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Estas líneas...

+ Encuentros sin AMLO el viernes… ¿o sí?; pero se cumplió la agenda presidencial en Sonora; los yaquis y el bienestar: les restituyen 30 mil hectáreas; Zoé confunde al evadir fecha de los nuevos hospitales

 

GUAYMAS, Son.- Hizo ruido la ausencia del presidente López Obrador ante las cámaras, pese al esfuerzo de su equipo de prensa para dejar la percepción de haber cumplido con la agenda del viernes en Hermosillo, durante la visita del enviado de Joe Biden para asuntos del clima.

No pasa nada, desde la óptica del los cuatroteístas, pero para los demás, pasa todo. Y si no, de todos modos dicen que pasa todo, pues de eso se trata la política.

Una versión fortalecida por el video del presidente alabando las bellezas de San Carlos y su gusto por amanecer frente al mar de Cortez –qué envidia, de la buena--, dice que el mandatario mexicano prefirió quedarse en este paraíso, pues el resumen que le habría llevado Marceo Ebrard sería más que bueno, y Kerry no se sentiría mal con las atenciones del canciller y las del gobernador Alfonso Durazo.

La versión oficial intenta convencernos de la presencia del presidente, fortalecida por la expresión del “poderoso mensaje” que López Obrador habría dado en el tema de la participación de México para respetar el ambiente y ayudar a frenar el cambio climático.

Hasta enviaron horas después –debieron añadirla al primer --boletín--, fotografía donde López Obrador sonriente en la mesa donde se supone, expuso el avance de México en la ruta de energías renovables y respeto al ambiente.

Ebrard, Kerry y el gobernador, anunciaron los avances en eso que no entenderíamos si no fuera porque lo plasman en inversiones para producir energía solar, la licuefacción de gas y, pronto, “la correcta explotación del litio”.

Eso, centró el gobernador Durazo, “permitirá que Sonora se coloque a la vanguardia internacional en materia de combate al cambio climático”. De ese tamaño. Más aún, “representará también un parteaguas para la economía de la entidad” y hasta recordé aquel mensaje de José López Portillo cuando llamaba a prepararnos para administrar la abundancia que traería el petróleo.

Ebrad Casaubon anunció la reutilización del 98% de gas metano para 2024 –ese que se quema en chimeneas de los pozos petroleros--, avance de la planta solar de Puerto Peñasco y la producción de semiconductores.

Kerry agradeció al presidente por su hospitalidad y “por una poderosa presentación con los miembros de su gabinete”. Lo dijo claro y luego se tradujo al castellano, sobre la buena representación de “todos los sectores del gobierno involucrados y las partes interesadas con respecto a la crisis climática”. Si le creemos al enviado presidencial estadounidense para asuntos del clima, sí asistió AMLO a la cita.

La “poderosa representación” fueron Raquel Buenrostro, secretaria de Economía; José Rafael Ojeda Durán (Marina); Rocío Nahle (Medio Ambiente y Recursos Naturales); Octavio Romero (Pemex); María Elena Álvarez (Conacyt); Roberto Velasco (SRE, Unidad América del Norte); y Ken Salazar, embajador de EU en México.

LOS YAQUIS Y EL BIENESTAR

La palabra bienestar fue escogida por el presidente López Obrador para definir como estamos y no atenernos a lo que la economía mundial usa para medir el dinero de los habitantes de un país.

Es decir, si somos 100 personas y el país tiene 100 pesos, entonces cada uno tiene 1 peso. Falso. El llamado Producto Interno Bruto (PIB) e ingreso per cápita no deja ver la cruel realidad, por eso hoy se mide a partir del bienestar de cada ciudadano.

Con esa palabra, en unos años veremos las condiciones de la etnia yaqui a partir del resultado de lo que hoy generosamente les lleva al presidente, quien firmó los decretos con los que el Gobierno de México les entregó –restituyó, remarca la versión oficial-- 30 mil hectáreas durante el acto en Pitahaya.

Es la primera etapa de restitución, “a sus legítimos dueños”, este pueblo originario, pero seguirán más cosas para “concretar del todo la reparación del daño generacional que se llevó a cabo contra esta etnia”. Según la expresión coincidente del gobernador Durazo y el presidente López Obrador, “como una forma de honrar la memoria histórica y la conciencia social.

Son 29,241 hectáreas para consolidar la primera etapa del Plan de Justicia Yaqui. Cada 2 ó 3 meses el presidente la evalúa y, de nuevo, comprometió su retorno para revisar avances en infraestructura y equipamiento urbano, así como obra agrícola con el acueducto y distrito de riego.

La tierra entregada no fue un acto abusivo como el que provocó aquel conflicto de 1976 en el yaqui. Esta vez se adquirieron 11 predios a 6 propietarios, por 420 millones de pesos.

Al gobernador tradicional de Belem-Pitahaya, José Ricardo Jaimes, le tocó agradecer “la devolución del territorio ancestral de la etnia”, pero lo que recuperan es “una parte” de su territorio, aunque reconoce el logro “por el que luchamos desde hace más de 100 años y por el que murieron muchos de nuestros ancestros”. Esto sería “una ofrenda para honrar su memoria”, dijo.

EL CONFUSO IMSS

En Navojoa, al ponerse en marcha el programa IMSS-Bienestar, Zoé Robledo, director de la institución, tenía la atención de los mayos porque, como en Guaymas, esperan el inicio del nuevo hospital.

El largo discurso de los logros que anuncian, no les confirmó la obra de 1,600 millones de pesos que habría comenzado en marzo de 2020.

Sí, dijo que encontraron “historias terribles” de hospitales sin construir, quirófanos vueltos almacén, falta de equipo e insumos, especialistas, etc. Nada que no sepamos.

El balde de agua fría llegó cuando el Zoé de la larga y confusa historia, dijo que “la parte de infraestructura (SIC) no se necesita grandes obras” y para él basta con ordenar, limpiar, pintar, arreglar puertas, techos, impermeabilizaciones.

Muchos virajes verbales, pero ¿y el nuevo hospital?

“Tenemos un hospital de 1958 y este hospital requiere un nuevo hospital”, no muy bien dicho, pero lo reconoció y “lo que estamos haciendo aquí es fortalecer el actual y construir el nuevo”.

Bien. Latió fuerte el corazón de los navojoenses cuando prosigue: “el 7 de noviembre van a instalar el comité ciudadano para seguimiento de todos los procesos”, pero era para explicar cómo atenderá ahora el viejo hospital. Y ya. Nada del nuevo.

Se supone que lo mismo habría dicho a los guaymenses, excepto porque aquí llegó a las instalaciones en operación, que no han sido –ni son hoy-- ejemplares al atender a la gente, ni por mucho.

Fue al terreno de 45 mil metros cuadrados donado por Pancho Uribe, en el norte, que reúne todas las especificaciones. Lo condujo la alcaldesa Karla Córdova, quien fue insistente en las precisiones de la construcción a iniciar presuntamente a mitad de febrero próximo.

Robledo Aburto dijo que “será una realidad”. Ya finaliza la protocolización para recibir las escrituras del terreno, ya se destacó la coordinación entre Federación, Estado y Municipio y observó que “nos tomó tiempo, vimos varias opciones porque IMSS tiene una normatividad muy estricta en cuanto a dónde se deben de construir los hospitales y, en este caso, se reúnen todos los requisitos”.

Entonces ¿Por qué Zoé no quiso precisar fechas? Otra vez la duda. Qué desaliento.