 7 y 10 días, a más de 120 mil personas en diario ir y venir.
La llamada semana santa de los católicos y Vacaciones de primavera del sector oficial, creó la costumbre en miles, de llegar a este poblado fundado oficialmente en 1964 por el chihuahuense (de Chínipas) adoptado guaymense, Rafael T. Caballero, quien lo visualizó desde 1957 y por ello compró amplias extensiones, desoladas entonces.
Apenas treintañero, Caballero, quien falleció hace poco a avanzada edad, tenía una vida cómoda en la fronteriza Nogales y sus amigos de México y Estados Unidos le llamaban para que los trajera a pescar y disfrutar el paraíso que, desde entonces, conocían como el punto donde el desierto se junta con el mar, después adoptado como lema promocional para el Nuevo Guaymas.
A él se debe el arribo de cruceros en los años 70, cuando también llegaron vuelos que enlazaban con el centro del país y la península de Baja California, y hasta la conexión aérea con Tucson, Phoenix, Los Ángeles y San Francisco. Muchos aún recuerdan aquel avión grande, color amarillo –por ello le apodaron “el plátano”-- con letras azules señalando a Hughes Air West como su operadora.
En los años 80 a San Carlos ya nadie lo paró. Ya tenía campo de golf, desarrollos inmobiliarios y residentes de alto nivel. Hasta un club “Med”, con inversión francesa, operaba para el visitante “fifí”, diríase hoy. Había muchas cosas que han ido desapareciendo poco a poco. Cómo hacen falta esos vuelos, esas inversiones.
La buena noticia es, se está invirtiendo de nuevo, en al menos tres hoteles para comenzar, y en unos días, Eduardo Lemmenmeyer inaugurará el primero, “Sawari” se llama, para elevar la oferta a tanto visitante esperado.
Mandos policíacos, representantes empresariales, autoridades de los tres niveles de gobierno, juntos expusieron su idea de cómo hacer que toda la semana, con énfasis de jueves a domingo, las cosas no se salgan de control. Incluso aplicando mano dura a quienes intenten hacer cosas al margen de la ley.
Es la mejor época del año económicamente hablando y cualquier falla es sumamente sensible, por eso los estrategas cuidan el cómo de la agenda de seguridad y protección a la gente.
No es poco 120 mil personas. Podrían ser más, pues el pasado marzo, la extraordinaria afluencia habida durante el puente largo del día 21, demostró que más gente viaja a estas playas. El clima ayudará también.
Entonces, todos deben sumarse a la tarea, pues si algo falla, será culpa de la autoridad, que el ciudadano siempre hace lo mismo y por ello recibe su premio o castigo. Que todo salga bien.
TIROS RAPIDOS:
1.- Sigue el intercambio de golpes entre el regidor independiente Ernesto Uribe y los “consejeros” de Sara Valle.
Uribe es muy crítico, y los ediles de piel sensible no han aprendido que fueron a hacer cosas distintas a sus antecesores. Hacen lo mismo, por eso los denuncian, y vea usted la ciudad, está en la calle, literalmente.
La señora alcaldesa debe razonar. Son más de 6 meses en el mando y lo que trasciende son los berrinches de quienes alientan el nepotismo, y el choque de “los vengadores” –llegaron a golpear, no a gobernar--, como llaman a resentidos sociales como serían el síndico, el contralor y regidores dueños de unas 66 posiciones donde colocaron a parentela con sueldos de entre 15 mil y 29 mil pesos mensuales… más lo que se acumule.
Pronto podrían generar una situación similar a la de hace 20 años, precisamente por quien parece estarla provocando ahora, el doblemente resentido –lo corrieron entonces, y ahora lo corren por culpa de Uribe—Santiago Luna, quien a control remoto estaría imponiendo decisiones para sus metas personales, en perjuicio de la comuna.
Cuidado, pues, que varios grupos empresariales empiezan a mostrarse intranquilos de lo que pasa en el Municipio.
2.- Se asustó medio mundo con el anuncio de que regresa el pago de tenencia o uso de vehículos.
Más de 40 años duró la lucha de la sociedad para erradicar esa leperada y ahora salen con eso. Y en el sexenio de quien más lo combatió. Algo no suena bien.
Y a propósito del que tú ya sabes: le regresa guaruras a los expresidentes. Ahora la pregunta es si no se está, o lo están, volviendo un mandatario “fifí”.
3.- Felicito a Manuel Ibarra Salgado por su nombramiento en la Junta Local de Caminos. Dirige la obra caminera en Sonora y eso le significará una gran presencia.
Manuel es el “junior” de Manuel Ibarra Legarreta, dirigente priísta que en 1991 inició la era de las derrotas tricolor en Guaymas, al morder el polvo frente a José Ramón Uribe Maytorena. Ni la fuerza del cooperativismo pesquero de la época puso sentarlo en la silla que ocupaba el recordado líder Florentino López Tapia, quien lo reconoció triunfador y le entregó el documento de mayoría, como era entonces.
Ibarra Legarreta batalló un tiempo y hasta le inventaron la oficina de Turismo en San Carlos, para darle un cheque; lo rescató Armando López Nogales cuando llegó a gubernatura, al hacerlo secretario de Infraestructura y desde entonces modificó al alza su nivel de vida y se quedó a vivir en Hermosillo.
El “junior” seguía en Guaymas y por la influencia heredada, gano concursos de obra, pero dejó tirada dos veces –20 millones de inversión en cada caso, durante el gobierno de Padrés-- aquella que embellecería la ruta turística “Paseo del mar”, desde el acceso al muelle de Cruceros hasta Palacio Municipal.
Se nos había perdido de vista. Hoy aparece como alto funcionario. Enhorabuena. Para él.