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Mala carretera, mal desarrollo

GUAYMAS, Son.- No había advertido hasta dónde afecta una vía de comunicación mala, hasta que la senadora Claudia Pavlovich Arellano me envió un comunicado donde anuncia que retoma su lucha por mejorar las carreteras sonorenses, con la variante de que ahora lo hace por todas las del país.

Es que sin carreteras buenas, el desarrollo se da a medias y hay cifras entre organismos del primer mundo sobre ese freno perjudicial para todos, cosa difícil de entender en un país donde tener una buena carretera es un lujo con IVA y toda la cosa.

El punto es que doña Claudia busca garantizar que el 30 % de los ingresos por cuota de peaje se destinen al mantenimiento y conservación de las rúas. Presentó una iniciativa para reformar y agregar reglas a la Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal.

Lo hace no solo para que nuestro auto no caiga en un bache y sufra daños en su estructura –que por cierto, nadie nos paga—, sino para incentivar la competitividad y frenar los accidentes fatales

También exige, y sabe cómo hacerlo, que ante el incumplimiento de los concesionarios para garantizar seguridad, comodidad y calidad, se faculte a la Secretaría de Comunicaciones y Transporte a disminuir costo del peaje en tramos deteriorados.

Si eso sucede, “se tendría un sólido incentivo para que los concesionarios mantengan en óptimas condiciones las autopistas”, dice la legisladora, quien no olvida otros problemas que nos causan los concesionarios, como “las demoras operacionales y los riesgos derivados de los índices de siniestralidad y rugosidad superficial de cada autopista”.

¿Ve? Es difícil de entender. Quienes nos venden bienes o servicios nos tienen acostumbrados a darnos lo que les da la gana y quienes deben apoyarnos para exigir, no saben o no quieren, por eso la calidad no es nuestra característica como país y no podemos vendernos bien al exterior.

Una buena carretera permitirá un buen transporte, atraerá turismo; eso generará empleo, ya ocupada, nuestra gente no pensará en irse a actividades ilícitas y la seguridad nacional será fortalecida. Es un todo que notaremos cuando el país se ponga las pilas, y el país somos todos, no solo los legisladores cuya labor no siempre se cumple porque quien vota por ellos los olvida y los deja en manos de grupos o colores.

Dice la senadora de amplio futuro en Sonora, que los concesionarios cobran por 425 millones de cruces al año, o sea unos 23 mil millones de pesos, pero sólo en 2011 hubo 29 mil accidentes con 5 mil defunciones y 32 mil lesionados.

No duda en culpar a “las deficientes condiciones de seguridad, comodidad y calidad de las carreteras federales”, lo cual además reduce competitividad. La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, donde México presume presencia, dice que una infraestructura carretera deficiente “puede frenar en un 5% el crecimiento de la economía y dañar a la industria, el turismo, el comercio y al mercado agroalimentario en un 35%”. De ese tamaño el problema.

Hay lista de tramos “negros”. Uno de los 10 más peligrosos, es el Obregón-Hermosillo, según el Instituto Mexicano del Transporte. Pero además, la SCT y CAPUFE ven cada día más siniestros, por ejemplo en el tramo Estación Don-Nogales, con 21% de incremento.

El problema es la falta de mantenimiento. Doña Claudia dice que la inversión del rubro apenas llega al 13% de los ingresos, muy por debajo del estándar internacional. Y de pilón, les siguen autorizando alzas en el peaje.

Tienen razón los automovilistas, transportistas y organismos empresariales que se quejan. Pero si entendemos el drama que implica una mala carretera, doña Claudia tendrá éxito y nosotros nos veremos muy beneficiados. Nosotros, somos el país. El país somos todos. (Tomado de EXPRESO)