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Nombramiento incómodo

GUAYMAS, SON.- Nunca habíase visto tal controversia al nombrarse un funcionario municipal, como hoy se ve por esa magistral jugada política, o error fenomenal según la óptica, de escoger a Héctor Hernández García como contralor municipal.

Hay aristas varias sobre el paso que llevó al puesto a quien tanto afectó al PAN en campaña –y hay más, que ya reciben premios en la nómina municipal--, pero Librado Navarro no se anda por las ramas y desde su silla de regidor espeta que solo se pagan las deudas de campaña.

Bueno, la política, para quien le entiende, tiene muchas explicaciones, extrañas a la visión común. Lo que no tiene vuelta de hoja, es el carácter del aludido contralor, de quien es sabido, a donde llega crea problemas.

Largo es su curriculum de presuntas corruptelas, complicidades, puñaladas por la espalda y todo lo que implique dar uso a su inteligencia manifiesta, que lamentablemente aplica para complicar la vida de los demás. Su habilidad llega a tanto que estaría cobrando como aviador en el IMSS desde hace 4 años, en perjuicio del erario y de la tronada –pues cómo no, con esas cosas-- institución.

Pero el PAN marcó su rayita. Manda el mensaje al alcalde recién desempacado: no cuentes con nosotros. Se lo dijo Javier Peralta y el “grillo” Valenzuela, lo cual secundan Librado Navarro y hasta la aparentemente inofensiva Karla Córdova, quien llega al Cabildo por ese sinuoso camino iniciado en el PRI –habría sido síndico si hubiese ganado Carlos Zaragoza en 2009— precisamente en el equipo de Otto Claussen, seguido en el PAN cuando creyó que el tricolor moría, y en el PANAL cuando el limbo político generado por errores azules volvió difuso el camino.

Bueno, hasta Carla Neudert, institucional como es, pidió no dar brincos en un suelo tan parejo, al explicar su presencia en el Cabildo. Hacer cosas en lo oscurito fue color de identidad de César Lizárraga y ya ve usted.

El caso es, el señor Hernández no tiene amigos. Eso no es bueno. La estrategia claussenista de que un partido ajeno cuide las manos de los funcionarios podría no dar resultados, pero no afectará su camino, pues el contralor ciudadano es una figura prometida que cristalizará cuando se cumpla el marco legal, es decir, proponerlo, aprobarlo, crear reglas y lanzar convocatoria. Prometer es para cumplir y Claussen cumple, no tengan duda. Y entonces, el señor Hernández se irá.

De paso, que placer saludar a los hermanos del alcalde, Enrique y Gustavo, de presencia continua en el puerto, para apoyar, solidarios, al hermano que cumple su sueño de ser alcalde pero en una época donde pareciera, se ha sacado la rifa del tigre.

 Por otra parte, siguen pendientes nombramientos y que lío ha sido escoger jefe policíaco, pues el interés del sur de Sonora es meter su cuchara para ejercer control acabando con la práctica usual del consenso entre el alcalde y el gobernador, que implica escoger a ese funcionario.

Hay 15 nombres, dijo el alcalde. Pero no son tantos los que pueden con el paquete. Algunos solo le apuestan a su amistad con él, pero eso no sirve como curriculum.

Pero llama la atención la disputa de un cargo aparentemente modesto: la presidencia del Instituto de Festejos. No se vaya con la finta. Sin dar cuentas a nadie, maneja millones de pesos por pachangas y borracheras, por lo cual la sociedad siempre desconfía de ellos, así que el alcalde tiene la palabra si se quiere prender la luz sobre el camino de esos cuantiosos recursos. (Tomado de EXPRESO)