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Jornada sangrienta en Hermosillo: mueren 4

HERMOSILLO, Son., 5 de Agosto de 2019.- Las armas de fuego detonaron en toda la geografía capitalina sonorense, cuando la delincuencia organizada reflejó diferendos mayores y dejó cuatro personas muertas con disparos de armas de fuego.

Los ataques comenzaron con la muerte de un elemento de la Policía Municipal que laboraba como escolta del titular de Tránsito, y terminó con un caso exhibido en todas las redes a lujo de detalle, cuando un sujeto ingresó a un restaurante de moda en céntrica dirección, extrajo un arma corta y disparó en dos ocasiones a quemarropa sobre un comensal que era acompañado por dos mujeres.

Luego del homicidio ocurrido esta noche dentro del restaurante del poniente de la ciudad, se montó un operativo coordinado por los tres niveles de gobierno junto a la Guardia Nacional, informó la Secretaría de Seguridad Pública.

Atrajo mucho la atención este último crimen, registrado a las 19:50 horas dentro del restaurante Ballpark, en bulevar Colosio, donde fue ultimado Sergio Alberto "N", quien había participado en varios acontecimientos que le llevaron a prisión. Testigos dijeron que el agresor fue un joven, quien se retiró a bordo de un sedán con rumbo al oriente.

El ahora occiso purgó una condena de tres años por delitos contra la salud, en el Centro de Reinserción Social en Ciudad Obregón. Además, fue detenido el pasado 5 de octubre de 2018, junto a varias personas armadas durante operativo ante a la ejecución de un elemento de Policía Municipal de Hermosillo y puestos a disposición de Fiscalía General de la República.

Antes, a las 14:30 horas, José Antonio Zepeda Rodríguez, comandante de la Policía Municipal de Hermosillo fue ejecutado en su domicilio ubicado al sur de la ciudad, por hombres armados que llegaron a bordo de un vehículo al domicilio en la cerrada Villa Azueta, donde dispararon contra el elemento policíaco en repetidas ocasiones.

Otras dos personas perdieron la vida en distintos hechos y uno de ellos tenía una cartulina encima donde se amenazaba a los “chapulines” y atribuían el hecho criminal a una banda del crimen organizado.