Humanistas señalan el error de la justicia texana
DALLAS, Tx., 11 de Noviembre de 2010.- Hace 10 años, la justicia de Texas ejecutó a un reo mediante inyección letal, acusado por robo en una licorería en el condado de San Jacinto, donde asesinó a Allen Hilzendager en 1989.
Claude Jones, de 60 años, fue enjuiciado y declarado culpable por la evidencia aportada tras análisis de cabellos recogidos en el mostrador de la tienda, que lo ligaban al homicidio.
Hoy, estudios de ADN revelan que no pertenecía a él un cabello mostrado como prueba definitiva en su contra. El resultado de los exámenes desacredita las pruebas que lo llevaron a la ejecución y ahora el planteamiento es que Texas aplicó la pena de muerte a un hombre inocente.
El bisemanario Texas Observer publica este jueves los resultados de los exámenes de ADN, luego de que la publicación y abogados del Proyecto Inocencia, orientado a combatir errores en la aplicación de justicia, ganaran una batalla legal para realizar los análisis, que no habían sido desarrollados aún en 1989, cuando Jones fue procesado y sentenciado.
En el juicio en su contra, un especialista testificó que “bajo examen de microscopio el cabello sería similar al de Jones, pero indicó que otras personas podrían tener cabello con las mismas características”.
Eso bastó para dar fin al proceso. El 6 de diciembre de 2000, un día antes de su ejecución, Jones pidió posponer la aplicación de la sentencia, de forma que el puñado de cabello pudiera ser sometido a exámenes de ADN, pero le fue negado por el entonces gobernador de Texas y hoy ex presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Una década después, el Texas Observer y el Proyecto Inocencia inició una batalla legal para obligar a las autoridades del Condado de San Jacinto a entregar la evidencia de cabello a fin de someterla a exámenes de ADN, lo cual logró en junio pasado cuando un juez ordenó entregarla y al examinarlo, el cabello pertenecía a la víctima del crimen, Allen Hilzendager, propietario de la licorería.
"Una ciencia forense no confiable y un revisión totalmente insuficiente después de la condena, costó a Claude Jones su vida", dijo un miembro de la institución, quen afirmó que si las pruebas de ADN se hubieran llevado a cabo antes de su ejecución, Jones todavía podría estar vivo hoy, como ha sucedido con unos 20 reos sentenciados a la pena de muerte en todo Estados Unidos.