+ Navarro, no García, Víctor; se llenó la nómina con gente del “Peñasco Group”; que los notarios están involucrados: que absurdo; 12 huerteros de San José quiere frenar el desarrollo de Guaymas; el Dr. Benítez hunde al Hospital General; Sara hará el Festival del Mar Bermejo
GUAYMAS, Son.- Interesante llamada telefónica recibió días atrás el comentarista de radio Joel Mendoza, cuando exponía su opinión sobre la corrupción que varios sujetos implantan en la operación con los bienes municipales y las transacciones de ciudadanos, sobre todo en Tesorería y oficina del Catastro.
Hay más del tema en la Policía Municipal, pero eso es otra historia y aún se espera resultado de denuncias penales pendientes.
La llamada era del activista Víctor Parra, regidor panista en el pasado, perredista luego, crítico hoy de la podredumbre en la esfera oficial municipal. Planteó, Víctor, la suciedad administrativa que carcome paredes en Catastro, no percibida por Jorge Villa Flores, el director, porque está en su ambiente.
Al principio no supo este columnista quien era Jorge Villa, pues lo vi cuando joven y con bigote, como aparece en la ficha policíaca divulgada cuando era buscado por pecados de juventud ya pagados, o no estuviera en esa oficina, dicen mis amigos, “como el ratón cuidando el queso”.
Víctor hablaba, certero, del lado oscuro de la comuna, pero tuvo un error: la suma de todos los males no debe atribuirla --al menos ya no--, al experto fiscalista y asesor brillante cuando se trata de cuidar el patrimonio, Jesús García.
Al capaz profesional a quien llaman –por algo— el “Chuy” Pesado, le queda bien eso de “crea fama y échate a dormir”, pues le siguen endilgando etiquetas hoy ajenas.
Miren: el nuevo autor de esas “asesorías” rediseñadas hoy como estrategia del saqueo, es un ex funcionario de Catastro en la época de Cesar Lizárraga, Alberto Navarro, parte del clan que manda por un tubo a la gente de Palacio.
Navarro “solo” es asesor de Célida Botello, la tesorera. Colocó gente en puestos clave, caso de “El armandito”, Armando Escalante, director de Egresos, para que pague rápido y sin preguntas, cuanta factura le envíe el “Rocky Point Group”.
Hizo igual con el director de Cobranza y de Ingresos, y eso fue para dar gusto a Santiago Luna, el grillo de la vieja ola ceuista y parte de quienes hundieron a Sara Valle con el tobogán de 1999.
En Catastro también apareció para rondar cual fantasma, pero con oído –y bolsillo—muy abierto, Jesús Zaratustra Mora –si, así se llama--, cuñado de doña Célida, asesor externo porque no lo pudieron meter a la nómina, pues ya reventaba aquello del nepotismo, característica del trienio actual. Su muy bien pagada –con dinero público-- función es de “lleva y trae”.
El director de ingresos, Rigoberto García Coronado, viene de Hermosillo, invitado por Jorge Villa, quien le puso oficina en Catastro y lo invitó a vivir juntos, sabe por qué.
Y así ha ido quedando el grupo que fácilmente provocaría abrir varias carpetas de investigación por cosas como hacer licitaciones para que las ganen sus propias empresas, o asociadas.
Es el caso de una convocatoria publicada en el diario Expreso, para interesados en crear el software de criterios para cobrar impuestos y traslados por bienes inmuebles. Llegaron varias empresas y nadie tenía información. Obvio, debía ganar la de Navarro –la que dijo Santiago Luna—y cobrar algo así como 10 millones de pesos.
El trabajo era crear el nuevo programa, pero al no saber cómo, solo vaciarán lo que ya hay en los sistemas de la oficina de Ingresos y de Catastro y listo. El “Armandito” no preguntará nada cuando haga el cheque.
Olvidó, o le vale, Navarro, decir que la Ley Municipal exige formar un Consejo Catastral que incluya a la autoridad municipal, representantes de notarios, personas y empresas del sector inmobiliario y, por supuesto, regidores. Sin el consejo, todo es ilegal.
Para el titular de Catastro, eso no es problema, pues a su juicio, los notarios “por aquí tienen que pasar”, según su expresión. Guaymas debe preocuparse, pues la alusión es que respetables fedatarios nuestros que en la honestidad tienen la credibilidad y la confianza ciudadana, estarían mezclándose en estas leperadas, según la óptica del “señor de la ficha”.
Es decir, que hacen cosas chuecas en papeles oficiales, vía el “dame tanto o no pasan”, personas de tanto aprecio, tanto prestigio ganado por décadas, como doña Susana Gazcón, Ramón de León García, Alfredo Ortega Jiménez o Arnulfo Salas Castro, por citar algunos de estos personajes que protegen el patrimonio de la sociedad. Y ellos que “se arreglen” con los dueños de predios y edificios.
Increíble ¿no?
Al menos yo, no los concibo, ni por mucho, junto a los “dueños” de Tesorería y Catastro, ni en esas oficinas carcomidas por ese gran efecto de la polución mezclada de eminencias grises, cada vez más refinada, para llevarse el recurso público.
La historia no termina, pero el espacio es corto.
TIROS RÁPIDOS
1.- El ejido San José de Guaymas con el arribo de la mancha urbana, es una mina de oro. Todos quieren vender suelo y repartirse el dinero.
Pero ahora, una docena de dueños de huertas citrícolas, conocidos ciudadanos, quieren evitar que el Estado traiga agua para cubrir la necesidad elemental de la gente y un derecho humano para desarrollo de un pueblo. Exigen que el agua siga regando sus arbolitos. Huele a chantaje.
Está a prueba Sergio Avila Ceceña, director de Comisión Estatal del Agua, pero perderá. Su actuar como funcionario no es una lección de moral y no puede exigir al ejido ceder por el interés común.
Urge la mano izquierda y la enorme capacidad negociadora de doña Claudia Pavlovich.
2.- No paran las quejas contra el Hospital General de Guaymas. Ahora exhiben el mal estado de ambulancias, ausencia de recursos que se supone, son etiquetados para sus tareas; falta de medicinas, falta de personal y el que hay tiene dos, tres chambas. Se les está cayendo encima.
El director-comerciante que explota el nosocomio, Jesús Benítez, no hace por mejorar –no le conviene—y ya comenzó a echar culpas hacia arriba. Quizá se refiera al secretario, “el doctor” Enrique Claussen, cuya huella en el servicio público tiene esos visos.
Ah, a propósito del sector Salud, en agosto cerraría el modulo del Isssteson de Empalme. El derechohabiente deberá ir hasta Guaymas hasta para ponerse una inyección. Este es un trabajo para el “Pantico” Genestas, el alcalde ¿quién más verá por esa castigada plaza?
3.- El desorden en el mando municipal y la violencia que nos tiene como rehenes, no evitó que la alcaldía organizara las Fiestas del Mar Bermejo, donde el arte y la cultura ayudan a sostener la identidad guaymense, al recordar cómo nuestros antepasados defendieron el suelo que nos legaron, cuando el filibustero francés intentó apropiarse de nuestros recursos para llevarlo a otras tierras.
Eso alienta a seguir adelante.