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Estas líneas...

+ Al Regidor Uribe no le demuestran ser mentiroso; en Guaymas, viejo disfraz para aumentar  el predial; el dinero de los guaymenses al bolsillo de políticos; Sebastián Orduño, un rostro nuevo por la diputación local; Otto lanza buscapiés, pero no; Ricardo Bours, 6 mil kilómetros en campaña


GUAYMAS, Son.- El excelente locutor e influyente analista político Germán Carlos Hurtado, fue mi amigo hasta su muerte en los primeros años de este siglo.

Alguna vez le llamé “bocón”, por señalar a personajes para mí de respeto por aparecer cotidianamente en los titulares y, joven uno, curtido en el ambiente de los convencionalismos sociales él, me observa: “Sí, Agustín, soy bocón. Pero mentiroso no”.

Eso me contestaría el regidor Ernesto Uribe Corona si le reprocho lo mucho que habla y acusa en las sesiones del Cabildo, donde cansó a quienes acuden a ellas, en lo que concluí luego de charlar con él; pero también recordamos la charla de octubre pasado, cuando iniciaba la elaboración del Presupuesto Municipal de ingresos 2021.

Sobresalió el tema del aumento al impuesto  predial, pero como es algo que repulsa a los contribuyentes porque no se justifica –la ciudad muestra cruel abandono por sus pésimos o ausentes servicios--, se recurriría al  desgastado disfraz de la “revalorización”.

Mencionarlo se volvió un escándalo. La alcaldesa Sara Valle Dessens rasgó sus vestiduras para rechazar que pensara en tal obscenidad contra los causantes del puerto. ¡No! ¡Jamás!

No se propuso el aumento al principal ingreso de los Ayuntamientos y se advirtió en el desgastado Cabildo, que no debieran sorprender a la gente con el disfraz mencionado, lo cual de nuevo generó la indignada respuesta municipal.

Hoy, Tesorería cobra lo que para ellos no es aumento, sino REVALORIZACION de propiedades. Así litiga contra el contribuyente que lo interpreta de tal modo. Por eso Uribe llamó a no pagar el impuesto, pues la autoridad “está siendo deshonesta al cobrar de más, violando la Ley de Ingresos” y por eso “va a ser deshonesta al gastar tu dinero”.

Acababa de declarar la tesorera Célida Botello que no hubo aumento, que habría “revalorización de bienes”. Sí, pues.

Huelga hablar de servicios en el puerto, dominados por empresas que cobran caro y los prestan mal, amparadas en complicidades con políticos reconocidos. Uribe exhibe una lona en un edificio de su propiedad con su mensaje social, pero la respuesta municipal fue exigirle un permiso para tenerla allí, lo cual no ocupa, afirma, porque es una propiedad privada. De todos modos un inspector le dio por escrito 24 horas para retirarla, pero pasaron y seguía colgada.

Al margen de lo que resulte, quedó evidenciado el negocio en primera instancia, de la alcaldesa Sara Valle Dessens; la tesorera municipal Célida Botello Navarro, quien hizo lo mismo en Puerto Peñasco y Hermosillo hace uno y dos trienios; el director de Castastro, Jorge Villa Flores, conocido también como “El Señor de las fichas” (por su antecedente policíaco); y del director de Ingresos, Rigoberto García. En su lona, Uribe llama a “todos ustedes súbditos del diablo”.

Si se escarba a este subliminal mensaje usando el nombre del maligno, se refiere al político hermosillense Alberto Rodríguez Parra, quien intermedia con Santiago Luna García, cuñado de la alcaldesa, para imponer contratos, dirigir concursos, diseñar “revalorizaciones”, asignar comisiones a empresas de cobranza físicamente inexistentes, etc. Eso lo confirmaría una investigación, pero jueces y ministerios públicos la evaden, lo cual indica el tamaño de la piedra que se ocupa para pegarle al sapo.

Aquí es donde se hace atractiva la oferta de candidatos que afirman, bucarán acabar con estas tranzas formando una nueva clase política. Eso, a Guaymas le urge.

Sí, es “bocón” Ernesto Uribe, pero la autoridad encargada no se atreve a confirmar que es mentiroso.

TIROS RÁPIDOS

1.- Felicito a Sebastián Orduño Fragoso, dirigente de los locatarios del Mercado Municipal de Guaymas.

Se registró en el PT para buscar la diputación local del XIII Distrito, para bien de ese partido. Sebastián es apreciado miembro de una familia que le gusta servir. Ojalá en las planillas haya muchos como él.

2.- Los seguidores de Otto Claussen insisten en presentar al ex diputado local y ex alcalde de Guaymas como una figura que atrae al electorado y lo haría de nuevo alcalde.

No. Otto desde adolecente radica en Hermosillo y solo vuelve cuando busca cargos de elección; hoy visita el puerto para pasear en yate y relajarse en su “Casa Blanca” que en 2015, en las postrimerías de su trienio, exhibió el ahora diputado morenista Javier Lamarque Cano, escandalizado porque la mansión edificada en ese lapso en el exclusivo residencial Marina Real de Los Algodones, era valuada en 3 millones de dólares.

La versión es, buscaría ser alcalde por el Partido Verde Ecologista de México, al que alquiló en 2018 para perseguir la diputación federal sin éxito. Pero enfrentaría adversidades, pues los guaymenses le reprochan la costosa deuda que carga el Municipio, por él contratada sin haberse reflejado en obras de mejoría física del puerto. Ese lastre chupa al puerto el 52% de su presupuesto. Y va al alza.

Y no olviden que tiene una inhabilitación por 10 años, pese a resolver a su favor acusaciones de desvío gracias a lo que él mismo presume: tener “los mejores abogados de Sonora”.

3.- Ricardo Bours completó en Hermosillo sus primeros 6 mil kilómetros en campaña.

En la capital lo hallé en un mercado, el Municipal, y pude constatar su atractivo ante la gente, al hablar de oportunidades y desarrollo para todas las zonas capitalinas.

Contra lo que se puede pensar, el obregonense de reconocida familia, habla de cosas de pueblo, de los mercados “que son parte de la tradición de Sonora”; de la economía familiar, de cosas que la raza “de a pié” necesita.

Me convenció de que la lucha por la gubernatura no es solo de dos. Eso es bueno, porque a mayor oferta, mayor competencia y eso, más el hecho de que la pandemia nos ha abierto mucho los ojos, nos hará pensar mejor a quién entregamos el voto.

Claro que no será un día de campo, pues Alfonso Durazo no solo trae la bendición presidencial y juega con el equipo de moda, sino que hace ofertas muy tentadoras que hasta ahora nadie se atrevió a hacer, como esa de “limpiar” los órganos de procuración y administración de justicia.

O la de formar una nueva clase política, pues la actual es, como dicen los pescadores guaymenses, “como las toninas”: cuidan para ellos.

Tienta ¿no?