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Qué clase de peleadores

GUAYMAS, Son.- Marcos Geraldo Vs. Manuel Fierro. Aquella noche de verano de 1976, la Arena Coliseo de la Calle Diez lucía hasta el tope.

Y no era para menos, encabezada función de postín Marcos Geraldo, la máxima figura del boxeo casero de la época y el mejor peleador que ha parido Guaymas libra por libra, en todos los tiempos.

Apenas cuatro peleas en el puerto y el espigado peleador había  conquistado el gusto de los exigentes aficionados. Enfrentaba al bajacaliforniano Manuel Fierro, un recio y durísimo peleador de la cuadra de Nicolás Rodríguez, avezado promotor cachanilla, en tanto Geraldo peleaba para Luis Renato Villegas Maytorena, el promotor non de Guaymas.

Las filas eran largas para adquirir un boleto, a pesar de que las taquillas se habían abierto temprano. Allí estaban ya, cómodamente sentados los gachupines muebleros, grandes aficionados al deporte de fistiana.

En la puerta, don Félix, el afamado policía de la época apodado “El Sarampión”, porque dicen le encantaba pegarle a los niños, hacía de las suyas con la chamacada; Beto Condés y compañía, eran los jueces y vestido impecable, fiel a su costumbre Armando García Aburto, el réferee, arribaba en esos momentos; pantalón negro, camisa blanca y moño negro al cuello.

Comienza la pelea y desde el campanazo inicial ambos peleadores de peso medio comenzaron a soltar candela; Marcos Geraldo lucía como un auténtico peso mosca en la división de los 72.400 kilos, mientras que Fierro parecía que golpeaba con eso, con fierro.

A eso del quinto asalto ambos combatientes lucían los estragos de la pelea, cortes en ambas cejas. No había ni a quien irle. Geraldo sacó la mejor parte en el quinto asalto, pero en el sexto el bajacaliforniano tuvo tremenda reacción y en el séptimo la afición observó el round de pie, aplaudiendo a raudales.

Los dos sangraban profusamente de nariz y cejas.

Marcos había tomado la decisión, de común acuerdo con su cuerpo técnico, de no salir al octavo llamado, pues estaba severamente dañado, cortado, muy lastimado.

Pero Manuel Fierro le ganó el jalón y desde su esquina levantaron la toalla roja, porque así estaba de tanto limpiarle la sangre y de esa forma se consolidaba el casero como el máximo ídolo de la afición de Guaymas.

A eso de las dos de la mañana y como si nada hubiera pasado, ambos peleadores eran atendidos en el Hospital Municipal de Guaymas. Al hospital pues, fueron a parar.

Marcos Geraldo y Manuel Fierro dieron una de las mejores peleas de la historia dentro del boxeo guaymense y después de 35 años, nadie, absolutamente nadie le ha llegado a los talones en cuanto a calidad y entrega, a pesar de no haber sido campeón del mundo, aunque como dijo la Nana Goya; eso, es otra historia.

Decir Marcos Geraldo era decir lleno hasta los topes y garantía de espectáculo.

En una de sus defensas en el puerto, don Luis Villegas, el comisionado de sancionar la pelea titular y un servidor fuimos a cenar y la clásica, fuimos a parar con las chicas de San Vicente. Ya era pasada de la una de la mañana.

A la media hora de haber arribado al lugar, miramos a un tipo totalmente ahogado en la barra. Ni traten de adivinar, era Marcos Geraldo. En calidad de bulto fue subido a la caja del pick-up de don Luis, lo llevamos al hotel donde se hospedaba el Comisionado y tras varios cafés, Geraldo reaccionó y se durmió.

En el segundo asalto ganó por nocaut y me dijo el Comisionado; “que clase de cabrón es el marcos”.

Fue sembrando de nocauts el cuadrilátero de la Coliseo, hasta que fue a México por el título nacional de peso medio y en cuatro asaltos puso de cara a las lámparas al “Petrolero” Joaquín Macías para arrebatarle el cetro, el cual expuso y defendió cuantas veces le dio la gana, hasta que se internacionalizó.

La grandeza de Marcos Geraldo no tiene comparación; en un mismo año noqueó al campeón nacional de peso semicompleto David “Macetón” Cabrera y se fue de lleno contra el monarca nacional completo Arturo “King Kong” Díaz. A este, le dio ventaja de unos 50 kilos.

Pero ninguno le aguantó su demoledora pegada. Campeón nacional medio, semicompleto y completo, cayeron bajo sus puños. Simple y sencillamente, era otra cosa.

Luego de que enfrentó a Ray “Sugar” Leonard, platiqué con él. En el cuarto round de la pelea lo conectó fuerte a las regiones blandas y si no es porque Marcos lo abraza, se desploma.

Pudiste noquearlo, ¿porqué no lo hiciste? le dije.

Sonrió y señaló: “no salgo vivo, estábamos en Las Vegas, con las apuestas 10-1 a favor de Leonard y además, él era el del show.

Peleó aquí con Leonardo “Chino” Bermúdez, al que rápido fulminó y mi sinaloense amigo al término de la pelea me comentó: “me pegó un jab entre nariz y ojos, como si hubiera sido un marro, ya la derecha ni la sentí”.

Dos veces noqueó al chileno Renato García; una en Mexicali y la otra, en Guaymas.

Husmeando entre recortes de periódicos y fotografías, encontré varios de este peleador, de Marcos y me dio por hacer la presente colaboración. Sólo por eso.

Y es que hace poco tiempo platicaba con David Arellano sobre los campeones mundiales de paja que existen en la actualidad, creo que con una docena de organismos. Campeones mundiales con 15 peleas. Por favor, que falta de seriedad, campeones los del Consejo Mundial y de la Asociación Mundial de Boxeo.

Entre tanta mediocridad, sólo se salvan “El Pacman” Manny Paquiao y “La Guerrera”. Presentar como un terrible noqueador al “Canelo”Alvarez es idea vendida por Televisa. El Chamaco ni para cargarle las maletas a “Mantequilla” Nápoles o a Carlos Palomino. Campeones de verdad, como el mismo Julio César Chávez o el “Finito” Rábago.

Lo mismo pasa con el sinaloense Julio César Chávez Jr. Es más malo que el agua de la llave.

Gracias, de todos modos.