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Estas líneas...

+ Primero los partidos, luego los candidatos; el “yo sigo” del PRD al PAN; MC será fundamental para la alianza; el “naranja” tiene la opción de dos mujeres guaymenses; el “Puente Metropolitano” que nunca existió

GUAYMAS, Son. – Hubo 10 partidos nacionales en la elección de 2021, flor de un día algunos, y no varía mucho la cifra de los que volverán en 2024.

A raíz del comenzar a “moverse” sugerido por sus dirigencias estatales, ya hay quienes sienten derecho a una representación y hacen sus jugadas.

Pero en charla con conocedores siempre la conclusión es, primero precisar si va la alianza PRI-PAN-PRD y cuál lleva mano en qué; luego, si se sumará Movimiento Ciudadano, porque Dante Delgado, dueño de la franquicia nacional, trae pleito con Alejandro “Alito” Moreno acusándose mutuamente de vendidos.

Enseguida, saber del pastel a repartir, porque en eso sí coinciden partidos y ciudadanos, Morena es enemigo a vencer y, si la oposición juega sola, su probabilidad de triunfo es mínima. Crece si MC ayuda.

Al trasladar a lo local la circunstancia en evolución, se percibe choque de ideas a limar en lo inmediato, para no llegar a mayores pues, si bien el PRI es segunda fuerza política en Sonora, en lo nacional lo es el PAN y allá resuelven.

Lo que se desea para lo local, es que el debilitado PAN de Gildardo Real lleve mano y la ejerza, se dijo, con Rogelio Sánchez de la Vega, pero el PRD de Joel Ramírez ya envió el mensaje: no pudieron el 2021, seguimos nosotros.

Resta ver si la propuesta en la mira del sol azteca, Jesús Saldaña, le mete las ganas (tiempo, dinero y esfuerzo) que Rogelio está dispuesto a entregar, para intentar por la alcaldía lo que dos veces el contratista no ha podido en el 04 Distrito Electoral Federal.

El PRI aparentemente no “pinta”, pero estaría encantado con Rogelio, amigo de muchos tricolor, entre ellos el muy popular y reconocido “Borrego” Gándara, quien le atraería mucho apoyo.

Decíamos, si MC va con esta alianza, lo decidirán en CDMX y enviarán la señal a Hermosillo, donde comenzará el insomnio de Manuel Scott, el chavo coordinador estatal, pues si sentaran a los dos en mención, no podría resolver entre talentos existentes sus siglas desde antes de su espontánea aparición.

Principalmente dos mujeres guaymenses con capacidad sobrada y labor social nutrida.

Una, Carla Neudert, operadora de Toño Astiazarán en el Ayuntamiento de Hermosillo, en el impulso a las energías limpias que le han dado reconocimiento incluso mundial a la labor del alcalde también exportado desde Guaymas.

Neudert sería “dueña” de MC en el puerto, a través del dirigente local Julio Saldate, quien hace por su causa apropiándose de una especie de Cámara de Comercio-Bis en San Carlos, además de aparecerse en las juntas de Leonardo Rodríguez Gutiérrez en ese paraíso, para agradar a la comunidad extranjera y grupos sociales sumados al rescate de tanta herencia nociva heredada por autoridades señaladas por léperas e ineptas que, dicen, ya se fueron.

Otra, Reyna Cristina Benavides, reconocida activista por los derechos de la mujer, como le reconoce el emeceísmo su ejercicio como secretaria de Asuntos Ambientales de la Comisión Estatal, desde donde hace tarea útil, como hace en este municipio contra el problema de la violencia intrafamiliar. Por su profesión, también es titular de Asuntos Jurídicos en la Comisión Municipal.

Reyna es hija del abogado Cuauhtémoc Benavides, profesional de innegable presencia social, a quien el partido naranja nombró a principios de 2022, coordinador operativo estatal en lo jurídico.

Ya comentaremos que pasaría con un Partido del Trabajo (PT), venido a menos al alejarse Rodolfo Lizárraga tras su sueño frustrado de 2021; o el Partido Verde, cuyo jefe casero, Daniel Cardoso, perdió tierra al aceptar su inclusión en la nómina estatal.

Otras siglas desaparecieron por sus escasos votos; una sufrió el agregado de malas compañías; siglas que vienen no han llegado. Queda tiempo para ir descifrando el transcurrir cotidiano.

EL PUENTE METROPOLITANO

Señala información de un medio local que el Puente Metropolitano se está cayendo y, haya o no inexactitudes, lo expuesto por la nota es el reflejo de la corrupción que lo tiene en esas condiciones.

En principio, no es Puente Metropolitano, sigue siendo el Puente Douglas que ideó en lejano ayer el ferrocarril Suroeste de Estados Unidos, hoy Union Pacific, dueño de Ferrocarriles Nacionales de México tras su venta hecha por Ernesto Zedillo, el expresidente luego aparecido como directivo y accionista.

La cifra manejada en la inversión se acerca. Dos años seguidos se presupuestó la obra y, los dos años, desapareció en los laberintos contables del Gobierno del Estado el pasado sexenio.

El proyecto fue diseñado y donado por un experto del Consejo Guaymas 21, grupo de empresarios guaymenses, pero la rumorología palaciega acusa que lo cobró el pasado titular de Sidur, Ricardo Martínez Terrazas, quien también se las ingenió para desaparecer unos 86 millones de pesos producto de la gestión hecha por la entonces diputada Susana Corella, aprobados por el Congreso federal y enviados por la Secretaría de Hacienda a Sonora, cuyo gobierno los puso en manos del señor Martínez de quien hoy, ni contralorías ni ministerios públicos se acuerdan.

Solo se dio una “mano de gato” para permitir el tránsito vehicular en la bonita ruta de 2 kilómetros que une a Guaymas y Empalme a través de la compartida bahía.

Así que no es el puente Metropolitano. No existe tal. Pudo existir, pero esos a los que ya se les acabó lo impidieron y, aunque –se supone—ya se han ido, el efecto de sus desmanes persiste.