+ Los diputados de partido, ¿son de partido?; se van y dejan sin representación a las siglas; la ley debe prever esa gran fisura; tiangueros en conflicto en Empalme
GUAYMAS, Son.- Un diputado representa al pueblo para defender sus ideas e intereses y los votos del pueblo, precisamente, lo llevan a esa posición.
Un diputado de representación proporcional necesita el porcentaje de votos obtenidos por un partido político y busca “proteger la expresión electoral cuantitativa de las minorías políticas y garantizar su participación en la integración del órgano legislativo, según su representatividad”.
Para cumplir esa filosofía aplican fórmulas definidas en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, donde dice que todo partido con cierto porcentaje de votos para las listas regionales de circunscripciones plurinominales, tiene derecho a que le sean atribuidos diputados según ese principio, y los eligen las dirigencias de los partidos a los que pertenecen. No ocupa hacer campaña, aparecer en boleta electoral ni promover el voto para ir a las Cámaras.
Para el necesario equilibrio, se usa el sistema pensado para garantizar que las minorías políticas puedan estar representadas en el Congreso. Cuando una expresión política no gane por mayoría de votos, “la voluntad y voz de las personas que votaron por ellas debe ser garantizada en términos proporcionales, de lo contrario esas personas no llegarían a ser representadas”.
Así que cada voto hacia un partido cuenta proporcionalmente para el reparto de “pluris”. El que obtenga la mayor cantidad de votos en los distritos de una circunscripción, obtendrá más representantes.
Los diputados de partido se crearon en 1962 para representar corrientes de opinión que realmente existieran en el país, lo cual se comprobaría por medio del voto, objetivo que permanece y se ha enriquecido a través de las subsecuentes reformas.
En su exposición de motivos, así lo citaba el entonces presidente Adolfo López Mateos: “Es evidente el hecho de que no han podido encontrar acceso al Congreso de la Unión los diversos partidos políticos o las varias corrientes de opinión que actúan en la República; de ahí que, con frecuencia, se haya criticado al sistema mexicano de falta de flexibilidad para dar oportunidad a las minorías políticas, que se duelen de que un solo partido mayoritario obtenga la casi totalidad de los puestos de representación popular”.
Y: “Para consolidar la estabilidad política orgánica que México disfruta, será un factor importante la mejor canalización, por cauces legales, de las fuerzas cívicas, en particular las minoritarias y, muy principalmente, las que estando agrupadas en partidos políticos nacionales, actúan orgánicamente y no en forma dispersa, cuando no anárquica”.
Así se institucionalizó la representación minoritaria. Es fácil tener un diputado, solo se necesita el 2.5% de la votación y se añadirá otro por cada medio punto adicional de ese porcentaje, hasta el tope de 20.
Cuando uno repasa este tema, encuentra que los partidos son dueños de esa concesión, aunque el beneficiario cuando renuncia se lleva esa representación.
La ley no lo obliga a entregarla, pero el tema debiera analizarse con bases morales, éticas, de buenas costumbres. La diputación es del partido, así que debe quedarse en el partido, aunque siempre habrá una ventana legal para llevársela. Total, los pleitos legales duran más que la representación.
El tema es moda en Sonora, donde hicieron berrinche los empleados de Claudia Pavlovich cuando se cerró la bolsa de trabajo sexenal y su personal buscó otra liana para seguir colgados de algún presupuesto oficial.
El PRI estatal era esa liana para saltar hacia otras posiciones y además, hacer uso de las mermadas prerrogativas que, al no compartirse, son un buen botín (casi 2 millones de pesos al mes) para quien controle las siglas.
El martes le dieron palo a la demanda interpuesta por violar sus derechos electorales, a Natalia Rivera, allá en la Sala Regional del Trife. No hay tal, y el tema de cómo pusieron a los nuevos debe resolverse en Sonora.
Onésimo Aguilera se queda en el PRI estatal con Iris Sánchez en la Secretaría General, y Natalia persiste en el berrinche. La dama ya renunció a las siglas, pero no a la diputación local.
Siguió el ejemplo del panista Kiko Munro, junior del exsecretario de Seguridad de Guillermo Padrés, Ernesto Munro, cuando le quitaron la fracción panista del Congreso. También el “Pato” de Lucas ya presentó su tan anunciada renuncia y ahora es “naranja”, como Natalia.
Si no entregan esa representación al suplente, los partidos no tendrán representación en el recinto legislativo sonorense. Desaparecerá la expresión de esas minorías que quedarán sin voz.
¿Qué parte no se entiende?
TIANGUEROS EN RIÑA
En Empalme, riñen los tiangueros que realizan su gigantesca vendimia dominical bloqueando transitadas calles y nadie les puede decir nada, pues la costumbre hizo ley ante el argumento del derecho a ganarse la vida.
Pero son tantos vendedores y enfrentan tanta irregularidad que el tianguis es ya un botín para unos pocos, cuyo disfrute otros envidian.
El alcalde Luis Fuentes Aguilar no puede intervenir, primero porque es un corazón con patas y no podría enfrentar a los miuras que ni impuestos le pagan, así que seguirá el conflicto por el poder entre unos cuantos usufructuarios de la infraestructura pública para fines personales.