CULIACÁN, Sin., 22 de septiembre de 2024. – La semana terminó con una de sus jornadas más violentas en esta capital, confirmándose un saldo de al menos 10 personas sin vida.
Este domingo, las autoridades contaron 10 muertos en los enfrentamientos derivados de la disputa interna entre facciones de Ismael “El Mayo” Zambada y los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán, conocidos como “Los Chapitos”, por el control del territorio.
Balaceras en la concurrida zona de Tres Ríos, uno de los núcleos comerciales y habitacionales más importantes de Culiacán, provocaron pánico entre la población y quienes se hallaban en la Plaza 4 Ríos, cerca de los tiroteos, buscaron refugio en los establecimientos cercanos.
El sábado amaneció con el reporte a las 5:20 horas, del primer cuerpo sin vida en la carretera Costerita, un hombre robusto que mostraba evidencias de tortura. Una hora después, a las 6:30, otro cuerpo estaba en la maxipista Culiacán-Mazatlán, cerca de la caseta de cobro de Quilá. Yacía boca arriba, con un sombrero colocado sobre el rostro y heridas de bala en el cuerpo.
Durante el día sumaron 5 cuerpos más, maniatados, en el norte de Culiacán, lugar donde ya ha habido varios asesinatos en fechas recientes. Las víctimas también tenían sombreros colocados en sus cuerpos, lo que define una firma de los criminales.
El punto máximo de la violencia llegó por la tarde, en la tranquila zona de Tres Ríos, conocida por sus residencias y áreas comerciales. Una intensa balacera se inició a las 16 horas cuando civiles armados atacaron a fuerzas de seguridad que repelieron el ataque. Los militares buscaron a los agresores dentro de la plaza 4 Ríos, en medio del terror de los presentes que buscaron refugio en las tiendas y otros se retiraban presurosos.
La fuerza llegó a un inmueble donde los agresores se atrincheraron y en la operación, el Ejército evacuaron a 7 civiles que estaban, 6 adultos y un bebé. Tres presuntos sicarios fueron abatidos y uno detenido. Dos elementos del Ejército resultaron heridos y reciben atención médica.
Las autoridades locales permanecieron en silencio hasta las 18 horas, cuando el gobernador Rubén Rocha Moya emitió un comunicado sobre los enfrentamientos. Rocha se encontraba en la Ciudad de México cuando estalló la violencia, donde hacía gestionaba el refuerzo de las fuerzas federales ante la creciente ola de violencia.
La violencia que azotó a Culiacán este 21 de septiembre refleja la feroz disputa que divide al Cártel de Sinaloa, en la disputa por el control de las lucrativas rutas del narcotráfico y el dominio de las operaciones delictivas en la zona, donde la población ha quedado atrapada.
Ante el incremento de la violencia, el gobernador anunció la llegada de 600 efectivos del Ejército Mexicano para reforzar la seguridad en la entidad, parte de dos batallones sumados a las fuerzas ya desplegadas en el estado, en un intento por restaurar el orden en las calles de Culiacán y otras zonas afectadas.
Sinaloa es un estado de ubicación estratégica en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y ha vivido en la violencia desde hace muchos años, vinculada directamente a la actividad del Cártel de Sinaloa. La actual pugna interna solo exacerba una situación que ya era crítica.
En esos años, las autoridades no han tenido éxito en sus estrategias para combatir la inseguridad en la región, que van desde operativos militares hasta crear cuerpos policiales especializados. La complejidad de la estructura criminal en Sinaloa, sumada a la enorme influencia económica y social del cártel, ha dificultado los avances en materia de seguridad.