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Calderón se despojó de la banda con dolor

Peña juró respetar la constitución

A partir de las 8 de la mañana integrantes del Movimiento 132 comenzaron a llegar a las inmediaciones de la Cámara de Diputados, aproximadamente se reunió un grupo de 200 jóvenes que comenzaron a lanzar piedras, palos y petardos sobre las vallas de seguridad que se levantaron en la esquina del Palacio Legislativo de San Lázaro, en avenida Eduardo Molina y calle Zapata. Los granaderos repelieron con gas mostaza.

Los accesos al recinto fueron cerrados en ese momento y desde el Palacio de Justicia, aledaño, al recinto de San Lázaro, se abrió la ruta prevista en caso de emergencia; desde donde accedieron sólo quienes portaban el gafete que expidió el Congreso.

Al interior de la Cámara baja, los 500 diputados, 128 senadores e invitados especiales comenzaron a llenar el salón del pleno para la ceremonia del cambio de poderes, que sí se realizó en San Lázaro, como parte de un acuerdo político entre los siete grupos parlamentarios, luego de desencuentros con el bloque de la izquierda.

Las protestas al interior, pancartas y gritos

Las advertencias del PRD, PT y MC de que esta ceremonia no sería un día de campo para los priistas y en particular para el presidente electo, Enrique Peña Nieto, se cumplieron con actos de protestas desde sus curules.

Mismas que se dirigieron principalmente contra el presidente saliente, Felipe Calderón. Al que le gritaron espurio y borracho.

Una gran pancarta colocada a un costado del salón criticó la guerra contra el narco del presidente Calderón. La leyenda: imposición consumada y la imagen de una cruz, en referencia al saldo de más de 60 mil muertos.

Contra Peña Nieto, se mostraron dos carteles: Uno con el símbolo y nombre de las tiendas de autoservicio Soriana y otro con la leyenda: Candidato de Telenovela; presidente de ficción.

Al ingresar por la puerta principal, Calderón aprovechó para mirar detenidamente y por minutos la fachada del Palacio Legislativo

Acompañado por una comitiva de cortesía legislativa que encabezó el diputado panista José González Morfín, el presidente saliente, Felipe Calderón, ingresó al Palacio Legislativo de San Lázaro por la puerta principal.

Su andar fue pausado, demasiado pausado. Como por equivocación luego de haber cruzado las rejas que dan a la calle, y habiendo pisado ya el recinto de las leyes, cambio de dirección rumbo a la salida otra vez. La comitiva lo siguió confundida; una vez en el umbral, el mandatario michoacano viró de nuevo.

Entonces siguió su andar con gran parsimonia, retrasando el momento de la entrega de la banda presidencial. Hasta se detuvo frente a la fachada, donde está el símbolo patrio del escudo nacional, y se quedó mirándolo unos minutos. Algo comentaba con la comitiva de cortesía, mirando el escudo, la fachada y el majestuoso palacio legislativo antes de ingresar al salón de sesiones.

Esta sería su segunda y última visita al Palacio legislativo en su calidad de primer mandatario. La primera vez, hace seis años, cuando rindió protesta y entró por la puerta trasera.

Al ingresar al salón del pleno, los legisladores del PRD, PT y MC no le perdonaron al michoacano, ni en los últimos minutos de su gestión, el haber “robado” supuestamente la elección presidencial.

Por lo que fue recibido por éstos con una lluvia de billetes falsos, y gritos de espurio y borracho. Una vez en el pódium, los petardos improvisados hechos con las botellas vacías de agua que se dispusieron en las curules también le llegaron a centímetros de la cara.

En tanto, para los panistas esta fue una entrada triunfal, porque lo hizo por la puerta delantera; y lo recibieron con entusiasmo y coros de ¡Felipe! ¡Felipe! ¡Felipe!

Con paso veloz ingresó Peña Nieto al recinto de San Lázaro

Tras el presidente Calderón, ingresó el presidente electo Enrique Peña Nieto, quien fue recibido por la comitiva legislativa de cortesía que encabezó el diputado Rafael Moreno Cárdenas.

Ingresó a paso veloz; tanto que las diputadas acompañantes tuvieron que correr para alcanzarlo. Una vez en salón de sesiones, los aplausos al interior del recinto arreciaron y entonces comenzó la salutación a los legisladores, quienes se arremolinaron para estrechar la mano del presidente electo.

Cambio de la banda presidencial

Ante la posibilidad de una toma de tribuna, el PRI tomó sus previsiones, por lo que desde el inicio de la sesión un escudo de legisladoras priistas se apostó en las escalinatas que conducen al pódium de la Cámara de Diputados.

Las críticas del bloque de izquierda para retirarlas no se tomaron en cuenta y las legisladoras permanecieron ahí, todas vestidas igual, ropa negra y un reboso rojo.

Una vez en el estrado ambos presidentes, inició la segunda etapa de la ceremonia. La primera, los posicionamientos políticos de las siete fracciones parlamentarias; en los que el PRI, PAN, PVME y NA respaldaron el gobierno de Enrique Peña Nieto, lo mismo que el PRD, que destacó la apertura del partido para iniciar un diálogo con el presidente, sin dejar de mantener la crítica y vigilancia del buen mandato de gobierno.

El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Jesús Murillo Karam, solicitó la banda presidencial al mandatario saliente, quien se despojó de la insignia con dolor, y una vez en sus manos, la besó y entregó.

Quizás no hubo ensayo al respecto, por eso Murillo Karam, no supo o recordó que correspondía a él, en su calidad de presidente de la Cámara de Diputados, colocarle la banda al presidente entrante. Y por ello se la dio en las manos.

El mandatario mexiquense se la colocó por sí mismo y entonces el jefe de la escolta presidencial, detrás del presidente se acomidió y ayudó a colocarla.

Ya envestido con la banda, Enrique Peña Nieto, protestó como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, recitando el juramento de ley:

 “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande".

Entonces se entonó el himno nacional para concluir la ceremonia protocolaria del cambio de poderes. En las curules de los diputados del PRI y PVEM se montó un letrerito con la leyenda # Nos Une México.