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Estas líneas...

+ México exige castigo; Ebrard y la nueva “mafia del poder”; Sonora sigue matando a sus periodistas; cetemistas se van con Rodolfo Lizárraga


GUAYMAS, Son.- Esto leí ayer, en el mar de información en las redes, aludiendo a la tragedia de la Ciudad de México: “La Ciudad de México exige sanciones ejemplares a los responsables. Es la única forma de acabar con la corrupción que tanto daña a nuestra sociedad”.

¿Cómo hacerlo? Hace años se denunció que la línea 12 del metro en la capital era deficiente, por actos de corrupción adjudicados al entonces jefe de Gobierno y hoy Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.

También leí que el canciller mexicano se pone a disposición de las autoridades y luego uno de los ladrillazos lanzados por quienes –quién no—estamos indignados por esa crónica de una tragedia anunciada y no evitada: “Qué bueno: es culpable”.

Se dijo siempre, la obra era un desastre. Pero dejaron a los sucesores cualquier problema que brotara. Brotaron varios y la irresponsabilidad –derivada de la corrupción, por supuesto—provocó la tragedia del lunes. Miguel Mancera quiso actuar contra culpables de las fallas y actos de deshonestidad, pero el sucesor de Ebrard topó con la enorme y gruesa pared de las complicidades.

El hoy canciller fue hallado culpable, pero ese manto de complicidad le permitió salir del país, vivir como rey en la patria de sus ancestros y cuando las aguas se calmaron, volver para retomar posiciones de reconocimiento hasta volverse nuestro representante ante el mundo.

Mancera algo arregló entre políticos y lo dejó libre. Luego, él mismo fue señalado de no dar adecuado mantenimiento a la línea 12 y así, con muchas fallas, le entregó el mando de la macrocapital a Claudia Sheinbaum, a quien “le tocó” el colapso de la estructura con saldo de decenas de muertos y heridos, cuya sangre reclama justicia. Se debe llamar a cuentas a Ebrard y Mancera para confirmar que la impunidad dejó de carcomer al país, que se fue cuando los abrazos que sustituyen a los balazos acabaron con los gobiernos ultraconservadores, fifís, corruptos y léperos, y hoy el que la hace, la paga.

Difícil imaginar a ambos personajes presos, pero eso es lo que dispondría la ley. Con ellos, aquellos que fueron sus colaboradores y hoy ocupan posiciones de mando en el gobierno, dominan partidos políticos o “representan” los intereses de la patria en los congresos. Por ejemplo, Mario Delgado, dirigente de Morena y tesorero de Ebrard en esa época.

Me enviaron una fotografía mostrando la inauguración de esa obra y ¿sabe quién aparece allí? Autoridades y constructores, entre ellos Cuauhtémoc Cárdenas, Miguel Mancera, Carlos Slim, Jesús Zambrano y Marcelo Ebrard; en otra, hasta el presidente Calderón. Todos felices.

Cárdenas, como líder que fue del izquierdismo nacido del PRI y desprendido con la “Corriente crítica” de 1988, al comenzar la debacle tricolor, pero quienes cosecharon la semilla por él arrojada, no lo hicieron con el sentimiento de la nación, sino con el germen corrupto brutalmente manifestado.

Zambrano, aplaudidor de aquellos emanados de “su” partido, el PRD, porque el empalmense --siga su huella y lo confirmará--, lucra con una ideología roja por fuera, pero por dentro no varía de la tan criticada doctrina “fifí”.

Slim, como constructor de la obra, empresario de esos que siempre están allí, detrás de los gobiernos, pero nunca aparecen cuando truenan los negocios chuecos y las cuentas mochas. A ver cómo explica lo que hizo para desmanchar su enlodada figura.

El presidente de México, como debe ser, confirmó investigación y castigo a los responsables, como debe ser. Si sostiene el manto protector sobre los que no solo provocaron cuantioso quebranto patrimonial al país, sino la pérdida de numerosas vidas, aceleraría el descredito y, en medio de campañas políticas, se minarán más aceleradamente su figura y la imagen que busca dar a su Cuarta Transformación.

México exige, simplemente, justicia. No debe negársele.

SONORA: MUERE OTRO COMUNICADOR

El medio periodístico hace un nuevo reclamo a las autoridades, pues el lunes fue hallado muerto horas después de reportarse su desaparición, el periodista Benjamín Morales Hernández.

Ante el mundo, México se confirma como país peligroso para el ejercicio periodístico y eso no abona a una democracia.

CTM EN DISOLUCIÓN

Eran dirigentes cetemistas, hace tres años coquetearon con el lopezobradorismo y financiaron o aportaron contingentes a Morena y el PT, pero hoy, representantes sindicales de la Confederación de Trabajadores de México se despojaron de aquella careta y se declararon abiertamente a favor de Rodolfo Lizárraga, candidato petista a alcalde.

El paso lo dieron Jesús Fajardo Valenzuela y su hermano Octavio, transportistas; el exelectricista Luis Morales Serna, del mismo equipo; Ricardo Félix, de Vendedores Ambulantes; Marcos Morales, de los músicos; Guadalupe Martínez, de meseros; y Carlos López, de uno de los sindicatos de la Comisión Estatal del Agua. Le ven carnita, pues, al PT.