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Estas líneas...

+ El presidente y jefe del Ejército, pide perdón a la tribu yaqui; recuerda la historia de represión y exterminio en el porfiriato; apoyará a la etnia con 11 MMDP; con Durazo se cumplirán los compromisos; Karla Córdova saluda a AMLO y aprovecha


GUAYMAS, Son.- Andrés Manuel López Obrador hizo anuncios importantes este martes en su visita a Vícam, cabecera principal de los pueblos yaquis, pero si alguno debe destacarse, fue pedir perdón por agravios a esta etnia.

No conozco manifestaciones previas de este tipo y eso habla bien del liderazgo que busca afianzar el presidente entre los integrantes de esta comunidad. De todas, realmente, pues a todas les resuelve rezagos ancestrales.

Pero nosotros tenemos cerca a la etnia hermana y por eso indagamos lo que hace nuestro pejepresidente, que es mucho, para favorecerlos. Mire si no:

El apoyo material superará los 11,000 mil millones de pesos para el Plan de Justicia Yaqui y este año, dijo Adelfo Regino, titular del Instituto de Pueblos Indígenas, serán 1,500 millones de pesos para construir la Universidad yaqui; ya hay dinero para un hospital y 6 unidades médicas rurales, el acueducto, su Distrito de riego y sobre todo, el agua y suelo que les que les corresponde.

Invitado al acto, lanzó una bomba Cuauhtémoc Cárdenas, viejo líder de la etnia, al citar el acueducto Independencia y pedir, ni más ni menos, que se cancele su operación. El hijo de “Tata” Lázaro acusa que se construyó ilegalmente por eso debe pararse y, enseguida, sancionar a quienes violaron la ley para hacerlo. No dijo nombres, por eso solo recordaremos al ex gobernador Guillermo Padrés, en cuyo sexenio se construyó a gritos y sombrerazos.

La tribu reclama la mitad del agua del rio y todo hace indicar, pronto la tendrá junto con unas 20 mil hectáreas para conjugar esos bienes y convertirlos en la riqueza que los sacará de su difícil situación actual.

Pero vuelvo a la petición de perdón por singular, aunque llena de sustento. Es, dijo López Obrador, por los agravios históricos cometidos contra la tribu, sobre todo “durante los 34 años del porfiriato”, cuando las comunidades indígenas padecieron “la más brutal represión que se haya registrado en la historia de México”; recordó que en casi todo aquel periodo, “el ejército asesinó a indígenas que defendían sus tierras comunales y se negaban a convertirse en peones de minas o de haciendas”.

O sea que la disculpa también venía del Ejército, comandante supremo que es, dice la ley, de las fuerzas armadas del país.

Y tanta represión ¿por qué?

Bueno, el presidente lo explica: “sirvió para que los poderosos pudieran despojarlos de sus tierras, bosques y agua”.

Su pensamiento afín al proceso revolucionario mexicano –nacionalista, pues— le hace atraer épocas buenas para las etnias y menciona Lázaro Cárdenas, quien reconoció a los yaquis como auténticos dueños del territorio que ocupan y promovió la restitución de tierras y agua, pero décadas después esa meta cardenista no se ha cumplido.

Hoy, la promesa es que pronto manejarán la mitad del agua del río Yaqui y les devolverán unas 20 mil hectáreas –ayer les confirmaron las primeras 2,900—, además de apoyo financiero para el arrancón. Si no, pues cómo. Y eso personalmente lo vigila, pero para López Obrador no estuvo de más señalar su agrado por la gestión del gobernador Durazo Montaño, “ya que con su colaboración se podrán cumplir los compromisos con los pueblos yaquis y el pueblo de Sonora; ya que también estará al pendiente en el seguimiento de cada acuerdo”.

Durazo devolvió la atención con su espaldarazo a la meta del presidente: “El Plan de Justicia Yaqui busca reparar, al límite de lo posible, los abusos y despojos que durante décadas y siglos los poderes han impuesto a base de fuerza y violencia sobre el pueblo originario”.

Fue más allá: “los gobernadores sonorenses de la época formaron parte de esa operación criminal en aras de un falso desarrollo. Se registraron múltiples hechos contra la tribu yaqui de los que la humanidad debe sentirse avergonzada. Es un imperativo ético reparar tales agravios cometidos contra el pueblo yaqui vía persecución, guerra, exterminio y deportación”.

Hoy, sentencia convencido el hombre de Bavispe que tomó con firmeza las riendas estatales, se debe llevar justicia a los pueblos indígenas porque “esa es la única manera de reconciliarnos y hermanarnos, en la mexicanidad que nos da identidad y orgullo”.

LA MATANZA:

Lean lo que nos recordó el presidente, ayer, en Vícam:

“Aunque ningún autor llega a precisar un número exacto, el mismo Luis E. Torres, despiadado gobernador sonorense, reconoció en una entrevista que habían muerto en campaña 15 mil yaquis y 200 soldados, más otros muchos hombres, mujeres y niños que fallecieron en las infames deportaciones y por las condiciones de esclavitud a que eran sometidos en el sureste del país”.

Y esto: “Tampoco debe pasarse por alto que Francisco I. Madero en su libro La sucesión presidencial, escrito en 1908, acusó al sonorense Ramón Corral de la guerra contra los yaquis”.

Pero pidió también recordar la solidaridad con el pueblo yaqui, “del presidente Adolfo de la Huerta”, y al “justo y patriota general Lázaro Cárdenas del Río, quien reconoció a los yaquis como los dueños originarios de un vasto territorio y les restituyó sus tierras y el agua”, aunque eso sigue quedando en el papel.

KARLA GESTIONA APOYO

La alcaldesa Karla Córdova acudió a Vícam Pueblo. Allí acompañó al Presidente López Obrador y al Gobernador del Estado, Alfonso Durazo, a la ceremonia de petición de perdón por agravios al pueblo yaqui.

La doctora Córdova se veía contenta, primero por la visita presidencial a su municipio; luego, porque pudo saludarlo y --cómo dejar ir la oportunidad-- aprovechó para entregarle una petición sobre temas financieros de vital importancia para el municipio.

“Él me respondió que me va ayudar mucho y estoy muy contenta”, expreso al final del evento.