+ Si no hay medicamentos en hospitales el país, es crimen de estado; si no hay en el hospital General de Guaymas ¿Qué es?; Redes Sociales Progresistas se lleva a priístas; Sara y sus prácticas de hace 20 años; llegaron los militares a ver crecer la violencia
GUAYMAS, Son.- Escribió el “ticher” López Dóriga de un tema que me ilustra sobre lo que estaría pasando con algunos medicamentos en México, por cuya escasez acusan al gobierno de López Obrador de irresponsable.
El periodista habla de niños enfermos de cáncer, en un hospital que ya no tiene un medicamento que atenúa su mal y esa falta “es un crimen de Estado que debe impedir”.
Es el Metotrexato, esencial para atender su mal y evitar su muerte. La Cofepris detuvo su distribución. El IMSS ayudó y tendrán más, pero solo durante una semana. El secretario de Salud, Jorge Alcocer, dijo que el problema era del laboratorio Pisa y que la escasez no era importante, que su aplicación se podía postergar por días y no pasaba nada.
Así resume el periodista: “Ahora entiendo muchas cosas que en la 4-T no entienden: que la salud de los niños es responsabilidad prioritaria del Estado mexicano a través del gobierno, y que ante una crisis de abasto como esta, el secretario de Salud no puede salir a culpar a un laboratorio y que la Cofepris, a su cargo, finja demencia”.
Y remata: “Estoy convencido, insisto, que el presidente López Obrador no está al tanto de este crimen de Estado, pero si no lo impide y resuelve, la cuenta se la pasarán a él. Porque el Infantil no es el único centro hospitalario con ese desbasto”.
Retomé el tema porque me ilustra de lo que habría sucedido por años en el Hospital General de Guaymas, donde es común ese desabasto y casi siempre debe comprarlo quien los ocupa. Ah, y los médicos mandan a surtir receta a farmacias suyas o de sus amigos.
Que hoy se “descubra” esa falta es la sorpresa. Siempre faltan, pese al triunfalista informe de titulares de Salud sobre el abasto, donde todo es perfecto, al menos en la contabilidad.
Alguien le puso al cascabel al gato y se investigó quiénes y cómo se han embolsado dinero con esto que en el país, López Dóriga, llama crimen de Estado y que, en Guaymas, no sabría cómo llamarle.
Corrupción, sí, pero ¿ladronada, ratería? Y la criminal interpretación que dan esos sujetos al esfuerzo estatal por atender a la gente que menos tiene y que en más casos de los que creemos, muere por falta de esos medicamentos.
Esos extremos obligan a actuar y el estado parece retomar el control de la farmacia de ese hospital. Quitarle el negocio a los buitres para volver a lo esencial: salvar vidas.
Ya se sabe quiénes son. Hace décadas controlan áreas clave y hoy se sabe, triangulan con el hospital del ISSSTESON para ganar más –el director, Cristian Bernal Guardado, sabe de la A la Z de ese negocio y algunos más-- y nadie los toca. Han de ganar suficiente para pagar “lealtades”.
La gente que se aguante. Total, un certificado médico ha corregido todo. A ver qué dice el actual secretario de Salud al salir todo a la luz. Y que los malosos de este cuento de terror han sostenido tener su venia para hacer eso que han hecho siempre.
Hay algo más: se habla de una investigación federal por uno de los medicamentos involucrados, un opioide sintético similar a la morfina –hasta 100 veces más potente— recetado para dolores intensos, especialmente después de cirugías. Sacarlo del hospital sin control está prohibido y al parecer, con aprobación de algunos directores y a través del jefe de farmacia, hace años sale a la calle desde los estantes del nosocomio.
Como eso es muy malo, tendrán que dar muchas explicaciones aquellos que lo ordenaron y quienes les hicieron caso.
TIROS RÁPIDOS:
1.- Redes Sociales Progresistas es un movimiento que tiende a volverse partido político.
Acaban de nombrar coordinador a Noé Hernández Ojeda y como su antecedente no tiene mancha, le siguen muchos, gran parte exmilitantes del PRI de donde se retiró el propio representante para el 04 Distrito.
Ejemplo: Paola Mudeci, parte del Ayuntamiento en la era de Otto Claussen y propuesta en la planilla de regidores del derrotado Luis Felipe “El gato” Bárcenas. Durante meses trató de rescatar al tricolor del pozo al que lo arrojó el claussenismo, pero no encontró eco y se fue.
Jimena Jaramillo –quien renunció a la dirigencia del PRI para entrar a la nómina de una universidad estatal—le reclamó por su priísmo, pero Paola le aclaró no traer su baja porque no se la pudieron elaborar, pues la oficina ni siquiera tenía luz. Cierto, la CFE la tenía cortada hasta que llegó Gines Valentín a hacer algo por el partido y recuperar sus principios, eso que olvidaron los que llegaron al poder a través de las siglas pero al irse dejaron vergüenza y agravio a una militancia que en muchos casos solo tuvo la opción del retiro.
Ah, Noé es hijo de la combativa dirigente popular que tanto sirvió al PRI, Manuel Ojeda Amador.
2.- Duras críticas al (des)gobierno de Sara Valle en Guaymas.
Aparte del “sospechosismo” sobre sus presuntos tratos con gente mala, se le ha ocurrido cada idea, como eso de elevar impuestos, despedir gente sin razón a la vista y gastar fuertes sumas en publicaciones nacionales pidiendo ayuda federal pero termina promoviendo su imagen.
Ahora sale con eso de que ningún vendedor ambulante laborará si no pinta sus unidades de trabajo con el color del partido Morena. El documento entregado a vendedores ya lo manejan medios nacionales. Como diría un reconocido reportero que se nos adelantó en el camino que todos seguiremos: “Pa´vergüenzas no gana uno”.
De paso, el recuento del diario Expreso de funcionarios que han puesto tierra de por medio, llega a 15, sin contar docenas de empleados despedidos para que la tesorera Célida Botello pueda hacer el trabajo ordenado por sus jefes del “Grupo Peñasco”, a quienes responde a través del despedido Santiago Luna.
3.- No menguó la violencia con el arribo de los militares a las titularidades policíacas de Guaymas y Empalme. Al contrario.
Al menos 9 ejecuciones en menos de 24 horas entre domingo y lunes, no es buena recomendación para nadie. Y sume dos en la semana.
La gente pide a la fuerza federal que llegó, no perder tiempo multando motocicletas sin placas o cuidando puertas de escuelas, pues vienen a otra cosa y deben comenzar ya.