Banner

Estas líneas...

+ Llegan mandos navales y traen a su tropa; mientras siga la corrupción, ni ellos podrán con el paquete; Ordaz y San José, atajados por juzgados; reaparece Manuel Villegas y toma la bandera del agua para promoverse; Sara Valle y su reata de la intolerancia; denuncian corrupción en el Hospital, pero nombran a presunto protagonista de la misma


GUAYMAS, Son.- Los militares con un cacho de tropa llegaron a los mandos policiacos de Guaymas y Empalme, y los oficiales no son cualquier persona, sino elevados mandos de la Armada de México que asumen como ocurre en todo el país.

No pudo la Policía y no culpemos a los agentes, al menos no a todos, pues la persuasión del “plata o plomo” no dejaba margen. Claro, hubo quienes ya llegaron contaminados, pero eran los menos.

Los cabildos de la conurbación Guaymas-Empalme resolvieron aceptar la propuesta federal de colocar mandos militares, apoyo de tropa y de paso, el mando único, para resolver problemas que impiden combatir ilícitos.

Guaymas dejó así su Policía en manos del capitán de fragata Andrés Humberto Cano Ahuir –que su segundo apellido no se vuelva arenga--, quien traerá consigo 70 marinos para su fuerza de tarea.

Empalme al capitán de Corbeta Julio Alberto Hernández Cruz e, igual, tendrá su gente al lado, por la confianza que esto inspira. Y no pregunte la forma de trabajar. Lo harán dejando de lado a los agentes municipales, pues la burra no era arisca, la hicieron.

Cultura general: un capitán de fragata equivale al teniente coronel en el Ejército; el capitán de corbeta seria un mayor. Sobre los capitanes, en la fuerza naval militar solo está el almirantazgo, así que por capacidad de mando no quedará.

El punto es que hagan su tarea y, ya cumplida, vuelvan a sus cuarteles. Pero como resolver el problema de seguridad pública no es fácil, pasaran muchos años antes de pensar en ese regreso.

En retrospectiva, anunciar el mando militar en camino no ayudó a detener la violencia. De hecho, hubo grave repunte, por eso esperemos que, mando en mano, la fuerza naval comience ya un proceso de imposición de la ley y eso conlleve a la pacificación buscada.

Tras esta tarea, deberá estar la función social del gobierno federal para no jugar al Tio Lolo. Las armas nunca acabaran con la violencia. Lo harán los programas sociales que ayuden a un mejor nivel de vida de la gente y que nuestros jóvenes tengan mejores opciones de desarrollarse. No entender eso elevará esos problemas y el país vivirá en medio de balazos, no abrazos como los que pregona el señor de Tabasco.

TIROS RÁPIDOS

1.- Las riñas por suelos dan hoy de qué hablar en este puerto.

Me acabo de enterar que en ciudad de México se resolvió un caso que obliga al ejido San José de Guaymas a pagar unos 20 millones de pesos a un abogado de apellido Morales, quien promovió amparos para recuperar suelos de esa entidad social. Ya es sentencia, así que se paga o se paga.

Eso recuerda que sus directivos, los que cometen errores, tienen otra espada de Damocles sobre su cabeza: la demanda del exasesor legal Jesús Garza, a quien despidieron sin cubrirle obligaciones del contrato que lo hizo pelear por tierras y aguas recuperadas. La diferencia es que la cifra en juego en este caso es siete veces mayor que la ya resuelta a favor del primer señalado.

Por otro lado, la venta indiscriminada de lotes sin escritura hecha durante décadas por José Ordaz Aguiar, le atrae problemas al darse un proceso de recuperación por parte de auténticos dueños en la zona norte. El precedente alborotará a unas 350 personas y empresas que le compraron suelo y no han podido obtener escrituras. Y la autoridad, relajada como siempre, pese a que en algunos casos se afectó suelo público sin reacción de los responsables de proteger el interés de la gente.

2.- Manuel Villegas Rodríguez (“Pinocho man” para sus amigos), gris diputado por obra y gracia del exsecretario de gobierno azul, Roberto Romero López, se alborota al ver el desgarriate que priva en Guaymas y cree que puede ser candidato, luego ganar la elección por la alcaldía el 2021.

Era priísta al saltar a la política de la que se ha servido; migró al PAN cuando el oportunismo se pintó de azul y coqueteó en el morenismo en 2018. Hoy, sin partido, acaba de “descubrir” que el agua potable es un problema en Guaymas y que la Comisión Estatal que cuida el recurso no es buena administrándolo, así que por allí agrede para tratar de ponerse de moda.

3.- Sara Valle se dice comunicadora por haber cursado la carrera de comunicación. Se alió con comunicadores para volverse candidata de un partido sin futuro que se colgó el lopezobradorismo y hoy es alcaldesa.

Hoy muestra desprecio por los comunicadores y trasciende en el plano internacional su esfuerzo por alejarlos de eventos públicos que deben exponerse ante la sociedad; el peor, colocar una reata alrededor de la mesa del Cabildo para alejar a los reporteros. Medida torpe que resolvió uno de los regidores, José Luis Portillo, retirándola a jalones.

Puro alcalde de esos tenemos ahora. Así cómo, pues.

De salida, vea usted la obra teatral que se traen funcionarios de la Secretaría de Salud:

Acto 1: La reportera Karla Montaño tuitea: “ni punzos para canalizar en el Hospital General de Guaymas. Hubo cambio de administración porque ya eran 4 años de robadera y qué bueno, pero mientras??? Hay que comprar material para recibir atención. Guaymas no le importa a @ssaludsonora

Acto 2: El secretario de Salud, Enrique Clausen, escribe en respuesta: “Equipo buenas noches, les encargo ver este tema por favor”, y postea entre otros al subsecretario Félix Higuera, quien responde: “Enseguida atiendo este asunto secretario y le informamos”.

Acto 3: Tomaba posesión de la administración Mario Bernal, un “operador” priísta que es parte de esa antigua mafia que saquea al Hospital General desde la pasada generación. Y queda en el aire la pregunta siguiente: ¿De quién es el PRI-Guaymas en este momento?