México, D.F., 4 de marzo 2012.- La presunta profecía maya del fin del mundo es una idea absolutamente occidental, arraigada en la más profunda creencia judeocristiana de un tiempo lineal y teleológico, ajena al pensamiento maya antiguo, consideró Erik Velásquez García, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.
La única inscripción que contiene una referencia futurista a diciembre de 2012 es la vertida en un texto jeroglífico conocido como Monumento 6 de Tortuguero, donde se refiere que se completará el 13 baak’tuunes, descubierto por arqueólogos desde hace ya varias décadas en las ruinas del sitio arqueológico conocido con el mismo nombre, en Tabasco, subrayó.
La Cuenta Larga y los baak’tuunes
Fue una de las dos culturas de Mesoamérica que utilizaron el sistema calendárico de la Cuenta Larga. Lo hicieron de manera constante hasta el año 909 d.C., y les sirvió para computar días de forma lineal, ininterrumpida, como un ciclo que no tiene ni principio ni fin, que es eterno, explicó el investigador universitario.
Asimismo, precisó que ese método tiene segmentos destacados, cuya duración es de cinco mil 125 años, y de acuerdo a las concepciones mayas antiguas, al llegar a ese lapso en el calendario de la Cuenta Larga, se completan 13 baak’tuunes.
El término baak’tuun alude a un lapso de tiempo cercano a los 400 años, para ser precisos, 144 mil días, “aunque es preciso decir que baak’tuun es un término que fue inventado a principios del siglo XX por los mayistas, pues el jeroglífico que designa a ese periodo aún no había sido descifrado entonces. Hoy sabemos que su nombre antiguo era en realidad pik”.
Fue el 13 de agosto de 3114 a.C., el momento en que en la Cuenta Larga se llegó a los 13 baak’tuunes ó 13 piks, una fecha mítica totalmente, en la que los mayas antiguos pensaron o pensaban que inició la creación o el ordenamiento del mundo vigente. Siguió su camino y su ritmo y lo que tenemos en diciembre del 2012 es que nuevamente llegaremos a completar otros 13 baak’tuunes o piks, es decir, realmente es un aniversario o jubileo de la creación, enfatizó.
Monumento 6
La inscripción 6 de Tortuguero no contiene ninguna profecía del fin del mundo, cambio de conciencia, alineación con el centro de la galaxia, ni nada de esas ideas que se le atribuyen, reiteró el investigador del IIE.
“Está rota, fragmentada, es un texto incompleto que, sin embargo, conserva muchos jeroglíficos. La inscripción perteneció a un edificio del siglo VII que ya no existe, pues muchos vestigios de Tortuguero fueron destruidos por la explotación de minas de arena, aunque las autoridades mexicanas rescataron lo que pudieron y se llevaron la mayor parte al Museo Arqueológico de Villahermosa”, abundó.
Erik Velásquez detalló que la inscripción fue ordenada por un gobernante maya del siglo VII, llamado Balam Ajaw, y conmemora la consagración de un templo en el año 669 d.C., que asoció con la fecha futurista, esa de diciembre de 2012, porque era un aniversario de la creación, y en el pensamiento maya antiguo se usa el mismo verbo (pat, ‘formar’) tanto para construir edificios, como para crear ciclos calendáricos.
“Es decir, el templo no sólo se edificó, sino que en las ceremonias de consagración se le asoció con el momento de la creación de 3114 a.C., a través de su jubileo o aniversario, que sería cinco mil 125 años después, es decir, en 2012”.
La profecía
“Este proceso de involución y evolución, este movimiento perpetuo puede ser el significado más profundo del antiguo jeroglífico de Mesoamérica para el movimiento, que tiene lugar dentro del corazón del hombre, de sí mismo. Sin duda, la validez de México místico debe encarnar esta verdad universal”, se lee en la página 283 del libro Mexico mystique: the coming sixth world of consciousness, (México místico: la llegada de la sexta era de la conciencia), escrito por Frank Waters, donde presuntamente explica la profecía maya del fin del mundo.
En los años 70, explicó Velásquez, este escritor estadounidense New Age se enteró de la existencia de la inscripción del Tortuguero y comenzó a fantasear.
“Por analogía con las ideas de los mexicas sobre los Cinco Soles Cosmogónicos, lo que hizo Waters fue mezclar este dato con lo interpretado en el Monumento 6 de Tortuguero y pensó que era la fecha en que se llegaría a una especie del final del Quinto Sol a través de un cataclismo, amalgama que también mezcló de una forma nada académica, sino completamente ecléctica, con las ideas futuristas que encontró entre los hopis del suroeste de Estados Unidos, para armar una especulación que desembocaría en diciembre de 2012, con el supuesto final de nuestro mundo”.
El epigrafista universitario explicó que el pensamiento New Age ha heredado esa idea apocalíptica y le ha dado formas que no tenía antes, atribuyéndoles a las antiguas civilizaciones no cristianas directrices que son ajenas a ellas.
Lo que tenemos ahora, a partir de la obra Frank Waters y toda la literatura de esa corriente, es una explotación comercial de este fenómeno, que no habla nada del pasado, pero sí mucho del presente y de nosotros mismos como sociedad occidental, reiteró.
Entonces, esa profecía es una invención, ajena al pensamiento de la cultura maya y enraizada en una concepción del tiempo occidental (de origen judeocristiano), creada en 1975 por Waters, recalcó.
“Hay muchas personas que son cautivas de estas ideas contemporáneas, que necesitan creer y que son caldo de cultivo para que esas ideologías tengan éxito a nivel comercial, y hay otro grupo que se aprovecha y hace series de televisión, escribe best sellers, construye refugios subterráneos antinucleares, donde cada individuo puede librarse del fin del mundo por 50 mil dólares”, concluyó.