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El "voto comprado" del PRI y PRD

CD. DE MEXICO.- El candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador no ha sabido perder.

Por eso exigió un recuento de votos bajo la declaratoria de fraude electoral. Pero al repetirse el conteo y refrendarse el triunfo de Enrique Peña Nieto, con unas décimas de más para el mexiquense y unas de menos para López Obrador; éste insiste en descalificar el proceso electoral ya que para él la democracia solo existe si resulta ganador.

Ahora el tabasqueño trae otros hilos de donde agarrarse para descalificar el proceso electoral como es la “compra de votos” del PRI y PVEM. Sin embargo, esa denuncia es sobre algo muy relativo y hasta subjetivo, pues en tiempos electorales todos los partidos reparten utilitarios entre los posibles electores en busca del voto. Además, el voto es secreto y los que lo emiten son mayores de edad.

Sin embargo AMLO y sus seguidores sólo consideran la compra de votos en otros partidos, en este caso PRI y PVEM; no así en el caso del PRD que también sigue esa práctica de regalar utilitarios, tarjetas del transporte público del gobierno del DF, despensas, playeras, gorras y materiales de construcción.

Además ¿cómo se puede medir que un voto fue comprado si el sufragio es secreto y en la elección de presidente con la diferencia de 7 puntos porcentuales, millones de mexicanos votaron unos por AMLO y otros por Peña Nieto?

Impugnar la elección por los “votos comprados”  carece de sentido si consideramos que en tiempos electorales todos los partidos políticos y sus candidatos regalan artículos a los posibles electores en espera de tener su voto.

Aunque es un hecho que en la práctica un regalo no es igual a un voto. Pues la gente se sirve de la secrecía del voto para cruzar la boleta como mejor le parezca. Esa es una realidad que tratan de no ver los candidatos; y cuando pierden suponen fraude, en vez de dar por sentado que no cuentan con el número de simpatizantes que creían o les hacían creer asesores y encuestas. 

Por otro lado, en las leyes electorales no existe la figura “voto comprado” como causal para anular el sufragio y menos la elección; toda vez que es algo muy subjetivo el considerar que a alguien se le compró su voto cuando recibió un regalo.

Porque nadie ve al elector cuando cruza la boleta y porque los ciudadanos no son menores de edad. En tanto que no hay denuncias ante la Fepade de ningún ciudadano (del 38% de electores del padrón electoral en todo el país que votó por Peña Nieto) que haya denunciado que fue coaccionado u obligado a emitir un voto a favor de un candidato que no era de su preferencia.

Que López Obrador diga que los votos a favor del candidato de la coalición PRI-PVEM fueron comprados representa una afrenta para todos aquellos mexicanos que decidieron por una opción que no es el tabasqueño.

En este contexto la pregunta para los marchistas y lo que gritan fraude es ¿por qué sólo los mexicanos que votaron por AMLO lo hicieron por su voluntad y el resto no?

Si los ciudadanos que votaron por Enrique Peña Nieto denunciaran que fueron amenazados y obligados a votar por el PRI-PVEM, la cosa cambiaría para bien de López Obrador. Pero ese no es el panorama desafortunadamente para él; Por el contrario, los que votaron por el candidato mexiquense no se ven arrepentidos ni victimizados, sino celebrando el triunfo.

No hay votos comprados. Los presentes son parte de la cultura proselitista mexicana. Todos los partidos regalan, mucha ciudadanía recibe, y cada elector vota por quien quiere; de ahí la pluralidad política que se ha ganado a lo largo de casi dos décadas.

Periodo extraordinario para aprobar Reformas Fiscal y de Seguridad

Los priistas consideran seriamente solicitar la apertura de un periodo extraordinario de sesiones antes de que finalice la LXI legislatura, sería para agosto, a fin de dejarle el terreno planchadito al nuevo presidente, Enrique Peña Nieto, en lo que se refiere a la aprobación de las reformas Hacendaria y de Seguridad, y de ser posible la Laboral.

El periodo extraordinario le conviene al PRI porque con las renuncias al interior del PRD se sumaron a las fracciones parlamentarias del tricolor los diputados Norberto Nazario, Emilio Serrano, Dina Herrera y Ana Luz Lobato; con lo cual la bancada del PRI en San Lázaro alcanzó 244 legisladores. Los que sumados a los aliados de Verde que son 22, dan la cifra 266 legisladores, con lo que el tricolor alcanza la mayoría simple (251) para sacar adelante ciertas reformas.

En el caso de aquellas reformas que de acuerdo a la ley requieren de las dos terceras partes para ser aprobadas, las negociaciones se ve que pueden ser fluidas con la fracción del PAN de la LXI legislatura, pues se trata de políticos afines al presidente Felipe Calderón, quien ya tiene un acuerdo con el próximo jefe del ejecutivo para que su salida sea “digna” y “decorosa”.

Bajo ese panorama de relajación política en esta legislatura que concluye se tienen aseguradas negociaciones que conlleven a la culminación de las reformas estructurales que están pendientes en el Congreso y que no han salido por falta de voluntad política y de destreza en la negociación.