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Estas líneas...

+ Instancias médicas a prueba: a ver de qué estamos hechos; con Lozoya se arreglarán las cosas… o empeorarán; junto al caso Chihuahua, salpican a las cúpulas políticas; el PAN carece de figuras, las busca por fuera; entregan a militares operaciones de la SSP

GUAYMAS, Son.- La Secretaría de Salud, arrinconada por la pandemia y la irresponsabilidad de muchos que no aceptan indicaciones de la autoridad, lanzó el mensaje:

“¿Tienes sospecha de COVID-19? busca tu servicio médico IMSS, ISSSTE e ISSSTESON para que recibas atención médica”.

Es decir, ahora solo atenderá a la población más vulnerable, la “que no cuenta con servicio médico” y “cada institución debe responder y brindar la atención a sus pacientes” que puedan portar Covid-19, hacer sus pruebas y dar “la atención requerida a sus usuarios en sus unidades hospitalarias”. Es lo correcto, pero no siempre su pudo. Imagínese ahora.

Y a quienes no han enfermado, se les sigue pidiendo el distanciamiento social, seguir con la estrategia #QuédateEnCasa.

Tiene qué exigir eso, pues la instancia estatal se volvió el perro flaco del problema y no se vale. Cada institución recibe dinero público y de la derechohabiencia, aunque sus liderzuelos y funcionarios “lo olvidan”.

Cierto, se ve que han sido rebasados, pero no es hora de reclamos, aun aceptando que años de corrupción e ineptitud (terminan siendo lo mismo), fueron minando la capacidad de respuesta en hospitales y clínicas de atención, olvidando funcionarios  y hasta los mismos trabajadores, el tamaño de la responsabilidad que tienen.

Hoy, el COVID-19 se los reprocha con cruel saldo.


TIROS RÁPIDOS:

1.- Qué expectación por la repatriación de Emilio Lozoya Austin, ex director de Pemex, quien se ocultaba en España al ser señalado por operaciones fraudulentas por unos 700 millones de dólares, repartidos entre muchos que usan la política para engaño y saqueo.

Es como la esperada repatriación también, del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte –No, el de Veracruz es Javier, más uña larga, todavía--, quien debe empezar explicando dónde pararon 700 millones de pesos, a partir de 275 que la Secretaría de Hacienda envió para “fortalecimiento financiero” a la Tesorería chihuahuense, pero los desviaron a la campaña tricolor de 2016.

Aquí el lodo llega a los líderes priístas nacionales de la época y hasta el hombre fuerte del peñanietismo, Luis Videgaray, pero a diferencia del Caso Chihuahua, cuyos señalados están al alcance de la Fiscalía federal, el ayudante de Videgaray en Hacienda y conducto para enviar el recurso, Alonso Isaac Gamboa Lozano, jefe de la Unidad de Política y Control Presupuestario de la SHCP, ya no existe.

Un ataque de hombres armados “al parecer miembros del crimen organizado”, citaron las crónicas de mayo pasado, mató a 5 personas dentro de una vivienda en Cuernavaca. Uno de los muertos fue él. Las investigaciones topan con pared. Dicen que recibirá carpetazo, porque el silencio de Alonso costaba 700 millones de pesos… solo en este caso.

Lo otro es ver sí el gobierno de López Obrador quiere enjuiciarlos para hacerles pagar sus presuntas corruptelas, que incluyen regresar lo robado, o solo busca venganza política y golpes afines al tema electoral próximo. Si es lo segundo, México seguirá siendo el mismo.

2.- Ernesto Munro aceptó ante medios hermosillenses que el PAN en Sonora que preside, no tiene los mejores augurios.

Aún los afecta la imagen negativa del padresismo, pero culpa a las acusaciones de fraude y corrupción surgidas en la guerra política del proceso electoral 2015, “una campaña terrible”, dice, pero puntualiza: “lo cierto es que en este momento nadie está en la cárcel por esas acusaciones”.

Remata: “de haberse probado (las acusaciones), la mitad de ese gabinete debería estar preso”, cosa que nos abre los ojos así de grandotes para decir: es cierto. Nadie viste a rayas.

O sea ¿No es cierto que faltó dinero, que varios funcionarios se volvieron ricos en el sexenio y sus bienes eran la envidia de los ricos tradicionales?

Ahora resulta que mintió el contralor Murillo, el ex fiscal Anticorrupción, Montes de Oca; los investigadores a cargo de indagar dónde quedó la bolita. Bueno, la expresión de Munro suma esta explicación: “fueron más calumnias que realidades”.

Al menos no descarta “realidades”. Porque los sonorenses aún resienten efectos de la ruina reflejada en la respuesta de ese sexenio a las necesidades de la gente, y eso es real.

Y sí, el partido no tiene la culpa, sino quienes se lo apropian, siempre es así. Pero los dejan, pues.

Pidió oportunidad de “demostrar que sí hay de otra; y el añadido: “hablo con la autoridad moral que me da mi carrera política”. Ah, qué papel. Munro mismo fue parte de ese cuestionado equipo, como secretario de Seguridad Pública.

Finalmente asiente, no hay panistas atractivos para el 2021 y van por externos, con nombres como el de Ernesto Gándara, en el remoto caso de que “el Borrego” acepte vestirse de azul; Antonio Astiazarán, el más apuntado hoy; Ernesto “Kiko” Munro, su “junior” y alcalde de Puerto Peñasco; el comerciante Servando Carvajal; y hasta la senadora Lily Téllez, ya decantada del morenismo.

3.- Un militar es Coordinador de Operaciones de la Secretaría de Seguridad Pública en Sonora.

El secretario, David Anaya Cooley dice que Erwin Martín Romero Salcedo llegó a “reforzar las acciones operativas en la construcción y fortalecimiento de la seguridad en la entidad”.

Es un teniente coronel, quien trajo consigo a un capitán, Víctor Hugo Pérez Castro, nombrado director General Operativo de la SSP y con quien, dijo Anaya, conjuntará su experiencia en el ámbito militar (28 años en las fuerzas armadas) en el combate al delito.

Militares convertidos en policías dejan hasta hoy mal sabor de boca en nuestras comunidades, pero el mando nacional insiste en que eso pacificará al país en el futuro, aunque el presente sea más que inquietante.

Me pregunto si pronto veremos militares también como ministerios públicos y jueces para redondear la militarización de la justicia, pues hoy se acusa a quienes la buscan e imparten, de ser la ventana abierta de los delincuentes que atrapa la Policía. Porque el policía jura que sí los atrapa, pero…