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Estas líneas...

+ Secuestros y muertes reciben a más fuerza armada enviada a combatir el delito; “levantan” y matan a joven músico; la fiscalía capturó a los responsables; otra banda criminal desarticulada; partidos políticos, en vida latente


Guaymas, Son.- En un recuento de los hechos que describen la labor cumplida en las últimas semanas por fuerzas de seguridad, puede determinarse que hacen la tarea en el intento de frenar la considerada imparable presencia criminal que nos convirtió en una región donde la violencia se volvió característica.

Debí reconocer que la fuerza integrada por elementos de los tres niveles de gobierno, nos ha mantenido al tanto de su labor y resultados que, al confirmarse, generan satisfacción y atraen el optimismo que ya necesitamos para pensar que pronto volveremos a convivir celebrando que la paz volvió.

Los golpes que la fuerza de marinos, soldados y policías han dado, resaltan incluso a nivel país. En el penúltimo de una cadena de 5, realizado sin disparos en el ejido El yaqui, en el valle de Guaymas, cayó un objetivo criminal destacado, que controlaba una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación y era “un generador de violencia” en las comunidades yaquis.

Hace varios años la Secretaría de Marina envía a Guaymas fuerzas de su infantería que rondan la ciudad y toman parte en los operativos. Se ha dicho que tienen órdenes de no disparar y se les critica por ello, pues lograban poco resultado.

Hace 10 días, la alcaldesa Karla Córdova daba su informe y en el mensaje a los ciudadanos que la eligieron, les explicaba los avances en su primer año de administración. En una de sus frases dijo lo siguiente: “seguiremos construyendo la paz, aunque el presente, aparentemente, indique lo contrario”.

No podía decirnos en ese momento lo que ahora vemos. Hay más policías estatales, a quienes se les construirá un cuartel en este puerto, en un área cercana a Miramar, donde descansen en un lugar digno cuando no estén atrapando malandrines.

El sábado llegaron 100 soldados del Ejército Mexicano –termina la hegemonía de la Semar en eso de proteger al municipio— y 125 más a Empalme, un día después de que a Cajeme arribaron 300, porque los 43 muertos –solo durante septiembre-- que arroja el saldo violento, es indicador de lo que ocurre en la tierra que intenta gobernar el morenista Javier Lamarque.

La fuerza marchó por las ciudades y enseñaron que vienen pertrechadas para demostrar que en México mandan las instituciones y vienen por resultados: frenar y acabar a las bandas criminales dedicadas al secuestro, extorsión y narcomenudeo. Atraparlas y hacerlas responder por sus delitos.

Ya ha habido resultados previos, al caer al menos 5 de esos grupos generadores de violencia con arsenales impresionantes, donde es típico incluir un fusil tipo “barret” calibre .50. Como que eso los gradúa como criminales.

Uno de esos grupos, atrapado en San José de Guaymas, tenía en sus manos a tres personas privadas de su libertad y poseía otro arsenal que incluía una ametralladora de tripié, todo un clásico que usaban sus dueños para someter y amedrentar.

Desafortunadamente, en el camino se cuentan muchas víctimas inocentes. Colaterales, dice el frío parte militar-policiaco, como fue el caso de José Arturo, joven músico de 24 años “levantado” este sábado por la tarde y encontrado sin vida 20 horas después.

La buena noticia en medio de la dolorosa tragedia es que la autoridad hizo su tarea y encontró pronto a los responsables. Presuntos, les dice todavía, porque falta integrar la carpeta de investigación donde demostrará la responsabilidad de una banda dedicada al delito integrada por gente de Empalme, Vícam, Estado de Guerrero y hasta de Estados Unidos. Una mujer era parte del grupo criminal.

Ahora los tiene el ministerio público y enseguida el juez definirá el futuro de este y los casos previos, en ese difícil caminar para demostrar hasta dónde la autoridad está dispuesta a llegar para poner el hasta aquí a quienes vieron, en el delito, la puerta abierta para obtener dinero fácil abusando de la sociedad, lesionando intereses de comunidades e imponiendo distorsiones a la ley.

Es triste ver a nuestros jóvenes encaminándose a esas malas prácticas. Ya basta ¿no?

APEGO A DERECHO

La Secretaría de la Defensa Nacional, como la de Marina, destaca en sus comunicados que sus acciones contra los criminales se realizan con estricto apego al Estado de Derecho, pleno respeto a los derechos humanos y a la Ley Nacional Sobre el Uso de la Fuerza.

Esto, al resaltar que detener a Reyes Emmanuel N, en el valle de Guaymas, es un golpe contundente a las organizaciones delictivas del país y la acción refrenda “el compromiso leal e institucional por parte del Ejército Mexicano de velar y salvaguardar el bienestar y la tranquilidad de los ciudadanos, para garantizar la paz y seguridad de la población”.

Esa es la principal diferencia entre lo que hacen los encargados de hacer cumplir la ley y quienes se dedican a violarla.

En el caso que señala, como en otros realizados en la región, destaca la tarea de inteligencia previa al operativo subsiguiente.

Que así sigan. Violar derechos fundamentales de las personas solo daña la imagen que debe mostrar la fuerza armada al hacer su trabajo, ese trabajo que hoy nos ayuda a percibir una luz al final del túnel, en medio de la sensación de vivir en un estado de guerra por las miles desapariciones y muertes que contabiliza la región en pocos años.

Ojalá, claman los ciudadanos que ya quieren ver salir el sol. No vaya a ser que esa luz sea una locomotora que viene en sentido contrario.

PARTIDOS MUERTOS

Nadie sabe qué va a pasar con el edificio del PRI, donde nació Plutarco Elías calles, su fundador, en abandono de una militancia que ya no abunda.

El PAN tiene uno menos descuidado, pero tampoco muestra actividad.

De otros partidos, ni hablar, solo existen para decir que hacen y exigir inmerecidas posiciones.

Un caso raro es Morena, dueña del poder pero sin sede fija y dirigencia nominal desconocida.

Parece haber pasado la era de los partidos, pese a lo cual sigue la disputa por dirigirlos, en aras del beneficio oficial que implica poseerlo.