México, D.F., 31 de marzo 2011.- La propuesta hecha recientemente por el gobernador de Chihuahua, César Duarte, respecto a enrolar en el ejército a los jóvenes mexicanos que actualmente no estudian ni trabajan, fue rechazada por el PRD, pues aseguran que su iniciativa carece de humanismo al condenar a las nuevas generaciones a ser carne de cañón en la estrategia del gobierno federal en contra del crimen organizado.
Dicho plan, que busca hacer obligatorio el que los llamados ninis cumplan con tres años de servicio militar es en sí mismo un planteamiento deleznable que no puede ser considerado como una alternativa a la inactividad productiva e intelectual en la que actualmente se encuentran más de 5 millones de hombres y mujeres menores de 25 años a los que gobiernos priistas y panistas les han negado oportunidades reales de desarrollo desde la instauración del neoliberalismo en 1982.
Tal parece que al PRI no le bastó con presentar una iniciativa de reforma laboral retrógrada que condena a la clase trabajadora a ser objeto de vejaciones y violaciones por parte de las empresas contratantes, que según los planteamientos priistas tendrán el derecho de establecer contratos por tiempo limitado por medio de empresas de outsourcing con las que pretenden evadir responsabilidades laborales y fiscales.
Con la propuesta de César Duarte, el PRI se convierte de facto en cómplice de la política económica seguida por Felipe Calderón que tanto dice criticar, pues no promueve la creación de empleos reales ni tampoco abate el problema de la deserción escolar, y a nuestro entender sólo se presenta como una alternativa al cada vez más arraigado fenómeno de la traición de militares que diariamente se enrolan en las filas de los cárteles de la droga.
Lo que se necesita para poder paliar el grave problema de desempleo juvenil es hacer inversiones cada vez más importantes en materia educativa, incluida la construcción de más planteles educativos como las preparatorias y universidades públicas del gobierno del Distrito Federal; ofertar materias y planes de estudio acordes con las actuales necesidades económicas y sociales del país y brindar verdaderas oportunidades de desarrollo laboral a los recién egresados de dichas escuelas.
Los millonarios gastos en publicidad que Felipe Calderón eroga cada año para tratar de lavarse la cara, así como los recursos que los gobernadores priistas desvían de las arcas de sus gobiernos para invertirlos en las campañas políticas de sus candidatos en tiempos electorales, bien podrían servir para crear los miles de puestos que se necesitan para darle viabilidad al proyecto económico que reclaman las actuales generaciones de desempleados.