+ Escándalo por arribo de buque ruso; el puerto dice que trae fertilizante, pero analistas mundiales afirman que es diésel; este miércoles se sabrá si estamos en líos con EEUU; el abuso contra migrantes en carreteras de Sonora; Caborca, una película de violencia criminal
GUAYMAS, Son.- Leí la nota informativa de “El Financiero” y me sentí una especie de Daniel Craig cuando indagué sobre ello.
Hace una década escribo sobre el arribo de buques con fertilizante para la agroindustria de Sonora y Baja California. La información fluye en la concesionaria del movimiento marítimo comercial de altura hoy llamada Asipona, o Administradora del Sistema Portuario Nacional.
Pero resulta que el cargamento rutinario de cada 3 o 4 meses procedente de Europa, viene esta vez en un buque tanque ruso. Y, pues, para occidente, todo lo ruso debe ser malo.
Agregue usted que una consultoría internacional dijo a diario aliado de Bloomberg, que la nave cuya travesía inició en un puerto de nombre impronunciable, viene cargada de diésel.
Comenzó la especulación y se hizo el escándalo, pues eso contraviene acuerdos de la Unión Europea que intentan obligar a los rusos a bajarle unas rayitas a sus tentáculos extendidos a Ucrania, escenario de la guerra de moda.
En síntesis, el buque Loukas I, navega ya en aguas nacionales y arribará a Guaymas al mediodía de este miércoles. Un día antes del tiempo estimado, lo cual habla bien del capitán y su tripulación, pues operar un barco de este tipo cuesta entre 30 mil y 40 mil dólares diarios.
Trae nitrato para una empresa (ojo) norteamericana que hace 10 años fue convencida de establecerse en el recinto portuario guaymense y sus instalaciones incluyen tanques receptores del producto mientras se reenvía por carretera y vía férrea a los espacios sonorenses y bajacalifornianos donde la agricultura es ejemplar.
Contacté con el experto jefe de Comercialización de Asipona, Guillermo Von Borstel, y se mostró extrañado del manejo informativo en varios países.
Negó, por supuesto, saber de algún complot internacional que aprovecha este comercio para cambiar la mercancía y violar reglas, lo cual metería en problemas a México ante países rectores del orden mundial.
Entonces, lo que se descargará desde este miércoles por la tarde del Loukas I, es fertilizante, no diésel, no derivados del petróleo ruso. No percibe el puerto trama alguna que indique una intriga internacional de penetración rusa tipo James Bond.
Eso sí, la idea podría prender y nuestros destacados cineastas estarían camino a entender que, en Guaymas, hay material suficiente para llevar a la pantalla aventuras de héroes combatiendo a mafiosos que controlan mercados mundiales.
Y de paso, tomar también el tema del fentanilo, pues hace tiempo ronda la especie de que esta droga mortal llega por toneladas a esas instalaciones y por eso la violencia en Sonora.
Sea lo que fuere, Guaymas vive otros tiempos y así como la autoridad Municipal anuncia obra tras obra, gestión tras gestión –cuyo avance salta a la vista--, así ahora los operadores del comercio internacional nos metieron en una trama espectacular. Al menos por promoción mundial, no quedará.
No estará de más, sin embargo, que la Secretaría de Marina y su brazo armado, la Armada de México, informe a los mexicanos este miércoles, que llegó el buque tanque ruso, que no trae diésel y que muestre imágenes del producto que finalmente será descargado en esta terminal marítima que está en plena expansión, para reexpedirlo a sus destinos programados.
Y si trae diésel, con más razón. Pero deben hacerlo los compradores del producto. Esperamos.
EL ABUSO CONTRA MIGRANTES
Hace un mes comenté la aventura de una turista de Arizona que viajó en un autobús de conocida línea de origen regional –expandida, por cierto, a todo el Noroeste del país y parte de Estados Unidos--, y vio a varios sujetos de preocupante presencia abordar la unidad buscando algo, con desarmadores en sus manos. Se dijeron policías federales, sin identificación.
El reportero nogalense Sergio García, confirmó más tarde haberlos visto allí por Ímuris.
Este martes, escuché atento el video de Héctor Ibarra, reportero de Zeta, el medio tijuanense fundado por el recordado Jesús Blancornelas.
Tocó el tema porque viajaba en un autobús de esos y vio lo mismo. Le partió el corazón ver el rostro de una pareja y su pequeña a las que se acercaban los tipos y descubrió de qué se trata: esquilman a migrantes. Descaradamente los bajan del camión o los llevan al baño y luego de despojarlos se retiran.
Lo vuelven a hacer otros sedicentes policías más adelante. Y más adelante. No pueden defenderse.
El gobierno federal está dejando hacer eso tan común en los regímenes corruptos que combatió y combate aún, el presidente López Obrador, pero intolerable hoy que el respeto a los derechos humanos es uno de los principales pregones de la autoridad.
Los sujetos están en retenes espontáneos aquí y allá por todas las carreteras. Es fácil hallarlos.
LA IMPARABLE VIOLENCIA
Caborca recuperó su tradicional liderazgo en violencia que mancha la imagen de Sonora.
Volvieron las balaceras con víctimas inocentes, ejecuciones y desapariciones.
Pero la Perla del Desierto alcanzó esta semana titulares mundiales por la acción de película de un elemento de la Policía Municipal para salvar su vida, cuando dos sujetos intentaron secuestrarlo en su casa y se defendió. Los abatió. Dos presuntos sicarios más que esperaban fuera, prefirieron huir.
Hoy en redes se aplaude al agente y su valiente acción defensiva, pero con ella se puso en la mira de quien ordenó su secuestro.
En cualquier país de respeto, los responsables de la ley actuarían para protegerlo. Yo creo que México es un país de respeto.