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Estas líneas...

+ La UTG crece y hasta aviones produce; Paty Rivera, activista guaymense, fue asesinada en Tijuana; INE falla al informar sobre la revocación; Sebastián Orduño inaugura oficina y, entre otras cosas, gestionará actas de nacimiento para evitar dificultades que impone el Registro Civil

 

GUAYMAS, Son.- Algo bueno ocurre en la Universidad Tecnológica de Guaymas.

Hace unos días, el secretario de Educación y Cultura vino con el pretexto de anunciar a los trabajadores, que ya tienen Infonavit --o algo así—, pero había algo más.

Quien conoce la operación del plantel dirá que quiso conocer lo que ocurre en esa institución joven, pero ya presente en espacios internacionales por la rápida incorporación de planes de estudios afines a la tecnología, intercambios con el extranjero y coordinación estrecha con varios países.

El estudiante aprende inglés sin estudiarlo, lo absorbe en clase y no necesita de largas horas y textos --tiempos traen tiempos--, pues se aprende con nueva mentalidad.

Comúnmente, los nuevos funcionarios llegan y ven de reojo a todo mundo, pues los consideran parte del pasado que combaten según sus discursos de campaña. Aquí pronto se dio cuenta el secretario, que el trabajador hace la tarea y los directivos son ajenos a la fea costumbre de malgastar el dinero público.

Aarón Grajeda Bustamante vio un plantel donde la gestión nunca se detiene, ni de la parte laboral ni de la rectoría, la primera bien coordinada por Carmelita Ruiz; la segunda, por el pulcro administrador y dedicado deportista, Javier Enrique Carrizales.

El secretario llamó a Carmelita para decirle que estaba listo, y se lo entregó, el dictamen de acreditación y acta de entrega de Infonavit a la UTGuaymas. Tan complicado término es para decir que ya cotizan y podrán tener su casa en el futuro, sin la carga de “coyotes” o sindicatos corruptos.

Allí estaba el rector, Carrizales Salazar, quien explicó cómo forman a los técnicos en tareas que les darán mejores puestos laborales aquí y en cualquier parte del mundo.

Grajeda llevó el mensaje al gobernador Alfonso Durazo –quien ya conoce potencial y resultados del plantel—de que, en la UTG, “hay gente trabajadora, profesional y comprometida con el desarrollo académico de la región Guaymas-Empalme".

Lo demuestra el crecimiento físico gracias a la gestión en el plano federal que captó dinero fresco para avanzar, siempre bajo la lupa del rector, lo cual evita cosas comunes del pasado aun reciente que, lo ha dicho el gobernador Durazo, ya no se harán, porque se acabó eso de extender la mano. Por eso se han alejado los depredadores de presupuestos y llegan constructores que no dejan tiradas las obras.

El plantel refleja crecimiento y buen ambiente. Hay hasta un hangar, pues construirán más aviones, más grandes que los dos monoplaza construidos en 2021 por maestros y alumnos, certificados este año por la aviación estadounidense. No fue flor de un día y el estudiante aprende cada paso de la industria aeroespacial, por el momento en esa escala.

Desde la nueva cafetería se aprecia infraestructura para servicios, convivencia, prácticas, estudio y los estacionamientos techados con paneles solares para generar su propia energía, cuyo costo previo devoraba medio presupuesto escolar.

Grajeda confirmó que la UTG está en buenas manos y este puerto, donde la industria maquiladora genera 18 mil empleos, se beneficia con la enseñanza que la vieja mentalidad política no habría promovido, por su egoísta forma de pensamiento en extinción.

Enhorabuena por ese espacio que ya abre la ruta de Sonora hacia su futuro.

CAE OTRA ACTIVISTA GUAYMENSE

Patricia Rivera Reyes fue asesinada la noche del sábado pasado en Tijuana.

Dicen que fue un asalto, en su domicilio, donde se reunían varias personas.

Era una abogada guaymense egresada de la Universidad Autónoma de Baja California que decidió residir en esa peligrosa frontera.

Acumulaba prestigio como especialista en derechos humanos con estudios en varios países. Los pueblos indígenas eran el foco de su lucha llevada al propio seno de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva york.

Ella y mi esposa Bety, quien ahora le llora, eran amigas. Mantuvieron amistad nacida desde la primaria en la “Carmen Zambrano”, en cuya cercanía nacieron. Tiempo y distancia no las separaron, pero lo hizo la violencia criminal que agobia a México y que la alcanzó en su propia casa.

Al comenzar 2022 desayunamos los tres en el comedor de Martín Gándara, en el hotel Playa de Cortés. Le encantaba ese paraíso. Allí platicó sus planes. Hace una semana confirmó visita a la ONU en abril e intentaba convencer a su estimada amiga, mi Bety, de acompañarla a esa experiencia para conocer de las culturas originarias y entender sus luchas.

Ya no podrá ir. El repudio por su vil asesinato llega a las altas esferas. La comisión Estatal de Derechos Humanos, la Nacional, organizaciones de abogados y organismos defensores de derechos humanos, además de comunidades indígenas de todo el mundo, claman por justicia.

Adiós, Paty. Tu ejemplo está en muchos, por eso no parará la lucha por los derechos fundamentales, sobre todo de esa gente que tanto quisiste, los pueblos indígenas.

REVOCACIÓN, POCA INFORMACIÓN

En esta región saben poco de la votación para revocar o no el mando entregado por aplastante mayoría en 2018 al presidente López Obrador.

Debiera hablar más de ello el Instituto Nacional electoral, responsables de promoverla.

APLAUDEN A SEBASTIÁN

El diputado local por Guaymas, Sebastián Orduño, inauguró su oficina de gestión.

Cumple su promesa con creces, pues allí habrá apoyo de todo tipo, pero resalta algo: enfrentar a la burocracia es algo enojoso, terrible a veces, por eso tramitarán documentos como actas de nacimiento (¡albricias!), CURP, becas y talleres varios.

Orduño trabaja por su gente, qué bueno. De nada sirve brillar en la política si eso no beneficia a sus representados.

Al evento se dejaron venir sus compañeros Diana Karina Barreras e Irám Solís, y el representante del PT en Sonora, Ramón Flores.