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"Paisanos", víctimas

GUAYMAS, Son.- Los prestadores de servicios de San Carlos, como otras regiones sonorenses, esperan que ahora sí, desde 2013, los recursos que aportan derivados del impuesto al hospedaje, vayan al lugar que deben ir, la promoción.

Sin promoción no hay nada, lo prueba este año de poca afluencia de visitantes derivado de causas varias, pero fundamentalmente de la falta de dinero para promover el destino, pues ya es sabido por todos, las cifras se entregaron al Ayuntamiento y ocurrió lo que ocurre cuando gente deshonesta maneja dinero.

La intención es que en 2013 el impuesto lo capte el Gobierno Estatal, para retirar la tentación de los Municipios, done las penurias crónicas hacen resbalar a los tesoreros.

De allí, se retornará al punto de origen para que el esfuerzo realizado signifique apoyo a favor de eso precisamente, promoción, por eso trabajan duro los prestadores de servicios, pues dejar en el aire el manejo implicaría uso discrecional, en perjuicio de los turisteros.

Los diputados y las autoridades estatales, tienen ahora la bola en la mano para dirigir el adecuado uso, y evitar se repita la diablura cometida en Guaymas con sumas millonarias que permanecen perdidas.

Será interesante ampliar el tema con Eduardo Lemmen Meyer y demás gente que hace lo cotidiano en San Carlos, este sábado, cuando Perla García sea anfitriona de la Feria del Camarón, tradicional evento que nadie debe perderse.

Paisanos ¿bienvenidos?

Santoclós se acerca y con él, los mejores deseos de todos, para que seamos felices y tengamos lo necesario para convivir con nuestra gente en el mejor ambiente posible.

Las autoridades crean todo tipo de programas para apoyar a los ciudadanos en tránsito o aquellos que buscan bienes y servicios, pero sobresale por sus dimensiones y objetivos el programa “Paisano”, una gran tarea que involucra a todos.

Policía y Tránsito en cada plaza advierten a su gente bajarle una rayita, dos, tres, las que sea, porque no se debe abusar de los compatriotas que arriban a visitar familia, en ese receso posible luego de su aventura por la supervivencia, con todos los riesgos que implica estar fuera de casa. Los alcaldes anuncian lo suyo y los gobernadores igual. El presidente usualmente se posa en una frontera donde advierte que no se les debe tocar.

En sus autos el problema es menor, pero cuando cruzan en transporte público, enfrentan la estructura genial existente.

Si Enrique Peña Nieto llega a Nogales, espero que anuncie sanciones a quienes tienen un sistema de captación de recursos –eso es crimen organizado--, donde toman parte el maletero, el celador, el chofer del autobús, el encargado de guardia y comerciantes disfrazados de pasajeros.

Cruzar la frontera en transporte público es estar dos horas en “la línea” en espera de revisión, mientras los oficiales se desocupan. Si no tienen ocupación, no importa, dos horas es suficiente para ablandar a cualquiera en el calorón o frío, y terminan pagando por dejarlos pasar.

Si el semáforo encendió en verde, no importa, no funciona eso para el transporte público. Así que el viaje del usuario, no solo significa trámites de cruce fronterizo, sino la obligación de aportar --¿aliento al contrabando?—al margen de traer o no productos que no pagarán impuestos.

Si vamos a poner orden en las carreteras mexicanas y las ciudades visitadas por los “paisas”, queda en el nivel presidencial comenzar en las fronteras, donde las malas mañas prevalecen.