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Estas líneas...

+ Ahora sí crecerá el puerto: Durazo confirma mil 900 MDD en industrialización; parar al puerto frenó desarrollo regional; Sonora mata a sus mujeres, dicen cifras nacionales; Ulises cobra sin recibo en el Registro Civil


GUAYMAS, Son.- En 2012, cuando Enrique Peña Nieto firmó 25 puntos base para desarrollar al país, destacó que este puerto marítimo aportaría importantes recursos al volverse puerta de intercambio comercial en la Cuenca del Pacífico.

Guaymas saltaría de 5 a 12 millones de toneladas con la infraestructura disponible, complementada con dragado para buques de 100 mil toneladas de desplazamiento bruto, ganar suelo al mar, vialidades y vía férrea, entre otras cosas.

Recuerdo el entusiasmo de José Luis Castro Ibarra al asumir la Administración Portuaria Integral y anunciar cuantiosa inversión del exterior, que llegó. Hubo concesiones, creció el puerto y elevó la exportación a más de 8 millones de toneladas. Pero algo atoró la marcha.

Castro Ibarra era un funcionario muy capaz, reconocido en su propia tierra, Coahuila, y fue en 2010 el número 78 entre los cien personajes más influyentes en materia portuaria en México. Pero la política impone.

El prestigiado técnico recibió la orden de entregar el cargo a un político duranguense, Adrián Alanís Quiñones, quien hizo lo que venía a hacer: nada. Se retrocedió, al grado de quitarle la concesión del espejo de agua (1,500 hectáreas) a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, cabeza del sector marítimo –hoy es la Secretaría de Marina—y dar al traste con la expansión de muelles hasta cerca del Puente Douglas, que sería un Puente Metropolitano a 6 carriles, con desnivel de acceso al libramiento Empalme-San José, obra que debía enlazar al norte del acceso a San Carlos con la carretera federal 15, no regresar el tránsito pesado a la zona urbana.

Después se supo, el freno a los grandes planes se debió a un proyecto de puerto privado. Y adiós inversionistas de las grandes ligas.

Hoy, la APIGUAY y todo el sector portuario, fue militarizado. Oficiales de la fuerza armada naval son jefes de Aduana, operadora portuaria, seguridad. Y la población civil no se convence de que eso sea bueno.

¿AHORA SÍ?

Pero el freno, al menos en el discurso, podría terminar.

El gobernador electo, Alfonso Durazo, reitera la importancia de Guaymas para el relanzamiento de la economía estatal, tras su promesa de poner fin a 30 años de estancamiento por culpa de un grupo político que solo vio por sus intereses, pero ya se van.

Explica pasos y este es uno: 1,900 millones de dólares en los próximos 5 años, en un complejo industrial que generará 4,800 empleos temporales y 550 permanentes, que procesará gas natural, fertilizante y otros químicos, en 102 hectáreas que casi vendía el Gobierno del Estado en el paquete que la oficina de Bienes y Concesiones armó para reunir 500 millones de pesos requerido por el gobierno de Claudia Pavlovich, para cerrar bien su mandato.

Durazo se ve convencido de lo que dice. Además, “blandito” no es y, nótelo, se mira más fuerte y confiado y, por añadidura, ya lo subieron a la pasarela nacional de 2024.

Entonces, Guaymas retoma el camino y en poco tiempo sería, ahora sí, enlace entre mercados del suroeste de los Estados Unidos y la Cuenca del Pacífico, apoyado en el corredor fiscal hasta Nogales y su frontera modernizada; una carretera –solo le faltan 20 kilómetros—que conecte con Chihuahua y traiga carga de Texas y Nuevo México; equipo como grúas alta capacidad y tecnología, que ya ofreció el Fideicomiso Aduanero.

El futuro gobernador hace más anuncios por regiones, pero en gran parte, el puerto es el eje y, con ello, sacará a Guaymas del hoyanco a donde lo arrojaron los malos representantes que lo vieron como el botín que, dice Durazo, dejará de ser, pues es enfático cuando advierte: “¡nada de estirar la mano!”.

SONORA FEMINICIDA

Buscando al hombre con quien formaba una familia, Gladys Aranza se unió al colectivo “Madres Buscadoras de Sonora”. En redes, pedía al ausente esperar un poco más, para encontrarse.

Quizá ya se encontraron en otro plano, pues la residente de Ortiz, comisaría que centra la sanguinaria guerra por el mercado de estupefacientes, fue asesinada.

La Fiscalía estatal acepta que pudo ser por lo que el pueblo dice: le exigieron dejar de buscar a su marido y siguió haciéndolo. En este suelo rural no atender una “sugerencia” de quienes imponen su autoridad con las armas, se paga con la muerte.

Gladys Aranza es el ejemplo. Su ejecución trasciende en el mundo y revela que Sonora es segundo lugar nacional en feminicidios. Y hay más amenazas a estos grupos.

ULISES COBRA SIN RECIBO

El viernes gestioné documentos en la oficina del Registro Civil de Guaymas, que refleja la sequía de recursos para mantenimiento y la atención es propia del hastiado burócrata tradicional.

Recibí los documentos y, tras el pago, no hubo recibo. Es práctica común, confirma el sujeto con leve movimiento de cabeza y gesto ausente. Así fue, en una hora, con unas 30 personas.

Ulises Cristópulos, político que salta de puesto en puesto y que al no haber más –no le ha ido bien al PRI, su partido-- aceptó refugio como director estatal. Hace tiempo sabe lo que pasa y no hizo nada, así que su actitud confirmaría a dónde se va el dinero que paga la gente al Estado. Que no es poco.