+ Recuerdan a Cárdenas y la expropiación petrolera; el STPRM, ni rastros del ayer; Patronato de Bomberos, descuidado; grave el IMSS, y la 4T obligada a defender la inexistente atención danesa
GUAYMAS, Son. – La histórica manifestación del pueblo mexicano bajo el liderazgo de Lázaro Cárdenas, volvió a recordarse este martes y nunca debe olvidarse.
No fue un recordatorio como antaño, cuando el gremio petrolero podía defenderse gracias a su poderosa organización sindical; cuando autoridades lanzaban discursos incendiarios sobre la justicia social y cómo elevaban el nivel de vida de los trabajadores; y cuando terminaba un evento para continuar con celebración en medio de la mexicana alegría.
Pero se resaltó la importancia de tener conciencia y ser valientes, en la obligación de cuidar los recursos naturales del país para beneficio de los mexicanos. Olvidar eso es un atentado contra nuestra soberanía y perderla, llevaría a una lucha más dolorosa que hace 87 años.
En el busto de la calle 10 se conmemoró el aniversario LXXXVII –87, para quienes no tuvieron tan buenos maestros como la generación previa-- de la Expropiación, organizado el evento por el Ayuntamiento y se colgaron de la agenda, la empresa nacida del sacrificio de México, PEMEX, y el Sindicato de Trabajadores, tan venido a menos.
Recordar ese pasado de gloria es grande. Se atrajo la respuesta del gobierno de Cárdenas a la ambición del trasnacionalismo empresarial, negado a acatar un fallo de la Corte Suprema a favor de los trabajadores, explotados por el capitalismo rampante cuyos estragos son terribles cuando rompe equilibrios por su inconciencia social.
La expropiación se anunció el 18 de marzo de 1938 y las petroleras extranjeras desafiaron al estado mexicano en un mal momento para ellas: ocupaba la silla presidencial un hombre cabal, líder valiente, consciente de su papel en un momento de definición para la nación mexicana.
Fue un sentido acto cívico. Asistieron lideres obreros como Gregorio Otero, Gilberto Hernández, Octavio López, Lupita Pacheco, Crystal Nereyda, Aarón Orduño, Bernabé Galindo… pero nada parecido al ayer de figuras cuyo desempeño dignificó resultados del sindicalismo, donde resaltaba el nombre de Oscar Ulloa Nogales.
Lo hicieron también Víctor Contreras, Abundio Vargas y otros de similar rango, pero el golpe salinista impulsor del neoliberalismo hizo difícil la tarea a Ramón López Meza, Pilar García, hasta pulverizar esfuerzos de Soraya Velderráin, impedidos hoy hasta para apoyar el reclamo de trabajadores por el servicio médico y asistencial negado por la paraestatal impunemente. Los primeros dieron lustre a aquella fortaleza, que incluía, por cierto, el apellido Lucero, hoy en el directorio de representantes nominales.
Empalme también lo conmemoró. El alcalde Luis Fuentes Aguilar destacó la valentía de Cárdenas, sembrando en la mente de cientos de estudiantes asistentes al acto cívico, el antecedente y consecuencia de la trascendente decisión.
BOMBEROS: PATRONATO FLOJO
Hace décadas, directivos de Cámara Junior –hoy en retiro—donaron un inmueble de la colonia Independencia al Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Guaymas, donde se estableció en 2016 la Comandancia Sur.
Fue un comodato mientras protocolizaban el traspaso, para facilitar la atención a emergencias en el sur de la ciudad, principalmente en la zona industrial de la que se adueñaron los sardineros.
Pasaron años y ese organismo social ha debido formalizar nuevos protocolos para responder exigencias de pagar prediales, servicios y cuanto implique enfrentar a burocracias recaudadoras.
Avisaban al Patronato y no respondían. Debieron notificar la reversión del acuerdo para que respondieran y sólo así respondió el presidente del Patronato, Miguel Torres Rubio. Ya retoma la gestión --tarda ya 10 años-- para formalizar el donativo.
Viendo la bronca por el tardado paso –¿Eso se llama procrastinar? —, el presidente del Patronato agradeció “el buen gesto de los integrantes de la Cámara Junior para fortalecer cada vez más a Bomberos de Guaymas”.
EL ENFERMO IMSS
A don Arturo, su médico familiar le prescribió análisis químicos en la Unidad de Medicina Familiar del IMSS y ordenó mantener su tratamiento de enfermedades crónico degenerativas propias de la edad. Le dejó claro, no faltar a la cita en el laboratorio y volver a su próxima consulta.
Comenzó el viacrucis: no había, como es cotidiano, medicina suficiente; debe volver en una semana, o dos, según lo que pueda lograr el director de la UMF ante la Delegación Estatal. La opción para no interrumpir su tratamiento es comprarla y llenar un formulario para recuperar el gasto, para lo cual el IMSS tardará 45 días a partir de aprobar ese egreso.
Luego, volver dentro de 34 días –la medicina entregada es para 28 a 30—y presentar el resultado del laboratorio. No podrá esto último. La cita para examen químico es en 42 días; su médico esperará otros 34 o más días, ese resultado. Es decir, unos 70 días para conocer como estaba su salud el viernes anterior, para ratificar o modificar su tratamiento.
Mariel Martínez, joven eficiente y actual delegada del IMSS en Sonora, venía a arreglar eso, pero nada ha logrado. Debe estar asustada ante el tamaño del monstruo que enfrenta.
Y derechohabiente está inerme. La opción al alcance no es recomendable para la salud de los funcionarios de alto nivel, escondidos detrás de los apenados e impotentes trabajadores que sí dan la cara.
Porque en el plano nacional, el director Zoé Robledo es inalcanzable para el director local que no puede pedirle más personal, mobiliario y equipo moderno –viera las antigüedades con las que trabajan—, pues se la pasa anunciando atención tipo danesa y construcción de hospitales por todos lados, algunos de los cuales 6 años después siguen en el aire.
Es el caso del Hospital General de Zona No. 4, inaugurado aquí en 1959, una ruina cuando finalizó el pasado siglo, saturado, por eso en 2019 el Robledo hijo de un priísta derrotado cuando quiso gobernar Chiapas, anunció que este y 5 más en Sonora serían sustituidos y dotados de nuevo equipo. Lo sigue diciendo, mil veces… y nada.
Con cuanto orgullo anunció entonces el diputado federal Heriberto Aguilar este logro de gestiones conjuntas. Hoy, una reelección de diputado y una elección para senador después, sufre la pena ajena de defender esta causa que al IMSS parece no importarle.
El senador por sonora no debiera caer en esa trampa de los reporteros, cuando le preguntan, casi de guasa, cuándo construirán este hospital, para –ruborizado, hasta eso—responder lo mismo.
Ese hospital estaba en el paquete anunciado en 2019 por 4,060 millones de pesos. El mentiroso director ha venido varias veces a Sonora, incluso estuvo en Guaymas y confirmó cada vez que “ya merito”, “ya casi”. Y tampoco apareció en el presupuesto como no aparece desde el anuncio celebrado junto a responsables de la Salud que encabezó Enrique Claussen en el sexenio de su ahora enemiga política Claudia Pavlovich.
El año pasado, “Pinocho” Robledo reiteró la cercanía de ese hospital. Si lo construyen en 2027 o 2032, está bien, pero no hay nada hoy. Recibo, a propósito, fotos de Zoé anunciando proyectos similares en Coahuila y otros estados, donde los resultados son los mismos. Qué gacho.
También encontré una copia que me hizo llegar mi admirado amigo Jorge Enríquez Valle, de la carta dirigida al IMSS, entonces dirigido por el priísta José Antonio González, por la CTM cuando la dirigía Gregorio Alvarado Sánchez, en 2015. Reclaman la tardanza del nuevo hospital, porque el actual –lo detallaron desde 2006--, no cumplía las expectativas del sector obrero. Y nada.