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Estas líneas...

+ Sheinbaum apoya a Sonora… o ¿al revés?; digitalizarán oficinas, para reducir trámites y corrupción; parecía un evento político pero, con qué cara reclaman; la Semar a cuestionamiento por desaparición; demanda penal y civil, a terrateniente urbano

 

GUAYMAS, Son.- Se aplaude el apoyo que vino a dar Claudia Sheinbaum al Gobierno de Sonora, gracias a su excelente relación con el gobernador Alfonso Durazo.

Llegó de la Ciudad de México que ella gobierna, a explicar cómo disminuyeron trámites en favor de la ciudadanía “y cortar la brecha de la corrupción”, para dar seguimiento al convenio de colaboración firmado con el gobernador Durazo, que pondrá a disposición del estado 200 programas informáticos, pues la capital del país digitaliza todo y así podrán pedir documentos para trámites solo una vez. A eso aspira el Gobierno de Sonora.

Sheinbaum creó la Agencia Digital de Innovación Pública con 35 jóvenes desarrollando software e innovación digital, así que la puso al servicio “de todo aquel que quiera hacerlo, y nos da mucho gusto que en Sonora se hayan acercado con nosotros”, dijo la representante.

Pero también dijo esto: “Tenemos mucha amistad con Alfonso Durazo y además este vínculo va ser importante para muchos temas que no son solamente de la ciudad hacia Sonora; nosotros también tenemos mucho que aprender de Sonora hacia la ciudad”.

Hasta allí, el motivo de la presencia de quien gobierna la macrópolis mexicana.

Pero hay otros que no creen en eso como motivo fundamental de este viaje hecho fuera de horas de trabajo y, seguramente, pagado con la quincena de la muy mencionada dama.

Es que hubo mucha gente en el Expo Fórum de Hermosillo, se oyeron muchos aplausos y vítores y comenzó la especulación sobre acarreo y uso de dinero público, aunque muchos de los denunciantes en redes sociales, reflejan algo que podría interpretarse como la nostalgia por el pasado que ya se fue.

Con qué cara cuestionan lo que hacían en ese pasado que hizo enojar a tanta gente y por eso los desplazó de la única manera que podría hacerlo, con votos, muchos votos.

Y es cierto, la crónica del evento habla de euforia, ejercicio pleno del poder con maquinaria de aceitado y afinado perfecto, un mar de gente gritando consignas, aplaudiendo. Cuántos selfies. Rostros extasiados por el logro de acercarse, tocar y captar una imagen al lado de quien, dentro de poco, podría ser candidata y luego presidente de México.

Alguien utilizó el término “cargada” al saberse del grito “¡Presidenta! ¡Presidenta! ¡Presidenta!

Así como estalló la euforia dentro del recinto, así estalló la ira en redes. Es obvio de quién, quiénes.

Habría más personajes enojados, pero muchos de esos desplazados lograron saltar a tiempo, renegar del ayer corrupto y de sus protectores hasta escuchar cantar el gallo en tres ocasiones. Y allí estaban.

Cajeme, el legendario guerrillero yaqui, decía: antes como antes, ahora como ahora.

Hoy, quienes vemos los toros desde la barrera, podemos parafrasear a ese gran personaje que nos enorgullece, pero con una pequeña modificación a su expresión, para efecto de precisiones políticas:

“Antes como antes, ahora como… antes”.

Sheinbaum dejó un mensaje de apoyo a López Obrador, a Durazo, a las ideas y programas del gobierno morenista.

Durazo le correspondió, señalando algo que, dijo poco después, ya ni se debiera preguntar: México ya está listo para ser gobernado por una mujer.

Sí, todo ha cambiado… para que todo siga igual.

CUESTIONAMIENTO A SEMAR

La respuesta que dio la gente este fin de semana a la exigencia de información sobre dos jóvenes desaparecidos, podría volverse costumbre.

Un familia divulga esta historia: "Venía de su trabajo, le llamé y me dijo que lo había detenido la marina sin motivo alguno".

Yahaira busca desde el 26 de agosto a su hijo Jesús Antonio. Nadie le dice nada y por eso desde el sábado bloquea carreteras y marcha pidiendo justicia. Este lunes fue a Palacio Municipal a pedir ayuda de la alcaldesa, pero la atendió un tercero, pues la doctora Córdova andaba atendiendo tanta necesidad.

La Secretaría de Marina no informa. Tampoco lo hace su brazo armado, la Armada de México, en un silencio poco tranquilizador.

La experiencia dice que las fuerzas armadas no deben hacer labor de policías, porque hacen lo que saben, combatir y hacer uso de la fuerza, sin dar explicaciones excepto al mando superior.

La sociedad civil no funciona así y ya empieza a preocuparse. Si llega a temerles, entonces iniciaría lo peor y, para saber qué sería eso, baste leer un poco sobre “la guerra sucia” que sofocó a la mayor parte de los movimientos sociales de los años 60 y 70 del siglo pasado y se buscaba a los jóvenes en el agua y en los matorrales.

LOS INVASORES

Invadir propiedad ajena, habitada o no, es delito que se sanciona con prisión y multa.

La ley fue analizada por funcionarios estatales y se admiran, como muchos sonorenses, del por qué nadie puso antes interés en frenar esta práctica que hizo costumbre, en perjuicio del ordenado desarrollo de una comunidad.

Ahora que desalojaron a presuntos pescadores que compraron barato y sin papeles, un predio de vocación turística de alto nivel, sin escrituras, viene a la mente esa forma de jugar al tío Lolo apostando a la impunidad.

Y del tema nos lo hace recordar un juzgado de Distrito que toca el tema laboral de Granja Monarca, ya liquidada como empresa, pero que perdió 130 hectáreas por “habilidades” de abogados, jueces y funcionarios laborales, muy bien aprovechadas por el terrateniente urbano José Ordaz quien ahora enfrenta acusaciones de falsear declaraciones, documentos y firmas y vender suelos en varias ocasiones.

El “tiro” se lo avienta contra el apoderado legal, Rodolfo León, a quien también acusó de mil lindezas pero en este caso, perro no debió comer perro. León, además de la modalidad penal, usa la civil para que el primero le responda a satisfacción.

Nada como la ley, sí. Pero que se imponga. Porque hay muchos predios en desarrollo que  no contemplan servicios, producto de ese desorden de los que ya se fueron así que, quienes llegaron, comienzan a actuar y ojalá no se detengan.