Entre 2 y 4% de la población padece un trastorno psiquiátrico llamado obsesivo compulsivo (TOC) que se manifiesta con ideas o imágenes repetitivas de contenido absurdo para la persona que lo sufre, por ejemplo la contaminación por microorganismos, la preocupación por temas religiosos o sexuales.
El TOC es el cuarto más frecuente en la demanda de servicios psiquiátricos y su falta de atención puede ocasionar discapacidad, pérdida de empleo, alteración de relaciones sociales e interpersonales.
En algunas personas los síntomas de la enfermedad empiezan alrededor de los 10 años y en otras, entre los 20 y 30 años.
Una característica de las obsesiones es que son pensamientos muy angustiantes que consumen una gran cantidad del día de quien las sufre, y conducen a las compulsiones, es decir, conductas repetitivas o rituales mentales para disminuir la angustia provocada por las obsesiones o evitar el acto temido.
En entrevista, la coordinadora de la Clínica de Trastorno Obsesivo Compulsivo y Trastorno del Espectro del Instituto Nacional de Psiquiatría, Cristina Loyzaga Mendoza, explicó que las personas que sufren de TOC no realizan los actos temidos porque no son voluntarios, pero tienen un miedo excesivo de hacerlo.
Por ejemplo, dijo, el temor a enfermar de Sida por tocar la puerta de un baño público. Aunque sabe que es imposible, no puede abandonar ese pensamiento y evita su uso, incluso acercarse y, en caso de que accidentalmente lo toque, o a una persona que estuvo en contacto con el baño, se lava las manos de manera ritualizada, es decir, de la misma forma, muchas veces, con el mismo tipo de jabón, con cloro o sustancias desinfectantes, a tal grado que se causa dermatitis y otros daños.
Otro ejemplo es la obsesión de contenido agresivo, es decir, la idea de aventar a su hija de la escalera, y aunque sabe que no lo va a hacer porque la quiere, empieza a alejarse de ella y de la escalera, reza de forma particular y siempre en un lugar.
La especialista comentó que la persona con TOC tarda hasta siete años en acudir al médico aun cuando está consciente de que su comportamiento es anormal, pero retrasa la atención por el miedo a que la consideren loca, y con frecuencia llega también con depresión.
Los estudios internacionales muestran que el embarazo es “la gota que derrama el vaso” para que se desencadene el TOC, pero también influyen la genética, alteraciones neuroestructurales, bioquímicos (en el neurotransmisor llamado serotonina), de crianza o neuropsicológicos con errores de pensamiento.
Mencionó que el tratamiento específico es la combinación de fármacos con terapia cognitivo conductual, para ayudar al paciente a controlar los síntomas, prevenir recaídas y reintegrarlo a su vida social, ya que esta enfermedad es incurable.
En algunos casos se ha encontrado que los padres de quienes sufren TOC tienen un trastorno de personalidad obsesiva, que se caracteriza por puntualidad excesiva, meticulosidad, problema para delegar actividades, trabajo en exceso e inflexibilidad en sus reglas éticas y morales.
En México, 70% de quienes padecen esta enfermedad lo desconoce y, por lo tanto no está en tratamiento, “ignora que estos pensamientos desagradables, absurdos y angustiantes son causados por alguna enfermedad mental, y cuando encuentran información, tienen miedo a acudir al psiquiatra por el estigma”.
Pero esta enfermedad es como cualquier otra y es atendida por el psiquiatra. En el Instituto Nacional de Psiquiatría, detalló, se cuenta con la Clínica de Trastorno Obsesivo Compulsivo, en la cual la persona recibe atención integral.
El tratamiento es de largo plazo, con medicamento durante uno o dos años, si en ese tiempo se eliminan los síntomas y la persona se recupera, se evalúa la conveniencia de retirarlo de forma paulatina o por completo, porque en 90% de los casos es crónico y en 10% se trata de un solo episodio.