+ Así lo admite el Primer Ministro tras el desastre que devastó grandes zonas
TOKIO, Japón, 18 de Marzo de2011.- El gobierno japonés ha tneido que admitir que se siente abrumado por la magnitud del desastre provocado por el temblor al que siguió un tsunami la semana pasada, que hasta ahora presenta un saldo mortal de unas 10,000 personas.
En este momento los nipones han aceptado la ayuda estadounidense para estabilizar su infraestructura de energía nuclear, al aumentar la calificación de gravedad de su accidente de 4 a 5 en una escala internacional de siete puntos, en lo que el país occidental tiene experiencia a partir de su incidente de la isla Tres Millas en 1979. Expertos nucleares decían que Japón subestimaba la gravedad de su crisis nuclear, pero este viernes el primer ministro la calificó de "muy grave".
La Escala Internacional de Accidentes Nucleares define el nivel 4 como un caso de consecuencias locales y el nivel 5 como otro de consecuencias más extendidas.
Hidehiko Nishiyama, de la agencia de seguridad nuclear de Japón, dijo que la calificación fue elevada cuando las autoridades advirtieron que por lo menos el 3% del combustible en 3 de los reactores en la planta Dai-ichi de Fukushima resultó gravemente dañado, pues habría filtración de radiactividad en el ambiente.
"La dimensión sin precedente del terremoto y el tsunami que sacudieron a Japón, hablando francamente, están entre muchas cosas que sucedieron que no habían sido previstas por nuestros planes de contingencia", admitió el secretario del gabinete Yukio Edano.
"Viéndolo retrospectivamente, podríamos haber evaluado un poco más rápidamente la situación para coordinar toda esa información y suministrarla de manera más expedita", dijo.
El primer ministro Naoto Kan instó al pueblo a unirse con la arenga de que "reconstruiremos Japón. Todos debemos compartir esta determinación", en un mensaje televisado a la nación, y calificó la crisis como "una gran prueba para el pueblo japonés".
En el complejo averiado, cuadrillas militares de bomberos siguieron rociando de agua las unidades del reactor por segundo día, en un intento desesperado por impedir que el combustible se recaliente y despida niveles peligrosos de radiación.
"Todo el mundo, y no sólo Japón, depende de ellos", dijo un oficinista de Tokio, Norie Igarashi, sobre los equipos de emergencia que trabajan en medio de elevados niveles de radiación en el complejo.